Si todo sale como debe, en invierno o primavera de 2024 se podrá volver a degustar, después de muchas décadas, un vino de Badalona . Será gracias al esmero de Anna Abellan e Ignasi Niubó , dos antiguos restauradores badaloneses metidos a la viticultura que, después de seis años de trabajo , y gracias al apoyo de muchas manos , ya tienen guardado en la bodega el fruto de una primera vendimia . "La gente que entiende del mundo del vino pensará que estamos locos, y así es ", admite Niubó. "¿Una plantación nueva impulsada por gente que no tiene dinero? Es algo, sin duda, extraño". El proyecto, llamado igual que el lugar que ocupa, 'Vall de Betlem' , busca dignificar la zona con una actividad rendible, así como recuperar el patrimonio agrícola y vitivinícola que fue seña de identidad del valle de Betlem, y también del propio monasterio de Sant Jeroni de la Murtra , que siempre estuvo relacionado con el mundo del vino. Antes de plantar, ambos realizaron una investigación sobre las plantaciones de vid que gestionaba el monasterio : "Extraímos mucha información de lo que elaboraban, lo que usaban para su propio consumo y lo que vendían posteriormente, en una tienda que tenían en Barcelona", señala Abellan. Incluso llegaron a hablar con una de las últimas personas que trabajó esas tierras para el monasterio : "Se trata de una persona bastante anciana, con una memoria excepcional, que trabajó justo en el mismo lugar en el que tenemos las viñas nosotros", dice Niubó. En aquellos tiempos, añade Abellan, no eran importantes las variedades de uva, sino que primaba la producción y la facilidad para cultivar: "Todo el interés en investigar sobre el cultivo que históricamente se hacía aquí tiene el objetivo de recuperar relatos perdidos y espacios naturales degradados. Cuando se dejó de plantar viña allí, se convirtió en un vertedero, e incluso hubo un circuito de motocross", denuncian. Estos viticultores urbanos regentaron en Badalona el restaurante La Sargantana, que se mantuvo abierto desde 1996 hasta 2020: "Nuestra relación con el mundo del vino ya era entonces muy intensa, porque siempre quisimos ofrecer una carta centrada en los productos del territorio . Tenemos una relación muy apasionada con el mundo del vino, que explica la locura de buscar un sitio en Badalona para plantar la vid". El lunes 28 de agosto culminó una parte importante de todo el proyecto, la primera vendimia. Concretamente, han recogido 570 kilos de malvasía aromática y 554 kilos de garnacha blanca : "Aunque apenas sean 1.000 kilos, estamos eufóricos porque ya podemos pensar en embotellar ", admite Abellan. También han recogido algo de macabeo y de sumoll, aunque en pequeñas cantidades: "Para nosotros, lo que ha de primar es el uso de las variantes autóctonas ", añade la viticultora. La iniciativa no se entendería sin la impronta que deja en esas tierras el monasterio de Sant Jeroni de la Murtra: "Estar junto al monasterio liga con el objetivo de nuestra cooperativa de que los proyectos tengan un impacto social y ambiental positivos en el territorio", explica Abellan. En efecto, durante los cinco años en que han trabajado la tierra, sin recoger aún los frutos, la iniciativa se ha mantenido viva gracias a las actividades que han realizado en algunas estancias de Sant Jeroni: "no puede ser rendible solo con la actividad agrícola, hacen falta actividades paralelas". Para ambos, potenciar el patrimonio agrícola y cultural de esta parte de la Serralada de Marina es algo crucial: "Si llega el momento en que se redefinen los usos del monasterio, a nosotros nos gustaría participar recuperando la bodega que allí hay, e incidiendo en la orientación de la oferta cultural que pueda tener la zona", asegura Niubó. Lee todas las noticias de Badalona en EL PERIÓDICO Badalona