Más del 50% de la producción citrícola de la Comunidad Valenciana, un dato que es extrapolable a la provincia de Castellón, peligra ante la acuciante falta de rentabilidad de esta actividad agrícola. Así lo evidencia el Informe sobre impacto del Acuerdo Comercial entre la Unión Europea y los países de la Comunidad de Desarrollo de África Meridional en relación con el sector citrícola, en el que tres investigadores de la Universidad Politécnica de Valencia realizan un estudio del caso de la Comunidad Valenciana, así como el impacto económico, social y territorial. El informe, encargado Grupo de los Verdes/Alianza Libre Europea en el Parlamento europeo, ha sido elaborado por Raúl Compés López, José María García Álvarez-Coque y Víctor D. Martínez Gómez, del Grupo de Economía Internacional y Desarrollo de la Politécnica.
El estudio evidencia que «el sector citrícola valenciano ha vivido una de las campañas más adversas de las últimas décadas ». En este contexto de crisis e intensos cambios se sitúa el debate sobre las consecuencias del acuerdo comercial entre la Unión Europea (UE) y los estados de la AAE de la Comunidad de Desarrollo del África Meridional (SADC) para el sector citrícola europeo. Y concluye que la preparación de las negociaciones para el acuerdo entre la UE y los estados africanos «no se apoyó en una evidencia suficientemente detallada de su impacto en los flujos comerciales».
La multiplicidad de impactos que ha soportado el sector citrícola en los últimos años, entre ellos la competencia de Sudáfrica, ha provocado la consolidación de tres grandes modelos, que han provocado «una modificación de las relaciones de poder y el reparto de valor en la cadena», incide el informe de los expertos.
El estudio denomina al primero de los modelos como la citricultura independiente . Es decir, un grupo de productores muy heterogéneo formado por miles de explotaciones de distinto tamaño, aunque con predominio de los medianos y pequeños. «El elemento común a todos ellos es la no integración formal en ningún tipo de organización productiva o comercial», es decir, sus titulares deciden libremente qué producir, cómo producir y a quién vender en cada campaña.
Este grupo de citricultores independientes representa más de la mitad de la producción citrícola y, por lo tanto, va a marcar el futuro del sector, indica el informe.
El problema es que « es el grupo más débil y el más perjudicado por la nueva generación de acuerdos comerciales como el de Sudáfrica». «No es por ello casualidad que sus efectivos vengan disminuyendo como consecuencia de la falta de rentabilidad», afirma el estudio de la Politécnica.
¿Qué hacer? Ante este difícil diagnóstico, los expertos plantean una reflexión: «Para los más débiles es el momento de decidir qué hacer con sus tierras». Y proponen varias alternativas. « Las opciones son integrase en una estructura asociativa, alquilar o vender sus tierras ». Aunque reconocen que «ninguna de las tres opciones resulta sencilla».
El segundo modelo que apunta el informe es el de la citricultura cooperativizada , que está formado por los productores de cítricos asociados a cooperativas y las entidades que los integran.
En la Comunidad hay 93 cooperativas que tienen actividad citrícola y, en conjunto, detentan aproximadamente un quinto del volumen de producción. Este modelo «lleva años inmerso en un intenso proceso de reestructuración, con la desaparición de numerosas entidades», alertan los expertos. «De no realizar cambios sustanciales, las cooperativas más frágiles están amenazadas por falta de competitividad y escaso atractivo a perder socios y producción».
Por último, el tercer modelo es el de la citricultura del comercio organizado , que está constituido por comercios tradicionales que han creado entidades asociativas tipo Sociedades Agrarias de Transformación (SAT) o similares con citricultores independientes para ser reconocidas como Organizaciones de Productores (OP) por la UE.
Los expertos informan de que el poder comercial de este modelo es mayor que su capacidad productiva propia. «Se estima que este grupo, articulado en el Comité de Gestión de Cítricos, considerada la patronal del comercio privado del sector, supone aproximadamente el 70% de las ventas citrícolas españolas al exterior, aunque solo controla aproximadamente el 20% de la producción». «De los tres modelos, éste es el más fuerte y atractivo para los inversores internacionales , que están entrando en el sector comprando algunos de los operadores más grandes», ensalzan los expertos de la Politécnica.
Ensalzan a las organizaciones de productores Frente a cotizaciones en origen que incurren o bordean las pérdidas, frente a cosechas que no se venden por falta de comprador, el informe de la Politécnica pone en valor la acción de las Organizaciones de Productores (OP) y cooperativas porque «al menos, tienen la garantía de que su producción va a ser retirada del árbol y comercializada». El propio Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente (MAPA) ha ensalzado el papel de OP y cooperativas como catalizadoras de la oferta para así ganar en poder de negociación y defender mejor los precios. Además, el Ministerio destaca también su papel a la hora de descongestionar el mercado en fresco, administrando las ayudas comunitarias para retiradas.
Las OP pueden aplicar las medidas de gestión de crisis sobre el 5% de su volumen comercializado por lo que, sobre el papel, tendrían que tener mucha capacidad de regulación del mercado si la mayor parte de la producción estuviera bajo su control. Sin ir más lejos, la única medida ya implementada para afrontar la difícil coyuntura en la presente campaña, es decir la retirada para la transformación de 50.000 Tm, se ha financiado a través de los programas operativos que gestionan estas OP.
Y se las quiere potenciar más. Se ha propuesto que estas entidades deberían aprovechar también estos fondos para los planes de reconversión varietal. Sin embargo y pese a la complicada situación del mercado, el cupo dispuesto para transformación en zumo no ha sido cubierto . Por ello, desde el Ministerio han ampliado el periodo de solicitud para alcanzar tal tonelaje pero aún con todo, según los últimos datos disponibles, sólo se había podido transformar el 39% para mandarinas y algo más del 50% para naranjas.
En circunstancias tan complicadas como la actual, desde el Ministerio se ha puesto el acento en la debilidad que supone que sólo el 36% de la producción citrícola esté concentrada en estas entidades. Concretamente, el 22% limón, 31% naranja y 47% en clementina a nivel nacional.
Según los datos proporcionados por el MAPA, existen 205 OP de Frutas y Hortalizas (OPFH) que comercializan cítricos, de las cuales 56 lo hacen de forma exclusiva (Organizaciones de Productores de Cítricos, OPC). En la Comunidad, por su parte, existen 87 OP que controlan menos del 40% de producción.
Respecto a por qué no crecen las OPC ni en número ni en volumen de cosecha comercializada, desde el Comité de Gestión de Cítricos (CGC) afirman que la causa es la restrictiva transposición de la normativa comunitaria que se hizo en su origen en España. Tampoco se ha avanzado en la flexibilización de condiciones de reconocimiento de OP.
Desde el CGC consideran que la duración mínima de adhesión a la OP exigida al agricultor tendría que ser la misma que en el resto de la UE, es decir un año, y no los tres que exige la legislación de nuestro país. «El argumento de la participación del agricultor en los fondos y programas operativos es sólo una excusa, ya que la solución sólo requeriría aplazar su acceso a los citados programas al momento en el que adquiriera un mayor compromiso temporal», concluyen desde el CGC.