La Agencia de Información y Control Alimentarios (AICA) ha recibido sendas denuncias de supuestas infracciones en los sectores de carne de pollo y caqui.
Por un lado, la Unión de Pequeños Agricultores (UPA) denuncia ante esta agencia, dependiente del Ministerio de Agricultura, a la cadena de distribución minorista DÍA por vender carne de pollo por debajo de los costes de producción.
Por otro, La Unió de Llauradors de la Comunidad Valenciana denuncia la renegociación a la baja unilateral por parte del comercio del contrato de compra-venta de caqui, suscrito en su día con el agricultor, e incluso la no recogida de todo el volumen de fruta apta cosechada en campo que figuraba en el mismo.
Para UPA, la cadena DÍA, «está haciendo ofertas temerarias para dañar a los productores" y, al respecto, envío ya la documentación a la AICA para denunciar a la multinacional de supermercados DÍA, alertando también de ello al Ministerio de Agricultura.
El motivo, es que esta cadena está poniendo en práctica una "política de acoso y derribo" al sector productor de pollo.
Según esta organización, "DÍA está bajando el precio de la carne de pollo en sus lineales, una práctica, que constriñe a los avicultores y desvaloriza este producto ante el consumidor, atacando al sector productor por varios flancos".
"A la lista de máximos accionistas de DÍA (todos extranjeros y encabezada por un conglomerado ruso de empresas de inversión) no le importa en absoluto el sector productor de pollo de España", advierten desde UPA, haciendo hincapié en el alto volumen de empleo que la avicultura genera en nuestro país.
Por eso, esta organización agraria ve necesario que la AICA "dé ejemplo con su sentencia" para desanimar al resto de grandes distribuidoras e industrias.
Además, insisten en que "urge reformar la Ley de la Cadena Alimentaria para evitar que sigan produciéndose casos como éste y, así, proteger la seguridad alimentaria de nuestro país".
Incumplir contrato
Por otro lado, LA UNIÓ de Llauradors ha detectado que algún comercio está incumpliendo el contrato de compraventa de caqui, suscrito en su día con el agricultor, y pretende ahora renegociar el precio e incluso no recogerle en el campo toda la fruta apta para la comercialización existente en la parcela.
Esta organización agraria trasladó ya a la AICA, la necesidad de que inicie los controles e inspecciones requeridos para comprobar, por un lado, que existen contratos por escrito y, en este caso concreto, por otro, que se cumple su contenido en la compra-venta de caqui, de acuerdo con lo establecido en el apartado 1 del artículo 12 de la Ley 12/2013, de 2 de agosto, de medidas para mejorar el funcionamiento de la cadena alimentaria.
Según La Unió, algunas empresas realizan una presunta renegociación de lo pactado en contrato y, concretamente, en el precio a pagar al vendedor de la producción de caqui.
En uno de los casos denunciados se indica que, aunque en el contrato firmado el precio a pagar por parte del comprador es de 0,27 /kg, se le insta al vendedor a que si quiere que se le recolecte la fruta debe aceptar el precio de 0,18 /kg y, aún así, no se le recoge la totalidad de la fruta apta para la comercialización existente en la parcela.
A juicio de LA UNIÓ, se trata de una amenaza intolerable para que ceda el agricultor, ante la presión de comprobar cómo la fruta corre el peligro de echarse a perder por exceso de madurez.
Esta organización ya denunció en el inicio de campaña que existían pocas operaciones de compras y que la mayor parte eran mediante la fórmula conocida en el sector como "a resultas" o "a comercializar".
Denunció los hechos a la AICA, quien transmitió que iba a realizar las comprobaciones oportunas para detectar posibles incumplimientos.
La Unió señala, además, que la cosecha de caqui de esta campaña se sitúa en unos parámetros normales, tras la catastrófica campaña pasada. Las estimaciones preveían unos 400 millones de kilos, un incremento notable sobre la anterior, que tuvo una producción anormalmente baja, pero apenas un 3% superior a la de 2017 que fue de 385 millones de kg.
El sector coincide en que la fruta es de muy buena calidad y tiene un calibre ideal para que no haya excesivos destríos que al final pudieran provocar que los ingresos, aunque con precios relativamente buenos, fueran ruinosos.
También se observa, según La Unió, un aumento de la demanda tanto en el mercado estatal como europeo o mundial, con lo que ante un aumento del consumo y de unas producciones normales, sería lógico pensar que los precios a percibir por el agricultor fueran mejores. Lejos de ello, concluye esta organización, se han desplomado de forma inexplicable.