Ibercaja está ultimando de configurar el diseño de su vehículo de activos alternativos , que espera poder comercializar definitivamente a partir del segundo semestre del próximo año entre sus clientes de banca privada. Y se va a unir a las pocas entidades que, de momento, están distribuyendo este tipo de productos por un importe inferior a los 100.000 euros, como permite la normativa desde hace dos años. El cambio legislativo recogió la posibilidad de comercializar fondos de activos no cotizados (capital y deuda privadas, infraestructuras e inmobiliario) por un importe menor a los 100.000 euros que hasta entonces marcaba el límite de acceso a este tipo de fondos, dirigidos principalmente a los altos patrimonios, en los que se cobra una mayor comisión de gestión a cambio de rentabilidades de doble dígito y asumiendo un período de iliquidez que se puede prolongar entre cinco y siete años como mínimo. De hecho, la normativa permite que se pueda invertir a partir de 10.000 euros , siempre que esta cantidad no represente más del 10% del patrimonio financiero del cliente, que no debe exceder del medio millón de euros en este caso, y se realice mediante asesoramiento personalizado. Una posibilidad que en Ibercaja no descartan. "Nuestros equipos van a asesorar a los clientes con criterio de proporcionalidad razonable respecto a la disponibilidad de ahorro y de inversión del cliente y a su perfil inversor", apunta Luis Miguel Carrasco, director de gestión de activos y seguros de la entidad, quien explica que, en el caso de un cliente de banca privada que, por ejemplo, disponga de un millón de euros para invertir, "sí que se le podría ofrecer este producto si su perfil es audaz [de mayor riesgo, en la escala de la firma] y siempre con esa proporcionalidad razonable". Carrasco señala que, para los clientes de menor volumen patrimonial que pudieran acceder con un ticket inferior a los 100.000 euros, la inversión en el fondo de activos alternativos sería la "guinda" para añadir una rentabilidad adicional sin perder su perfil conservador. "A nadie le vamos a decir que ponga un 50% de su patrimonio en este vehículo", subraya. El producto tendrá el formato de fondo de fondos , que la propia gestora se encargará de seleccionar para componer la cartera. "Nosotros vamos a elegir las inversiones alternativas para que aporten valor a nuestro fondo, por ser los mejores proyectos y los más seguros, teniendo en cuenta que, cuando un vehículo alternativo paga un 12% de rentabilidad y no tiene liquidez en diez años, el inversor no debe de tener una sorpresa en el décimo ejercicio ", afirma Carrasco, quien a lo largo de su carrera profesional ha sido presidente de un sociedad de capital riesgo y ha ejercido de auditor de firmas de capital privado. El lanzamiento de este fondo de fondos alternativo tendrá lugar en un año donde la entidad quiere impulsar la gestión discrecional de carteras entre los clientes con más recorrido en la inversión en fondos, al tiempo que ha integrado al equipo de inversión de banca privada con el de la gestora para lograr mayores sinergias. Negocio al alza Y es que el segmento de altos patrimonios es uno de los negocios que todas las entidades están impulsando para ganar cuota de mercado en la gestión de activos, al igual que el asesoramiento independiente , en un momento en que desde Bruselas se está favoreciendo la distribución de productos financieros que justifiquen su coste y su rentabilidad. En este sentido, los productos alternativos, también conocidos como no cotizados o ilíquidos, se han convertido en una de las patas de la nueva estrategia de las firmas, al permitir aplicar mayores comisiones de gestión y fidelizar durante más tiempo a los inversores. Bankinter fue la primera entidad financiera en anunciar que permitiría el acceso a su fondo de fondos alternativos desde 10.000 euros, mientras que BBVA ha situado la barrera de acceso en los 50.000 euros para este tipo de productos. A nivel europeo, las gestoras están impulsando los eltif , que permiten invertir por importes inferiores a los 100.000 euros aunque luego es el distribuidor quien puede fijar un límite de entrada, que puede situarse en los 30.000 euros como mínimo.