Las catástrofes naturales le han ocasionado a la agricultura y la ganadería unas perdidas por valor de 3,8 billones de dólares en los últimos 30 años , según una reciente estimación de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Este montante, cifrado en 123.000 millones de dólares anuales (116.367 millones de euros), representa un 5% de producto interno bruto agrícola mundial anual. En su estudio, la FAO alerta de que en las últimas tres décadas las catástrofes provocaron los niveles más elevados de pérdidas en los países de ingresos bajos y medianos bajos, que oscilaron entre el 10% y el 15% de su PIB agrícola total, respectivamente . Los desastres también han tenido una repercusión significativa en los pequeños Estados insulares en desarrollo (PEID), pues han hecho que pierdan casi el 7% de su PIB agrícola. El informe de la FAO, titulado Repercusiones de las catástrofes en la agricultura y la seguridad alimentaria , supone la primera evaluación mundial que las repercusiones de las catástrofes , ya sean naturales (sequías inundaciones, tormentas, plagas, etc.), o bien en forma de conflictos armados o epidemias, caso del Covid-19, tienen en la producción agrícola, centrada en los cultivos y el ganado. En él, se advierte de que "la cifra podría ser mayor si se dispusiera de datos sistemáticos sobre las pérdidas en los subsectores de la pesca y la acuicultura y de la actividad forestal". Asimismo, en el análisis se subraya "la necesidad de mejorar urgentemente los datos y la información relativos a los efectos de las catástrofes en todos los subsectores de la agricultura a fin de crear sistemas de datos que puedan servir de base para la adopción de medidas eficaces " . Como explica el director general de la FAO, el chino Qu Dongyu, "la agricultura es uno de los sectores más expuestos y vulnerables en el contexto del riesgo de catástrofes, dada su gran dependencia de los recursos naturales y las condiciones climáticas . Los desastres recurrentes pueden menoscabar los logros en materia de seguridad alimentaria y minar la sostenibilidad de los sistemas agroalimentarios". Una gravedad y frecuencia que se ha ido incrementando con el paso de tiempo, ya que se ha pasado de 100 catástrofes por año en la década de 1970 a unas 400 por año en los últimos veinte años . En el informe también se indica que las pérdidas relativas a los principales productos agrícolas están mostrando tendencias al alza . En consecuencia, en los últimos tres decenios las pérdidas de cereales alcanzaron una media de 69 millones de toneladas anuales -la producción total de cereales en Francia en 2021-, seguidas de las pérdidas de frutas y hortalizas y de cultivos azucareros, que se acercaron a una media de 40 millones de toneladas al año. En las frutas y hortalizas las pérdidas igualaron toda la producción de estos productos en Japón y Vietnam en 2021. Por su parte, las carnes, los productos lácteos y los huevos mostraron una pérdida media estimada de 16 millones de toneladas al año, lo que supone la producción total de estos productos en México y la India en 2021. El informe destaca que las pérdidas mundiales ocultan una variabilidad considerable entre las diferentes regiones, subregiones y grupos de países. "De este modo, Asia registró la mayor proporción de las pérdidas económicas totales con diferencia . África, Europa y Américas también mostraron unas magnitudes similares. Sin embargo, las pérdidas en Asia solo representaron el 4% del valor añadido agrícola, mientras que en África correspondieron a casi el 8%. La variabilidad fue aún mayor entre distintas subregiones". En términos absolutos, refiere la FAO, las pérdidas fueron mayores en los países de ingresos altos , los países de ingresos medianos bajos y los países de ingresos medianos altos , si bien los países de ingresos bajos, y en especial los PEID (Pequeños Estados Insulares en Desarrollo) sufrieron la mayor incidencia de pérdidas de valor añadido agrícola. En su informe, la organización subraya que invertir en buenas prácticas de reducción de riesgos de catástrofes, como el refuerzo o implantación de sistemas de alerta temprana que den lugar a medidas preventivas, la combinación de prácticas de conservación de suelo y agua, o techar los refugios de los animales, pueden hacer que las explotaciones agrícolas, sobre todo las más pequeñas, tengan un rendimiento medio un 2,2 mayor que si no se implanta ninguna medida . Covid-19 y peste porcina El informe de la FAO analiza también las repercusiones que han tenido para la agricultura y la ganadería hechos como la pandemia por Covid-19 o la peste porcina africana, especialmente virulenta en China. En el caso de la crisis sanitaria por coronavirus, la principal consecuencia es una notable caída de la mano de obra. A ello se sumó las dificultades de los agricultores para acceder a insumos, vender sus productos, acceder a pastizales , debido a a las restricciones a la circulación, y acceder a los mercados internacionales. En este sentido, el informe señala que "se produjeron perturbaciones en el transporte y la logística de los productos agrícolas dieron lugar a un descenso de los precios percibidos en la explotación agrícola". Como consecuencia de ello, se estima un descenso del 22% de la superficie sembrada y de hasta un 50% en aquellas zonas donde las restricciones fueron muy estrictas. En lo tocante a la peste porcina, la eliminación en China de 1,2 millones de cerdos desde 2019 impidió satisfacer la demanda, lo que se tradujo en un incremento de los precios medios de los cerdos y de la carne de cerdo, del 161% y 141%, respectivamente. Así, solo en China la producción de carne de cerdo cayó en 2020 un 25,8% en comparación con 2017 . La FAO evalúa también la repercusión de las guerra en la agricultura. A los daños inmediatos en la destrucción de equipos e infraestructuras, se suman otras consecuencias a más largo plazo, como el desplazamiento forzado y la disponibilidad de mano de obra agrícola . En este sentido, explica la organización, se analizaron las repercusiones de la guerra en Ucrania entre septiembre y octubre de 2022 en 22 provincias. Se constató que los daños y pérdidas sufridos por los hogares rurales, los ganaderos y los pescadores y productores acuícolas ascendieron a 2.182 millones de euros. El 25% de los agricultores redujo o suspendió su actividad . Efectos en cascada El informe de la FAO se destaca que cuando se plantean amenazas estas pueden tener efectos en cascada, y cita factores de riesgo como la pobreza, las guerras o la degradación ambiental. En casos extremos, las catástrofes provocan el desplazamiento de poblaciones rurales . Las graves inundaciones derivadas de las precipitaciones monzónicas anormales en la provincia de Sindh, en Pakistán, son un ejemplo ilustrativo de cómo la combinación de peligros repentinos y de evolución lenta provocó desplazamientos, lo que afectó negativamente a los sistemas agroalimentarios y aumentó la inseguridad alimentaria .