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Castaños contra el despoblamiento

20/11/2019
En: hoy.es
Digital
Las perspectivas no son buenas. El intenso calor de finales de junio y principios de julio cogió al castaño en plena polinización. Y para colmo no cayó una gota en agosto. Muchos erizos vacíos en el saco de muestreo de Efrén Martín. Menos producción y de menor calibre. Al menos atisba poco bicho en las ramas. En Navezuelas se preparan para recoger la castaña. Empezarán la semana que viene y esperan terminar para la Constitución. No tienen la estructura productiva ni comercial del Jerte, pero aquí también sacan partido a la coyuntura pujante por la castaña. Efrén ejerce de asesor técnico de la asociación de productores de castañas de las Villuercas. Quinientas familias y casi dos millones de kilos salen de esta comarca. Ahora mismo -explica- el castaño es la alternativa más rentable en Las Villuercas. Se concentran en Navezuelas o Guadalupe y en algunas producciones dispersas por Navalvillar o Berzocana. Los efectos de la avispilla en Italia y otras zonas de España ha subido el precio del fruto Cree además que la sangría demográfica se ha reducido en parte gracias a la situación tan boyante de la castaña de los últimos años.El desastre ecológico en Italia por la avispilla mermó la producción del principal productor europeo. Tampoco ayuda el abandono de las zonas rurales montañosas. Menos castañeros para atender la demanda. Y aunque el consumo en fresco ha bajado porque los veranos se eternizan, en la industria emergen nuevos nichos con las harinas para repostería o celíacos que tiran al alza los precios. En cada erizo se crían tres castañas:: / No extraña que una partida muy temprana, de buen calibre y sana se haya vendido a tres euros no hace mucho tiempo. Este año, se mueve entre 1,70 y 1,75 euros el kilo para el agricultor. Margen suficiente porque los costes de producción se quedan entre los setenta y los ochenta céntimos por kilo. Efrén habla de un árbol que se puede llevar a tiempo parcial. No requiere los tratamientos ni los cuidados de otros frutales como la cereza. En Villuercas controlan y vigilan cada plantón que se pone para evitar que el insecto entre en la región Pero para trabajarlo bien convine no descuidar las enfermedades como la tinta o el chancro. Efrén está probando para el hongo cepas hipovirulentas, una especie de vacuna para inmunizarlos. Aunque la principal amenaza viene precisamente de la colonización de la avispilla. El insecto llegó de China a Italia en 2006. Aunque no supera los tres milímetros las agallas que genera en el árbol son el foco para la invasión de los hongos. Ya ha atravesado Francia y a España saltó por Cataluña. En la Cordillera Cantábrica llevan años combatiéndola. Efrén Martín recoge reizos de muestra en una finca de Navezuelas:: / J.M. ROMEROIncluso en Andalucía se han percatado de esta invasora. En Villuercas, de momento, han conseguido esquivarla. Efrén habla de un esfuerzo común de cooperativas, grandes productores y agricultores de la comarca para controlar y vigilar. Pero advierte. Llegará. Antes o después, pero lo hará. Descensos en Galicia Galicia, León y Andalucía están sufriendo ya descensos muy acusados de producción por el insecto. Para frenarla, siempre ha habido muchas reticencias a utilizar al parásito 'torymus' que la ataque, pero viendo los efectos, es muy probable que el año que viene se autorice. «Tendremos momentos de crisis como ocurre ahora en otras comunidades, pero esperamos que tenga menos impacto. Es la ventaja de estar organizados». También toca hacer frente al cambio climático. Con veranos tan largos, en algunos pueblos como Robledollano habrá que olvidarse de seguir cuidando los castaños y plantarse otro cultivo. «Da rabia. Tenemos demanda y buenos precios. Pero hay que estar al pie del cañón para que no se nos mueran los árboles». Y en eso anda Efrén. Medio año en Las Villuercas y el otro medio plantando por el norte de España. Barro en las botas de sobra para intuir lo que se avecina. El castaño se endereza en suelo ácido, profundo para las raíces y bien drenado para evitar los encharcamientos. Sufre mucho en zonas arcillosas. Agradecido con la pluviometría alta y veranos de calor suave. En Guadalupe dicen que si no llueve entre los toros de agosto y la Virgen poco se puede esperar. Las tormentas coinciden con el desarrollo del erizo, cuando más está engordando el fruto. Joaquín Chamorro (izquierda) calibra las primeras partidas de las variedades más tempranas:: / J.M. ROMEROPero las tormentas escasean cada vez más en verano. Y pone como ejemplo la nefasta campaña de 2017. En esta zona se salvaron algo porque predomina la injerta, una variedad tardía que por calibre vale tanto para fresco como para industria. Tiene la piel muy fina y a veces se devalúa si llueve, pero para transformación también se paga bien. Los tardíos también llegan mejor al momento álgido de consumo del mes de noviembre. En Villuercas todavía necesitan dar el paso de la comercialización. Los agricultores asumen que a medio plazo hay que valorizar las producciones. Llegar a los lineales en menos tiempos y con menos intermediarios. O que se creen pequeñas empresas de transformación. Casi todo lo que sacan lo venden en fresco a Italia o a Galicia, para que los industriales gallegos pelen y ultracongelen antes de exportar. Quizá la falta de apuesta industrial venga por la estructura social de los castañares. Abundan las fincas pequeñas de dos o tres hectáreas, pero también algunas de veinte, treinta o más de cien. El PuertoJoaquín Chamorro gestiona la finca El Puerto en el término de Berzocana. 70 hectáreas. Más de la mitad, castaños y el resto cerezo. Cada año sacan 50.000 kilos de castañas. Las recogen a mano. En el suelo con rodilleras y cestos. Cada diez de octubre empiezan con la Pelona de Huelva y después se pasan a la Verata. La venden principalmente en Talavera de la Reina, Don Benito o Villanueva. Y algunas partidas a Barcelona y Valencia. Este año les cuesta llenar los sacos de la Pelona de Huelva por la sequía. Se han planteado incluso poner regadíos para garantizar la carga. Pero de momento las pruebas no han dado resultados. A pesar de la sequía, Joaquín ha comprobado que interesa más que la cereza. No necesita herbicida en el suelo. Basta con pasar la trituradora y preparar el suelo en invierno. Una poda en mayo y luego volver a triturar para tener el suelo limpio en verano. Tampoco esconde su preocupación por la avispilla. «Nos sé si nos escaparemos. El futuro dependerá de si somos capaces de evitarla». Han visto como se ha llevado por delante plantaciones enteras en Galicia y León. Y una vez perdidos, reponer no resulta sencillo. Tardan casi una década en prender de nuevo y muchos se secan por el camino. «El cerezo requiere mucho tratamiento para que produzca, pero el castaño es al contrario. Cuesta sacarlo adelante, ahora, una vez en pie, se lleva más fácil».José María Pulido es uno de los que mejor conoce lo que puede dar el valle. Vive en mitad del monte. A siete kilómetros de Berzocana en una casa de paredes anchas para el frío y bebe agua que emana de un manantial junto a su finca. Cada día amanece junto el río Viejas. Desde hace treinta años trabaja doce hectáreas de castaños. «Antes los árboles aguantaban productivos varios siglos, ahora con las enfermedades son más estériles». Cuando empezó a plantar no conocía la tinta ni el chancro y mucho menos la invasión asiática. La tinta viene por culpa de la humedad del suelo, que pudre la raíz. El chancro ataca la corteza, corta la savia y seca la rama. «Si llega al tronco no hay solución». Limita mucho las podas para evitar riesgos. Cada herida que haces es un foco abierto. Todavía no se explica cómo se ha podido expandir tanto la avispilla sin que nadie haya hecho nada. «Es una amenaza para todos».Nota a los árboles con mucho estrés hídrico. Tan secos, cuenta, que con las últimas lluvias engordarán de repente hasta rajar la piel de las castañas. «Será un año malo». Las perspectivas no son buenas.
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