El microbiólogo Ignacio López-Goñi, la veterinaria Elisa Pérez-Ramírez y el farmacéutico Gorka Orive publican 'Salud Global', una obra sobre las amenazas microbiológicas a las que nos enfrentamos que subraya la importancia de la estrategia 'one health' El 70% de las enfermedades humanas emergentes son de origen animal, es decir, se deben a patógenos que han conseguido dar un 'salto' entre especies diferentes. Tenemos un ejemplo muy cercano de esa 'pirueta' microbiológica: el SARS-CoV-2 , que provenía de un murciélago y logró adaptarse rápidamente a los humanos. Lamentablemente, la del Covid no ha sido ni será la única amenaza de estas características a la que tendremos que enfrentarnos. El riesgo de zoonosis no solo no disminuirá, sino que, con toda probabilidad, crecerá en el futuro, espoleada por la emergencia climática, la globalización y fenómenos como la deforestación. Lo recuerdan el catedrático de Microbiología Ignacio López-Goñi , la doctora en Veterinaria Elisa Pérez-Ramírez y el catedrático en Farmacia Gorka Orive en Salud Global (Ediciones B), una obra en la que los tres expertos explican hasta qué punto están interconectadas la salud animal, la humana y la del medio ambiente y subrayan que la forma de afrontar los desafíos que las zoonosis plantearán en el futuro es implantar una estrategia de salud global -la denominada 'one health' - que integre las tres disciplinas citadas. "Desde la pandemia de Covid ha habido avances importantes. Sobre todo a nivel institucional se han dado pasos para lograr eso que necesitamos, que salud humana, animal y ambiental estén interconectadas, pero todavía falta mucho para pasar de la teoría a la práctica", señala Pérez-Ramírez, quien pone un ejemplo claro de los beneficios que se consiguen con una estrategia 'one health'. "Con el virus del Nilo Occidental se hace una vigilancia en mosquitos, aves y caballos por ejemplo en Doñana, donde hay circulación del virus. Esa vigilancia permite obtener una alerta temprana porque hay bastantes pruebas de que tres semanas antes de que empiecen a dar la cara los brotes en humanos ya pueden detectarse señales de alerta en los animales. Esos datos permitirían implantar una serie de medidas de prevención, para reducir los riesgos en las personas". "La salud humana todavía se considera un ámbito cerrado. Todavía hace falta hacer ese ejercicio de interconexión, también a nivel académico, porque en los planes de estudio no está, no se habla de 'one health'", apunta Orive, con quien coincide también López-Goñi. "Sería fundamental además que hubiera más coordinación entre los Ministerios implicados, Sanidad, Agricultura y Medio Ambiente. Hace falta una oficina interministerial que facilite la coordinación", añade el microbiólogo, que considera "un error que los veterinarios no dependan de Sanidad hoy en día". La amenaza de la gripe zoonótica Si tuvieran que apostar por qué patógeno es el candidato más avezado a protagonizar la próxima pandemia, los tres sitúan a la gripe zoonótica como una de las amenazas más palpables. "Los virus de la gripe cumplen muchos de los requisitos necesarios para ser considerados un riesgo pandémico" , resume Pérez-Ramírez. El subtipo H5N1, explica, "está rompiendo todos los esquemas que conocíamos previamente de la gripe aviar, afectando a una escala prácticamente global, con unas mortalidades nunca vistas en especies que tradicionalmente no sufrían la enfermedad y con brotes que se prolongan todo el año. Afortunadamente parece que sigue sin ser muy eficaz en el salto a humanos, pero los cambio epidemiológicos tan potentes que ha experimentado en poco más de dos años nos sitúa en un escenario de incertidumbre muy grande. Y juntar virus e incertidumbre siempre es un poquito arriesgado", reflexiona. En ese sentido, los autores son partidarios de seguir muy de cerca las evoluciones del virus y reducir al máximo los riesgos, como los que plantean las explotaciones de cría de visones, donde ya se ha demostrado que pueden producirse zoonosis inversas , es decir un contagio mutuo entre animales y humanos. "Criar carnívoros y, en concreto mustélidos en altísimas densidades y con medidas de bioseguridad bajas es una bomba de relojería y en los últimos años estamos teniendo muchos avisos", sostiene Pérez-Ramírez. "Con el Covid ya se demostró no sólo que los humanos transmitían a los visones, sino que los animales replicaban el virus a toda velocidad, generaban muchas mutaciones de adaptación y eran c apaces de devolver la infección de vuelta a los humanos . Esto fue un aviso, pero hace poco hemos tenido otro susto enorme con la gripe aviar, con un brote muy grande que se produjo en una granja de Galicia. Por suerte, no se produjo el salto a los trabajadores, pero el riesgo era muy alto. No sé qué más hace falta para que se tomen medidas al respecto. En mi opinión, los riesgos para la salud pública que suponen este tipo de explotaciones no compensan para nada los beneficios que se pueden obtener de ellas". "El mosquito es el animal más peligroso del planeta" Aunque no ocupen estos primeros puestos en las quinielas para una nueva pandemia, también hay que estar muy atentos a los patógenos transmitidos por artrópodos, señalan los especialistas. "El mosquito es el animal más peligroso del planeta. Causa más de 725.000 muertes cada año al ser transmisor de cientos de patógenos ", como la malaria, el dengue, la fiebre amarilla, el chikungunya o el citado virus del Nilo Occidental. "Algunos de esos virus, que nos parecían lejanísimos hace unos años, ya están llamando a nuestra puerta", señalan. En Europa, el primer caso de dengue autóctono se notificó por primera vez en 2010 y desde entonces se han detectado varias transmisiones locales del virus que los expertos siguen detenidamente. El peligro de las resistencias bacterianas Otra amenaza microbiológica a la que debemos prestar más atención es la que suponen las resistencias bacterianas , señala Orive. "Es un problema que claramente se va agudizando y para cuya solución tampoco tenemos herramientas claras ahora mismo. Y es fundamental porque si los antibióticos dejan de funcionar, estaremos ante un punto de inflexión", plantea. "La proliferación de las bacterias resistentes a los antibióticos representa un problema global de primer orden", abunda López-Goñi, quien recuerda que hay muchas intervenciones quirúrgicas que dependen de los antibióticos. "Si los antibióticos dejan de cumplir su función, quizás lleguen a curarnos el cáncer pero nos podremos morir por una infección causada por una bacteria multirresistente ". A día de hoy, se estima que en España mueren alrededor de 35.000 personas al año por complicaciones relacionadas con infecciones causadas por bacterias multirresistentes; un problema generado por el abuso durante décadas de los antibióticos tanto en humanos como en animales. Tanto Orive como López-Goñi y Pérez-Ramírez subrayan que el foco debe ponerse en las posibles soluciones disponibles para abordar las amenazas microbiológicas a las que nos enfrentamos. En primer lugar, subrayan, es fundamental "invertir en i nvestigación científica " que permita desarrollar métodos de diagnóstico rápidos y nuevas vacunas y tratamientos para patógenos emergentes. Además también reclaman cooperación , tanto entre médicos, veterinarios, biólogos, ambientalistas etc como entre autoridades implicadas en este ámbito. Y, por último, también recuerdan que es necesaria la solidaridad internacional . "Es un problema de salud global. Nadie estará seguro hasta que todos lo estemos".