La percepción sobre el reto del calentamiento y sus impactos identifica ocho grupos sociales en España Un estudio sociológico rompe la idea de dos trincheras antagónicas irreconciliables Machado compuso versos sobre las dos Españas (que nos iban a helar el corazón). Sin embargo, los nuevos estudios sobre sociología apuntan a una diversidad de valores y opiniones rompen el esquema de dos trincheras irreconciliables. Esa pluralidad y transversalidad de voces se aprecia claramente en las posiciones que mantienen los españoles respecto a cambio climático. Así lo indica el trabajo "Las 8 Españas" que se presenta hoy la Fundación Hexagonal y elaborado por el cetro de estudios Legados. La tesis central de este documento dinamita ese dilema bipolar en que se suele encorsetar la opinión pública española, y abre espacios de esperanza para el diálogo y el intercambio también en la acción para mitigar el cambio climático y proteger el medio ambiente. "Las conclusiones del trabajo rompen la polarización, algo que no es útil para poner en marcha las grandes políticas, y para las que se necesitan espacios de consenso, matices, capilaridad, segmentación. No todo es blanco y negro", dice Raúl Olivan, director de Hexagonal, desde donde se ha puesto en marcha el proyecto Bla, Bla, Lab, donde se incuba esta visión en un trabajo con financiación de la Fundación Europea por el Clima, entre otras instituciones. Los esquemas se rompen. Y por eso, no es de extrañar que personas que invocan la libertad económica se muestren sensibles a la protección del medio ambiente o estén dispuestos a comprar vehículos de emisiones cero. O que ciudadanos que alguien podría tachar de carcas por afición a los toros o por sus credencias religiosas, sean los más activos para defender su medio natural más cercano. El resultado de las encuestas (7.200 en toda España) muestra la ruptura de esa dicotomía y "sirve para dejar atrás una visión que focalizaba todo en los límites de la ideología", señala Tirso Virgós, sociólogo de Legados. Mucho más allá del retrato político al uso El estudio recoge la opinión de los españoles sobre la crisis climática, pero las preguntas se refieren a valores (opinión de las políticas públicas, el disfrute de la vida, nivel de preocupación por los vulnerables, la conciencia de seguridad.,.) para componer un marco que permite, mediante técnicas estadísticas, diferenciar ocho segmentos de ciudadanos. Todo ello va más allá de un retrato político al uso, hasta completar una visión enriquecedora. Aquí aparecen, pues, ciudadanos que se autocalifican "de izquierdas" pero que rechazan los impuestos, o consideraciones sobre el cambio climático y la inmigración en las que las correlaciones derecha-izquierda no son perfectas y se escapan de los tópicos. El 95% considera que el cambio climático no es de derechas ni de izquierdas El 90% de la sociedad está preocupada por el cambio climático, aunque solo un 8% lo considera uno de los principales problemas. "Los grupos definidos rompen una sociedad dividida entre rojos y azules , polarizada y crispada, porque sus posturas están llenas de matices", señalan el informe. El 95% considera que el cambio climático no es de derechas ni de izquierdas, y el 67,5% ha cambiado sus hábitos para luchar contra el cambio climático. Virgós añade que el 75% de los españoles cree que el cambio climático es fruto de las actividades humanas, y que en el restante 25% "la grandísima mayoría opina que el cambio climático existe" (aunque intervengan causas naturales). Una negacionismo suave El negacionismo, como en otros estudios, se ha cifrado en un 10% (las encuestas coincidieron con episodios de altas temperaturas o el punto álgido de la sequía en Catalunya). Pero mueve al optimismo la apreciación de un negacionismo suave, light: "hablamos de personas que creen que hay un cambio climático por causas naturales, y esto abre un espacio para que se puedan impulsar políticas" transversales para proteger el clima, añade Virgós. "Mucha gente que, en una tradicional segmentación izquierda-derecha, consideraríamos de derechas y poco preocupada por todo esto, quiere cambiar de hábitos, quiere actuar y se siente alertado por el cambio climático", añade Virgós. Ocho perfiles a vuelapluma El estudio distingue al Progresista acomodado, sin atisbo de duda sobre el cambio climático, confiado en las instituciones y preocupado por el avance de la ultraderecha. Y junto a él, al Progresista crítico, que rehúye el fatalismo y ve aún mucho trecho por recorrer para combatir la crisis climática. Bien perfilado aparece el Izquierdista desencantado, que se abstiene a la hora de votar, que desconfía de las élites pero que admite haber cambiado de hábitos. Y no puede faltar el Apolítico desconectado, que no cree que la crisis climática le afecte demasiado. Llama la atención el Moderado optimista, de raíces religiosas y humanistas, proclive a unir acción climática y desarrollo económico. El Libertario descontento cree que existe el cambio climático, pero rechaza las afirmaciones exageradas y desconfía de los políticos. Los Tradicionales implicados ven el calentamiento como una amenaza, pero también se fijan en lo local. Y, finalmente, los Patriotas rebeldes, semillero de negacionistas, rechazan "embarcarse en cruzadas verdes" y anteponen las problemas políticos y económicos. Cada segmento social permite encontrar posibles aliados inesperados El estudio resalta que cada segmento social permite encontrar posibles aliados inesperados, incluso entre los Patriotas rebeldes. Este segmento está opuesto, a priori, a las políticas verdes, y, de hecho, un gran número de sus miembros cree que el cambio climático viene dado por causas naturales. Pero este colectivo muestra su preocupación por el deterioro de ríos, playas, bosques y montañas. "La canalización del patriotismo y el apego por la tierra puede servir para involucra incluso a aquellos que menos deseo tienen de implicarse o cambiar de hábitos", se señala. De forma similar, grupos como la Izquierda desencantada, cuyas preocupaciones se centran en lo material, dada su situación de precariedad y descontento, o los Tradicionales implicados, opuestos a cómo se han desarrollado las políticas verdes (que perciben como politización del cambio climático) también son potenciales aliados. Ambos grupos, "a pesar de sus diferencias, comparten la preocupación por el cambio climático, y están dispuestos a actuar para cambiar las cosas, más allá de su percepción de cómo son en la actualidad". En el caso de los Tradicionales implicados es particularmente interesante ver cómo pese a su desaprobación del contexto político o los mensajeros tradicionales no les hace estar menos dispuestos a liderar para conseguir cambios. Y "pueden ser un segmento especialmente útil por su capacidad" de arrastras a otros Los españoles confían en los científicos como las voces más autorizadas para transmitir los mensajes Los españoles confían especialmente en los científicos como las voces más autorizadas para transmitir los mensajes relacionados con el cambio climático. Consideran que estos profesionales son los que tienen más credibilidad, al ser percibidos como "neutrales" o porque son "los que se la juegan". Estiman que tienen niveles de conocimiento elevados y "no están contaminados por la lucha partidista". Y también confían en la voz de los agricultores y ganaderos, dado que son los principales afectados por el deterioro del medio ambiente y las políticas a este respecto. Algunos apuntes clave para la divulgación De las respuestas también se deduce que los españoles prefieren que haya "actuaciones prácticas y sobre el terreno" en que también se presente el medio ambiente local a través de personas con la que puedan identificarse con más facilidad. En cambio, casi todos los segmentos "coinciden en señalar la política como un problema, y no como una solución", fruto del "elevado grado de desconfianza hacia los políticos y las instituciones", según los autores del trabajo. Cualquier campaña deberá tener en cuenta, pues, este "hartazgo". Los autores de esta investigación apuntan la importancia de respectar las fiestas populares, con el argumento de que éstas pueden ser un canal para concienciar y movilizar las inquietudes sobre el medio ambiente