La falta de agua en el Pla d'Urgell reducirá la producción agraria y aumentará más el precio de los alimentos Catalunya acumula 30 meses de sequía. Falta agua y las previsiones meteorológicas no son buenas. Esta primavera no parece que vaya a llover lo suficiente. La campaña de riego se ha iniciado en el Pla d'Urgell con la mitad del agua que se necesitará, lo que ha obligado a imponer restricciones del 40%. Los agricultores, en consecuencia, están plantando cereales de invierno en lugar de maíz y otros productos que requieren más agua. Este verano más de la mitad de la superficie agraria de esta comarca en la gran depresión central va a producir cereales de invierno. No habrán segundas cosechas, como sería lo normal, mientras las legumbres, hortalizas y la fruta dulce se van a ver muy perjudicadas. Catalunya importa el 60% de los alimentos que consume y si el Pla d'Urgell no alcanza la producción prevista, aún tendrá que importar más. Del 40% que sí produce, más de la mitad (57,5%) sale de Lleida. La falta de agua, sin embargo, reducirá esta producción. Los precios de las legumbres, las hortalizas, los tubérculos, la aceituna y la fruta dulce, por lo tanto, seguirán subiendo. Ya lo han hecho un 16,6%. La situación es crítica y el pesimismo imperó a mediados de marzo en la 150 edición de la feria agraria de la Sant Josep en Mollerussa, una de las más importantes de Europa. Los agricultores tienen muy claro que se enfrentan a una sequía más grave que la del 2008 y el 2009. Entonces llovió bastante en primavera. Ahora, sin embargo, las previsiones no son buenas. Tanto el AEMET como el Meteocat anticipan que, en el mejor de los casos, lloverá sobre la media, no por encima como se necesita para recuperar los pantanos. La campaña de riego arrancó el pasado día 20 en el canal auxiliar de l'Urgell, el que recoge el agua del río Noguera Pallaresa, y el lunes 27 en el canal principal, que se nutre del Segre. Una campaña de riego en el Pla d'Urgell consume 660 hm3 y esta arranca con solo 345 hm3. Aún así, 345 hm3 es mucha agua. El sistema Ter-Llobregat, por ejemplo, que da de beber a casi seis millones de personas, incluida toda el área metropolitana de Barcelona, con sus correspondientes industrias, tiene una dotación anual de 250 hm3. Una campaña de riego en el Pla d'Urgell consume 660 hm3 y esta arranca con solo 345 hm3. Aún así, 345 hm3 es mucha agua. El sistema Ter-Llobregat, por ejemplo, que da de beber a casi seis millones de personas, incluida toda el área metropolitana de Barcelona, con sus correspondientes industrias, tiene una dotación anual de 250 hm3. La nieve en el Pirineo debería ayudar a paliar el déficit, pero este año apenas lo hará. A mediados de marzo ya se había fundido la mayor parte. El deshielo se ha adelantado dos meses. Hoy está como si fuera mediados de mayo, con apenas 100 hm3 de agua en forma de nieve. Que no llueva no es nuevo. Las sequías son cíclicas y si ahora se notan más es, en gran parte, porque el consumo de agua ha aumentado. Joaquim Bellvert, investigador del IRTA, el Instituto de Investigación y Tecnologías Agroalimentarias de Catalunya, explicó en la última jornada Reg i Futur celebrada en Mollerussa, que en el 2022 las necesidades de agua aumentaron un 14 %, es decir 83 hm3. Equivalen a la capacidad del pantano de Oliana, uno de los cuatro que regula el aguan que baja desde el Pirineo a las tierras que riegan los canales d'Urgell. Son unas 70.000 hectáreas que equivalen al 76% de los regadíos de Catalunya. Hace por lo menos 20 años que la Generalitat conoce el problema de la falta de agua. Bellvert ha recuperado un estudio de la propia Generalitat del 2002 en el que ya aseguraba que la crisis climática iba a comerse un 20% de los recursos hídricos de Catalunya. El paso del tiempo y de los estudios confirman el escenario de sequía que afecta a Catalunya y que obliga a reducir a la mitad el consumo de agua en la zona costera, donde vive el grueso de la población. Las reservas del sistema Ter-Llobregat están al 27%. Los canales d'Urgell podrían gastar menos agua, pero esta obra hidráulica, la más importante de Europa en el siglo XIX, apenas se ha modernizado. El 81% de las parcelas aún se riegan a manta, es decir por inundación, a pesar de que la eficacia de este tipo de riego es solo del 60%. Xavier Díaz, director general de la Comunitat General de Regants dels Canals d'Urgell presentó en la pasada jornada Reg i Futur un plan de modernización que sustituirá el riego a manta por los aspersores y el goteo, que tienen una eficacia superior al 90%. Cuando la obra esté completada dentro de, aproximadamente, una década y a un coste de 1.420 millones de euros, se podrán ahorrar cerca de 200 hm3 en cada campaña de riego, casi un tercio de lo que ahora se utiliza. La modernización de l'Urgell se planteó hace décadas, pero la administración prefirió ampliar la superficie de riego construyendo otro canal, el Segarra-Garrigues, una obra que costó unos 2.000 millones de euros, casi el doble de lo presupuestado en el 2003. Además, hasta el 2030 no está previsto que riegue las 70.000 hectáreas que tiene asignadas. La industria agroalimentaria necesita agua, un bien escaso y cada día más caro. El agua para uso agrario en los canales d'Urgell oscila entre los 0,01 y los 0,03 euros por hectárea, precio que, como mínimo, se doblará después de la modernización. Esto obliga a los agricultores a plantar productos con mayor valor añadido, como kakis, granadas, kiwis y pistachos. Los propietarios más pequeños y con menos recursos que no puedan afrontar este cambio de cultivo lo tendrán más difícil para ganarse la vida. El geógrafo Ignasi Aldomà, uno de los grandes expertos en agricultura catalana y gestión del agua, advierte que las tierras regables están muy parceladas y que los propietarios las tienen muy dispersas. La concentración, como se ha visto en el Segarra-Garrigues, es muy compleja. "Es casi imposible consolidar fincas más grandes y homogéneas", afirma. Aldomà propone "sistemas alternativos de concentración parcelaria para reducir el coste inicial y el de explotación que supondrá la modernización". Esta concentración favorecería el riego por aspersores. Aldomà calcula que se necesitarían unos 450 pivotes de unos 400 metros de largo cada uno par cubrir el área regable de l'Urgell. Los pivotes son estructuras tubulares sobre ruedas para el riego por aspersión. Los incentivos de la administración, hasta ahora, no han sido suficientes para convencer a unos agricultores sin muchos años por delante ni descendencia que quiera trabajar en el campo. "Muchos regantes -admite Aldomà- no están interesados. Es necesaria la intervención del sector público y, además, hay que implicar a todo el mundo teniendo en cuenta que la agricultura solo emplea al 8,7% de la mano de obra en el Pla d'Urgell." Aldomà ve imprescindible una alianza con las cooperativas y asociaciones locales, y también con los grupos ecologistas.