Cosechas diezmadas por la sequía y caída de precios dibujan a 2023 como un año para olvidar en el campo, especialmente en sectores como el cerealista. Asaja reclama un Plan de Choque para garantizar la viabilidad de las explotaciones. La primera estimación del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación sitúa la Renta Agraria a precios corrientes en 2023 en 31.931 millones, un 11,1% más. Una subida que en términos reales, teniendo en cuenta los efectos de la inflación, se limita a un 5,5%. Para la organización agraria Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) si comparamos la renta agraria con la media de los últimos cinco años (2019-2023), se observa que se encuentra un 1,1% más alta. Sin embargo, si abrimos el foco y se analiza la evolución en términos reales desde 2003, en 20 años el sector ha perdido un 1 5% de la Renta Agraria. El aumento de la renta agraria en 2023 se produce tanto por el ascenso del valor de la producción (que alcanza un nuevo máximo de la serie con 65.081 millones de euros), como por la caída de los costes de producción. Así, la producción vegetal descendió un 3,4%, debido a caída en el volumen producido (-11,7%), contrarrestada en parte por la subida de los precios (+9,4%). El comportamiento ha sido desigual por sectores. Mientras las caídas de producción se han situado en sectores como aceite de oliva (-59%), cereales (-35%) o vino y mosto (-21%), en precios se ha dado incremento en aceite de oliva (+71%), plantas forrajeras (+36%), frutas (+13%), hortalizas (+9,5%) y patata (+7%). El sector de los cereales sumó a la caída de producción una bajada de precios del 24%. Sube el valor de la producción ganadera En la producción ganadera se ha incrementado el valor un 13,4% debido al aumento de los precios en un 16,3 %, mientras que el volumen producido ha descendido un 2,5% respecto a 2022. Los principales descensos productivos se han dado en ovino y caprino (-10%), y bovino (-7%), con incrementos en las producciones avícolas. Por otra parte, se ha dado un aumento generalizado en todos los productos, destacando huevos (+30%), leche (+22%), porcino (+21%). La parte positiva está en los costes de producción que descendieron , especialmente en energía y lubricantes, un -31,9%, y fertilizantes un -27,4%. En términos de empleo, el balance es también negativo, con un retroceso del número de ocupados de un 5,5% por el impacto de los daños climáticos sobre las producciones que han derivado en una menor necesidad de mano de obra. Así, el pasado año se contabilizaron 807.700 UTA (que representan el trabajo realizado por una persona a tiempo completo durante un año), 42.600 menos que un año antes. En los últimos 20 años, COAG sitúa en 215.000 los empleos desparecidos en el sector. Inversiones hidráulicas La organización agraria Asaja reclama a las administraciones la necesidad de poner en marcha u n Plan de Choque, a varios años vista, para garantizar la viabilidad de las explotaciones agropecuarias con cambios urgentes y de calado en materias importantes como son el modelo de seguros agrarios; las inversiones hidráulicas para mejorar e impulsar el regadío; la flexibilización de normas y simplificación "real" de la PAC; un foro de trabajo orientado a cuestiones sanitarias, principalmente de la ganadería extensiva y un impulso a las políticas orientadas al relevo generacional y al reconocimiento del valor de la profesión de agricultor y ganadero. Para Asaja, 2023 ha sido "un año convulso y lleno de dificultades" para el campo. La organización agraria destaca la desastrosa campaña de cereales, con una bajada histórica de las producciones acompañada de ruinosas cotizaciones de precios y con una tremenda carestía tanto de paja como de forraje que ha dejado a los ganaderos en una situación límite. En el sector del vino, la cosecha ha sido una de las mas bajas de los últimos diez años, y en aceite de oliva, pese a superar los datos de la escasa campaña anterior, las producciones estarán por debajo de la media de los últimos cuatro años. Todo ello, ha supuesto significativas caídas en valor de la producción que en el caso de los cereales son del 50%, en el aceite de oliva, del 29,4% y en el vino, del 20%. Para Asaja, si hay un sector que sale tremendamente "tocado" este año, ese es el ganadero. Los altos costes de producción, la Enfermedad Hemorrágica Epizoótica (EHE), la viruela ovina y las normativas medioambientales y de bienestar animal han dejado un balance muy negativo en el conjunto de las producciones ganaderas. A este "desalentador panorama" se ha unido, según la organización agraria que preside Pedro Barato, la aplicación normativa del Plan Estratégico de la nueva PAC. Los retrasos en la publicación de la normativa, la burocracia, y las nuevas exigencias y requisitos medioambientales han dificultado el acceso a las ayudas y se confirman los recortes en los pagos respecto a 2022 como consecuencia del cambio de regiones, la degresividad y los ecorregímenes. La apuesta "verde" de Bruselas mantiene vivas numerosas amenazas para el sector: la Ley de Bienestar Animal, con severas limitaciones al transporte ; la Ley de Restauración de la Naturaleza; o la aplicación de acuerdos comerciales con países terceros, con gran impacto para las producciones agrícolas comunitarias, son solo algunos ejemplos del "tremendo perjuicio que la maquinaria de Bruselas está infligiendo al sector agrario español y europeo".