El precio del aceite en origen cae más de un 20% respecto a la campaña anterior y pone en jaque el futuro del olivar tradicional, es decir de las 33.000 hectáreas que existen en la provincia de Castellón y cuyos productores ven cómo se estrangula su rentabilidad desde hace ya varios años.
El responsable de la sectorial de aceite de oliva de La Unió de Llauradors i Ramaders, Hilari Jaume, informa de que «los precios en origen que se pagan por el aceite de oliva han arrancado 2020 entre un 20% y un 30% más bajos que hace un año, reflejo de una tendencia a la baja que se agrava año tras año debido a la presión que ejerce sobre los precios el incremento de la producción en Andalucía, entre otras razones», explica Jaume.
El responsable de la sectorial de aceite de oliva de la Unió de Llauradors i Ramaders apunta que a una campaña con más producción de lo habitual en el conjunto del territorio nacional, se suma la imposición de aranceles por parte de Estados Unidos al aceite de oliva de origen español , «lo que en la práctica dificulta sus ventas no solo al país norteamericano, sino también a compañías italianas que lo envasaban bajo su marca para posteriormente comercializarlo en este mismo mercado», detalla.
«En una campaña normal, la exportación de aceite español a Estados Unidos se sitúa en unas 150.000 toneladas, que ahora las tienen que asumir el resto de mercados, y el descenso de precios indica que no existe capacidad para hacerlo, al menos de hacerlo con la rapidez que se requeriría para que la cotización del aceite no se viera afectada», explica Jaume.
Los datos recogidos por los observatorios de precios muestra la abultada caída de las cotizaciones del aceite en origen, que oscila entre el 20% y el 25% en función de las distintas categorías.
El kilo de virgen extra retrocede un 22% en la primera semana de 2020, y se sitúa en 2,11 euros, cuando el año pasado en la misma época la cotización alcanzaba los 2,71 euros el kilo . Por su parte, el virgen desciende un 25,8%, hasta los 1,75 euros, frente a los 2,36 euros el kilo de hace un año.
Por último, el lampante baja un 20,9% y ronda los 1,7 euros el kilo, cuando hace un año la cotización era de 2,15 euros el kilo, según muestran los últimos datos recogidos de los observatorios de precios y facilitados por La Unió.
El desplome de los precios es más evidente si se compara con principios de 2018, cuando todas las categorías de aceite estaban por encima de los 3,3 euros por kilo.
«Ante esta situación es urgente una redistribución de las ayudas de la PAC, ya que todas las hectáreas deben recibir la misma cuantía de ayudas, y no se deben vincular las mismas a la producción, ya que eso influye negativamente en el olivar tradicional, el predominante en la Comunidad Valenciana», explica el responsable de la sectorial citrícola de La Unió de Llauradors.
En este sentido, Jaume recuerda que el umbral de rentabilidad en el olivar tradicional se sitúa en alrededor de los 3 euros el kilo de aceite en origen, una cifra que queda muy lejos de los alrededor de los 2 euros de media que marcan los observatorios de precios.
Por otra parte, cabe recordar que ante la caída de los precios, Bruselas autorizó activar la licitación de almacenamiento privado, un mecanismo mediante el que se puede retirar de forma temporal del mercado una parte de la producción para que la oferta baje y los precios se recuperen.
Sin embargo, las dos primeras licitaciones no han tenido los resultados esperados por el sector, e incluso el Gobierno español expresó su decepción por la «falta de ambición» de la Comisión Europea al considerar que no ha estado de momento «a la altura de la gravedad de la situación».
Cabe recordar que en la provincia de Castellón hay alrededor de 33.000 hectáreas de olivar repartidas sobre todo en el Baix Maestrat y el Alto Palancia y de cuyos árboles salen cada año unas 1.600 toneladas de aceite, según datos de la Conselleria. Un cultivo del que, además, depende el futuro de 50 almazaras y de algo más de 10.000 pequeños productores.