Las políticas oleícolas y la PAC

La nueva PAC permite una política agrícola más verde, puesto que condiciona el 30% de las ayudas al medio ambiente, con un reparto más justo entre los agricultores, y gracias a la figura del agricultor activo, se intentará evitar que parte de las ayudas las sigan cobrando los denominados agricultores de sofá o de salón, que son los agricultores que no desarrollan ninguna actividad agrícola, lo que evitará por otro lado, conceder ayudas a superficies abandonadas y a personas o empresas no ligadas a la actividad agraria. Por otro lado, y con el fin de conseguir políticas agrícolas más competitivas y productivas, la nueva PAC debería tener en cuenta las características de cada región y de las propiedades de cada cultivo, puesto que una PAC fuerte, será garantía para los productores, para los consumidores y para todos los ciudadanos europeos. Actualmente en España, el 45% de las solicitudes son de agricultores que cobran menos de 1250 euros, y se ha establecido una reducción del 5% para los que cobren más de 150.000 euros, partiendo de los derechos de los agricultores y ganaderos aportados en la solicitud de ayudas del año 2011. En el caso del cultivo del olivo, es de obligación citar el caso andaluz, ya que se cultica el 25% de la producción agraria andaluza y supone veintidós millones de jornales agrarios, y una producción cercana al 40% del aceite mundial y al 20% de la llamada oliva de mesa. SE concluye recomendando incentivar a los jóvenes agricultores para que planten nuevas extensiones de olivos, ampliar las zonas regables, mejorar el envasado y la comercialización del aceite de oliva y aportar por el mercado exterior