La preocupación no cesa para el sector del aceite de oliva. La última preocupación tiene que ver, de nuevo, con el aumento de precios. Han aumentado un 45% respecto a hace un año, y casi el doble si lo comparamos con hace dos. Consecuencia, claro, de la caída de producción de la aceituna , en una campaña que se quedará casi en la mitad respecto a la anterior . El miedo no tiene tanto que ver con el abastecimiento, que el ministro del ramo, Luis Planas, ha insistido en que está asegurado. Tanto para el consumo interno como para las exportaciones, a pesar de la caída de producción. El peligro, está, sobre todo, en que los precios se desborden . En que se convierta en un producto selectivo o 'gourmet' . Es decir, que deje de ser un producto accesible para los consumidores, que se vean obligados a buscar alternativas de menor precio, pero sobre todo de menor calidad. Por supuesto, Planas también insistió, durante la presentación del libro 'Aceites de oliva y salud' , en que todos los eslabones de la cadena de valor deben recibir una remuneración justa, pero siempre poniendo el ojo en salvar los precios. Nuevas tecnologías Una de las alternativas que baraja el ministro pasa por la apuesta por la tecnología, cada vez más presente en el campo. Sobre todo, en lo relativo a los avances en extracción y técnicas de análisis, incluyendo la recolección de la aceituna para elaboración de aceites tempranos, más ricos en polifenoles y aromas. Esto es especialmente relevante en una campaña corta como la actual, en la que estos aceites tempranos pueden suponer un elemento novedoso y atractivo, que contribuya a la potenciación del producto. Escasez de lluvias Y mientras el sector sigue esquivando peligros, no deja de mirar al cielo. Las escasas lluvias que han caído en lo que va de otoño no han sido suficientes para aliviar la prolongada falta de agua que sufre el campo agrícola este año, que ha acabado por arruinar las previsiones de la campaña del olivar, sin duda, el producto más afectado en lo que va de año por las condiciones meteorológicas. En septiembre, el olivar de Jaén, el más relevante de España , calculaba que, como mínimo, necesitaba que lloviesen entre 70 y 80 litros por metro cuadrado, no ya para salvar esta cosecha, cuyo fruto estaba ya hecho, sino para la siguiente. Pero en septiembre y octubre, por contra, apenas ha llovido . Los agricultores se enfrentan a muchos problemas por la falta de agua, a los que hay que sumar los altos costes de producción, lo que les lleva a plantearse si adelantar la campaña, o si recoger, o no, la poca aceituna que hay en el árbol. Relacionados La caída de la producción amenaza con subidas de precios en leche y aceite La escasez de lluvias en otoño amenaza la cosecha y los precios del aceite también en 2023 Dcoop anuncia una caída del 47% en la producción de aceite de oliva en 2022 La catástrofe del aceite de oliva: precios de récord por la caída de producción