La inflación está cambiando los hábitos de comida de los españoles y asestando un golpe sin precedentes a la dieta mediterránea. De acuerdo con los últimos datos estadísticos del ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, el consumo per cápita de los productos frescos se está desplomando en los dos últimos años, con fuertes caídas en carnes, pescados, verduras, frutas y hortalizas debido al fuerte encarecimiento de los precios. Con una subida del IPC de los alimentos por encima del 15%, los españoles se están decantando por productos más económicos, fundamentalmente arroces y pastas, además de precocinados. El consumo per cápita del pescado ha caído así un 20,2% en los dos últimos años, pasando de 24,83 kilos por habitante y año a 19,82 kilos el pasado ejercicio (los últimos datos disponibles corresponden al pasado mes de octubre). Y un descenso muy similar es el del consumo de carne, castigado por la avalancha de declaraciones e informes en su contra, que ha disminuido un 20% en apenas dos años , desde 49,86 a 39,84 kilos por habitante al año. Las hortalizas han visto reducido su consumo un 20,7% hasta 50,7 kilos; las frutas han bajado a 81,93, un 17,9% menos; el pan un 13,8%, hasta 28,26 kilos y la leche ha caído a solo 66,47 litros por habitante al año, un 10,1% menos. Y aunque también cae su consumo, los arroces y las pastas resisten mucho mejor, con unas caídas del 9,4% y el 8,4% respectivamente, lo que indica que se está produciendo un trasvase. Mucho más significativo es lo que está ocurriendo con los platos preparados, que están viviendo un boom en los últimos años y que registran un descenso ahora en plena inflación de apenas un 2,3%. Su consumo en 2020 era de 16,85 kilos al año y, de acuerdo con los últimos datos disponibles, se sitúan ahora en 16,47 kilos, una cantidad casi similar. En términos globales, y siempre según los informes del Ministerio de Agricultura, entre noviembre de 2021 y el pasado mes de octubre las ventas de alimentos cayeron un 8,8% en volumen y hasta un 2,5% en valor. En conjunto, las caídas más acusadas las registran la carne y el pescado, con caídas de ventas que se acercan ya al 15%. En concreto, en el caso de los productos cárnicos, el consumo retrocede un 12,4% y en el del pescado un 14,7%. El informe del ministerio destaca que "las carnes frescas de pollo y cerdo son las que mejor aguantan el descenso, con retrocesos del 13,8% y el 10% respectivamente". Son productos más baratos que el ovino o el caprino, que se hunden un 24,7% o la carne de vacuno y conejo, cuyas caídas superan el 15%. Agricultura destaca asimismo la "fuerte contracción para el sector de la pesca". El pescado fresco desciende un 16,3% y en los congelados de un 13%. Mucho mayor es el desplome en las ventas de mariscos, cuyo consumo retrocede más de un 17%. Y es que en el caso del pescado solo aguantan las conservas, y aun así retroceden el 8,7% en volumen. El hundimiento de la carne y el pescado contrasta con la negativa del Gobierno a rebajar el IVA de estos productos debido al elevado coste que supondría para las arcas públicas. Es una decisión que ha generado un fuerte malestar tanto en el sector cárnico como en el pesquero y que provoca incluso críticas entre las organizaciones de consumidores. Cambios en el consumo El alza de los precios de los alimentos ha impactado de manera clara en la calidad de la cesta de la compra. Más de la mitad de los consumidores consultados por la organización de consumidores Facua, el 50,9%, reconocen haber reducido el consumo de pescado en los últimos 12 meses o haber reducido la calidad del que compran en el 80% de los casos. Aunque el de los productos del mar es el caso más llamativo, el consumo de otras referencias de la sección de frescos propias de la dieta mediterránea también se ha visto afectado. Entre las 5.000 familias consultadas en diciembre por Facua, el 29% reconocían haber reducido la compra de fruta y más del 25%, la de verduras y hortalizas . En el caso de los lácteos, el descenso fue del 23,3%, mientras que, en la sección de carnes, la compra de ternera cayó un 55,5%; la de cerdo, un 37,4%; y la del pollo, un 28,5%. Este descenso del consumo de alimentos frescos vino además acompañado de la búsqueda de alternativas más asequibles, donde el congelado fue el sustituto más habitual para el pescado en el 43,3% de los casos y en el 18,1% entre los compradores de carne. El 33% de las familias sustituyó los frescos por conservas, mientras que el 19,8% recurrió a los ultra procesados , cuya frecuencia de consumo de entre uno y tres días en semana aumentó más de cinco puntos porcentuales hasta al 17,9% en el último año. Ante todo ello, está creciendo la presión al Gobierno para que rebaje el IVA también de otros productos de alimentación, fundamentalmente la carne y el pescado. Las asociaciones del sector aseguran que una de sus mayores preocupaciones es la repercusión y el impacto que tendrá en la compra de los consumidores. "Está claro que va a aumentar el consumo de los productos beneficiados y no sabemos cómo perjudicará esto a los alimentos excluidos. Los ganaderos, a día de hoy, son los más preocupados debido al debate en torno a la carne que existe". La carne y derivados representan el 25% de la cesta de la compra y el pescado el 40% . Desde el sector reclaman que son productos básicos y esenciales en la dieta mediterránea. Ante esto, el secretario general de la confederación de pesca (Cepesca), Javier Garat, defiende una bajada del IVA del pescado al 4%.