De Bruselas a Córdoba , con el gas pimienta aún en el ambiente y el mensaje intacto. Miles de agricultores y ganaderos europeos - unos 18.000 , según las estimaciones de los convocantes- se manifestaron este jueves el centro político de la Unión Europea para advertir de que la reforma de la Política Agraria Común (PAC) y el nuevo marco presupuestario comunitario «ponen en riesgo la alimentación de Europa». Entre ellos, una amplia representación cordobesa , con delegaciones de COAG y Asaja , que regresan con un balance claro: la protesta ha sido masiva, pero la preocupación es aún mayor. La secretaria provincial de COAG Córdoba, Carmen Quintero , explica que la jornada transcurrió con normalidad hasta el tramo final, cuando se produjeron cargas policiales y el uso de gas pimienta para dispersar a los manifestantes. «En principio ha ido bien, pero al final ha sido un poco más caótico», resume. Más allá de los incidentes, Quintero sitúa el objetivo de la movilización en un punto muy concreto: el rechazo frontal a la reforma de la PAC que se está negociando en Bruselas. «Es una reforma nociva que atenta contra el principio básico con el que se creó la PAC, que era garantizar alimentos de calidad a la ciudadanía europea», señala, subrayando que el problema no es pedir más dinero, sino frenar un recorte continuado de presupuesto y de objetivos. «Cada vez ha ido perdiendo más poder para cumplir su función principal: que agricultores y ganaderos puedan vivir de su trabajo». Desde COAG, el foco se amplía a la política comercial de la Unión Europea y, especialmente, a los acuerdos con terceros países. Quintero denuncia una «doble moral» que exige a los productores europeos altos estándares y una creciente carga burocrática mientras permite la entrada de productos de fuera «sin controles efectivos en frontera ». «No estamos jugando con las mismas reglas del juego», advierte, alertando de que esa desigualdad está mermando la productividad y empujando al cierre de explotaciones. En Bruselas, recuerda, se han dado cita representantes de cuarenta organizaciones agrarias de los 27 países de la UE , una muestra de que el malestar es generalizado. En la misma línea se pronuncia el presidente de Asaja Córdoba Fernando Adell , que atendía a este periódico ya de noche, con la manifestación aún activa. «La concentración ha sido brutal», afirma, apuntando a la presencia de agricultores casi toda Europa. Para Adell, las movilizaciones de 2025 no son un punto final, sino un anticipo de lo que viene: «El año que viene empezará exactamente así, porque tenemos que pelear contra el nuevo marco presupuestario europeo, que plantea un recorte del 25 % y sería cargarse la agricultura y la ganadería europeas». Adell traslada el debate de la PAC al terreno que, a su juicio, entiende mejor la ciudadanía: la alimentación . «La PAC es lo que garantiza que seamos capaces de producir alimentos», explica, recordando que muchos productos se venden por debajo de los costes de producción y solo se sostienen con ayudas. El recorte presupuestario, advierte, puede traducirse en precios más altos, menor autosuficiencia y una mayor dependencia de importaciones con «menos seguridad alimentaria y menos trazabilidad» . De ahí el rechazo frontal al acuerdo con Mercosur , que, según Asaja, agravará la competencia desleal al no exigir las mismas condiciones de producción. Para el dirigente agrario, la paradoja es evidente : mientras Bruselas habla de reforzar el gasto en defensa, debilita la base alimentaria europea . «La comida es tan esencial para la defensa como las municiones», afirma, insistiendo en que un continente no puede renunciar a producir sus propios alimentos. Ese mensaje, compartido por miles de voces este jueves en Bruselas, es el que las organizaciones agrarias cordobesas también han llevado al corazón de Europa, con la advertencia de que lo que está en juego no es solo el futuro del campo , sino el de toda la sociedad.