Sí, ya es una realidad, por fin existe una marca de calidad con parámetros de control y reglamentación al amparo de la Administración. Vaya lo que ha costado... ¡ Marededeusenyor ! Al ser esto del tomate valenciano un vasto mapamundi por explorar, sólo han entrado un par de subtipos bajo la marca paraguas 'CV' (Conformidad y Validación): "masclet" y "blanca". Esta marca tiene como objetivo la protección de productos agrarios y agroalimentarios del ámbito territorial de la Comunitat Valenciana. Se han quedado fuera bastantes joyas tomateras que venimos cultivando los valencianos desde tiempos de Maricastaña, y que tienen nombre propio y entidad, como por ejemplo: Mutxamel, la tomata pebre (por su forma), Quarentena, Rosada d'Altea... Pero por algún sitio había que empezar a construir la casa. Entre otras cosas porque los agricultores valencianos llevan más de 200 años intercambiando cromos en forma de semillas, seleccionando, mejorando, haciendo que sus tomates, nuestros tomates, sean más sabrosos y aromáticos que los de cualquier otro rincón de la tierra. Salvador Soler, investigador del Grupo de Conservación y Mejora de Variedades Tradicionales de Hortalizas del COMAV-UPV, es la persona que está detrás de todo esto. Primero, como impulsor en 2020 de 'l'Associació de Productors i Comercialitzadors de la Tomata Valenciana', y ahora liderando varios proyectos de investigación desde dentro de la asociación, junto a una veintena de productores. El 8 de marzo presentaron los papeles, y el 20 de marzo tenían aprobada la marca. La Administración no nos tiene acostumbrados a tanta agilidad. Desde aquí mi enhorabuena a los responsables de ambas partes. Seguramente se estarán preguntando... ¿Paco, y del tomate del Perelló no vas a hablar? A ver, el tomate del Perelló no está en esta historia porque no quiere. Sus tomates se venden solos, son unos cracks del marketing, pioneros en la comercialización, bla, bla, bla... Pero esto de la 'Tomata Valenciana' es más grande, es una marca para defender y controlar todo buen tomate cultivado en Valencia, ya sea en l'Horta Nord, Sud, La Ribera, Camp de Turia o en Los Serranos, siempre bajo una normativa y certificación. Disponer de esta distinción va a permitir de una puñetera vez proteger la singularidad del producto, evitando competencias desleales y facilitando su identificación en los lineales. Que me perdonen los señores de la cooperativa del Perelló, pero si no son capaces de admitir a los tomates del Mareny de Barraquetes en su club ¿Cómo van a formar parte de esta asociación? Son especiales, como sus tomates, riquísimos. Pero sepan que las dos variedades o subtipos que comercializan con gran éxito, una de ellas es híbrido de blanco y masclet, cuyo origen está en Catarroja; y la otra variedad, proviene del tomate rosado de Altea. Hace un par de semanas, nos indignamos por el desembarco en el puerto de Valencia de miles de toneladas de arroz redondo que se va a comercializar a través de marcas muy valencianas, en supermercados todavía más valencianos. Tampoco podremos evitar que sigan entrando trailers de tomate de Almería y Murcia en empresas y cooperativas valencianas; ni cubas de vino de la Manchuela durante la vendimia en Utiel-Requena; ni que se empleen chufas de Sudán para elaborar horchata envasada en tetrabriks con alegorías de rajoletes valencianes. El tomate valenciano es un producto con enorme arraigo en nuestra tierra. Hay que aprovechar las oportunidades que nos brinda la naturaleza y, junto a personas hábiles, generar riqueza, ya sea con el tomate o con cualquier otro producto autóctono. Ustedes perdonen, pero somos un renglón del verso libre de Pep 'Botifarra': "La naranca nase verde, el tiempo le da color, pero el que nase quelipollas, no lo madura ni Dios." @pacolonso