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En busca del alimento perdido con denominación de origen

12/04/2019
En: elmundo.es
Digital
De Aragón, hasta los andares es el objetivo que ha trazado la industria agroalimentaria con la misma decisión que un surco en la tierra. Aprovechando el crecimiento de su sector primario en los dos últimos años, según estimaciones del Observatorio Socioeconómico de Huesca , la Comunidad busca dejar de ser una mera (pero potente) productora de materias primas para dominar también la explotación y el consumo final de alimentos. "La disponibilidad de recursos básicos agrícolas y ganaderos es una condición necesaria, pero no suficiente", explica Joaquín Olona, consejero de Desarrollo Rural y Sostenibilidad. La apuesta, convenida tanto por el Gobierno de Aragón como por la industria agroalimentaria, pretende aprovechar las ventajas logísticas y de capital humano que suponen las 49.137 explotaciones agrícolas y las 11.049 ganaderas de la región, para que el valor añadido de los productos, conseguido con la industrialización, la distribución y su venta, revierta en las arcas y las empresas autonómicas. Cerca del 10% de las materias primas del territorio nacional germinan en los campos aragoneses, de modo que la producción nutre a entre 12 y 14 millones de bocas en España, pero sólo un 3,7% de los alimentos finales se fabrican dentro de la Comunidad, especifica la Asociación de Industrias Agroalimentarias de Aragón (AIAA) . Tampoco son palabras menores, pues el sector aglutina un 10% del PIB maño. "Somos una potencia agroalimentaria de primer orden", afirma Olona. Pero todo liderazgo conlleva sus esfuerzos: 127,5 millones de euros es lo que el Gobierno autonómico actual ha destinado en ayudas para modernizar la industria y para el desarrollo y la comercialización de sus productos . Y sumando: pues también destinó otros 24,4 millones para la promoción de éstos. "Un anhelo histórico", señala Olona, del complejo agroalimentario donde el cerdo es el rey. Con más de 4.000 explotaciones dedicadas al porcino, en Aragón se sacrificó en 2017 un 13% de los 13,5 millones de cerdos contabilizados a nivel nacional, una muestra más de lo fecundo del sector, que ahora busca crecer y enmendar tantos recursos no del todo aprovechados. Por ello, hace dos años que la agroindustria aragonesa se encuentra en proceso de transformación con casi una treintena de ampliaciones, como la de los mataderos porcinos de Fibrin en Binéfar, del Grupo Jorge en Zuera y de Vall Companys en Ejea de los Caballeros; la construcción de la macroplataforma de Bon Área en Épila o la conversión de 404 hectáreas en regadío, también del Grupo Jorge. Con el Decreto de purines, aprobado el pasado 26 de marzo, se pretende también mejorar la eficiencia de la industria, sin que sea el medioambiente el que pague los platos rotos. Más competitividad agroalimentaria, pero de la mano de la salud ambiental. La obligación de tratar el purín a través de centros gestores como fertilizante y no como residuo , de manera racional y controlada, supone un menor peligro para la salud pública y la animal, pues reduce la saturación de nitrógeno en los suelos y en las aguas subterráneas. Quien lo incumpla, será sancionado. "Es una norma muy exigente, pero el sector lo ha entendido; es un logro", advierte el consejero de Desarrollo Rural y Sostenibilidad. Futuro rural Es el primero de otros propósitos a recolectar en el campo agroalimentario, que afectan a la supervivencia del medio rural, en lucha contra la despoblación y a favor del empleo joven, la innovación y el comercio local. Para ello, el Gobierno regional ha gastado 90 millones de euros, que se han plasmado en la incorporación de 1.400 jóvenes , incluidos emprendedores de hasta 40 años con capacidad de asumir riesgos empresariales muy cuantiosos. Un perfil que refleja, apunta Olona, "cómo va a ser el modelo de profesional agroalimentario del futuro" y con una proyección que se pretende también para la supervivencia de las microempresas, mayoría en la Comunidad (más de 1.000) y de los locales dedicados a la actividad agroalimentaria, en caída (5,4%) desde los últimos siete años, según recoge la AIAA. "Debemos cooperar en internacionalización e innovación", afirma el consejero, pues los alimentos producidos en Aragón adolecen de notoriedad y, por tanto, de consumidores, tanto dentro como fuera de nuestras fronteras. Con el plan Comparte el secreto, al que se han destinado 24,5 millones de euros, y la Ley de venta local, en vigor desde julio de 2017, fomentarían la denominación de origen aragonesa, así como los productos de proximidad y temporada. Se trata de que el mercado regional alcance la altura del sector agrícola. Éste supera "entre 10 y 15 veces la capacidad de consumo interior" y supone un 13% de las exportaciones aragonesas. Ni una pieza sin aprovechar.
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