Las cotizaciones en origen han caído casi un 40% respecto al año anterior. Las organizaciones agrarias aseguran que "no hay motivos" para el desplome y culpan a la "especulación"
Chus García
Momento de la producción de aceite en una almazara de la Comunidad aragonesa. Heraldo.es
Las organizaciones agrarias dicen que no hay motivos que expliquen la caída libre en la han entrado los precios del aceite, que han desplomado casi un 40% respecto al año anterior. Y lo que es más sangrante, nadie se explica por qué el producto italiano, se cotiza a casi seis euros en origen y los olivareros españoles apenas reciben 2,6 euros por kilo , una brecha que se ha disparado hasta el 131% y que ha logrado alcanzar una distancia de récord, nunca antes vista en las comparativas de los dos principales productores de oro líquido en el mundo.
No hay motivos, pero hay razones. Y todas apuntan hacia la «especulación», como coinciden en destacar los representantes de los sindicatos agrarios aragoneses. Todos ellos destacan que los contingentes establecidos por la Unión Europa a terceros países permiten la entrada de 380.000 toneladas de aceite tunecino. «De ellas la mayor parte van a parar a las grandes comercializadoras y distribuidoras, que inundan el mercado con este producto que compite en precios, a la baja, por supuesto, con el aceite español», explica José Manuel Roche, secretario general de UPA en Aragón.
«Hay menos cosecha que el pasado año», señala David Andreu, secretario provincial de UAGA en Teruel, para responder a los que justifican la situación con una elevada producción. Porque, como insiste Andreu, es cierto que en España la campaña ha sido mucho mejor, pero en Grecia y, sobre todo, en Italia. En este último país, las cifras son de desastre con apenas 200.000 toneladas frente a aquellas 600.000 que producía en 2008.
Tanto Asaja como Araga coinciden. «Es inaceptable» lo que esta ocurriendo en el olivar. «Alguien se está llevando el dinero y no son precisamente los agricultores ni los transformadores», afirma con contundencia el presidente de Araga, Jorge Valero, que señala hacia «los intermediarios y la gran distribución» como los verdaderos responsables de «estos precios de ruina».
Ante este preocupante escenario, el sector exige unánimemente al Ministerio de Agricultura y a la Comisión Europea que dé una respuesta «rápida» a la ruina que viven los oleicultores. Y que lo haga con medidas «contundentes y rápidas» que frenen este desplome. En caso contrario, amenazan, «habrá movilizaciones».
Almacenamiento
Las organizaciones agrarias han puesto sobre la mesa sus propuestas. Quieren que se active «inmediatamente» el almacenamiento privado, una medida que tiene que aprobar la Comisión Europea y que se pone en marcha cuando las cotizaciones del mercado se encuentran por debajo de un precio de referencia que marca la rentabilidad, fijado en este caso en 1,77 euros por kilo. La medida está descartada, por el momento, por parte de las administraciones e incluso el ministro Luis Planas han asegurado que sería «muy mala noticia» tener que llegar este extremo porque eso significaría que las cotizaciones son extremadamente bajas.
Por eso, UAGA-COAG pide que se revisen al alza estos precios de referencia, que se fijaron hace 20 años, ya que actualmente el coste de producción alcanza los 2,70 euros por kilo. «Con estas cotizaciones los productores ya están perdiendo dinero», critica Andreu, que aprovechó la visita de Planas a la pasada edición de Figan para manifestarle el malestar del sector y «preguntarle qué pensaba hacer».
El representante de UAGA explica que la OCM del aceite permite la autorregulación, es decir, que los oleicultores retengan hasta el 20% de la producción hasta la campaña siguiente para provocar así un incremento de los precios. «El problema es que no tenemos sitio donde guardarlo, porque actualmente las bodegas de las almazaras y las cooperativas están a rebosar de aceite porque nadie quiere vender a estas irrisorias cotizaciones», destaca Andreu. Una situación en la que también incide el presidente de Araga, que asegura que «no tenemos infraestructuras para retirar aceite del mercado».
Y todas las organizaciones al unísono reclaman acciones en la cadena alimentaria que controlen la formación de precios, pongan freno a «estos desfases» e impidan que «las grandes comercializadoras hagan el agosto a costa de la producción».
Una cosecha a la mitad Los que justifican los bajos precios del aceite insisten en recordar que España cuenta este año con una elevada producción. Sucede así especialmente en Andalucía, primer productor con diferencia del país. Pero en Aragón, la campaña es bien distinta.
En el Bajo Aragón, donde se encuentran más de 20.000 hectáreas de olivar de las más de 34.000 que existen en la Comunidad, la cosecha ha sido «mala», como la califican los representantes de UAGA, que aseguran que la producción es «muy corta, con poca cantidad y con unos rendimientos muy bajos». Apenas se ha recogido menos de la mitad de kilos que el año pasado, tanto por el ataque de la mosca del olivo como porque las intensas lluvias del pasado octubre impidieron recoger la que estaba en el suelo. Ha influido también la vecería, porque el pasado año la cosecha fue muy buena.
Por eso, advierte UAGA, estos precios «de ruina» están poniendo en peligro la supervivencia de miles de explotaciones aragonesas.
La mala campaña también se deja notar en la Denominación de Origen Aceite del Bajo Aragón, aunque el descenso de producción no impedirá que mantenga el volumen de certificación, es decir unos 2,5 millones de litros de aceite, señalan desde la D. O.