La ganadería siempre se considera un sector fijador de empleo y estabilidad en los municipios de interior de Castellón
Pero la crisis impactó en el consumo y los hábitos sociales, provocando rechazo a precios que años anteriores no se percibían como elevados
Sumado a la falta de apoyos de la administración obliga a los ganaderos a redirigir su mirada a otras fuentes de ingresos
BERTA RIBÉSCastellónDANIEL VICENTECastellón
27-12-2017 12:34El sector ganadero de la provincia de Castellón ha resistido de forma estoica una década de crisis, prácticamente sin grandes oscilaciones en cuanto a las existencias de animales y explotaciones se refiere, y el secreto de ello es claro: el ganadero siempre ha estado en crisis.
Y es que la ganadería, de igual modo que ocurre con la agricultura, arrastra tantísimas décadas de crisis tras de sí que la última tan sólo ha sido un episodio más de una historia plagada de palos en el camino. Aumentos de las cotizaciones de los piensos, alzas de la electricidad, ahogamiento en los precios de venta de los animales, problemas sanitarios y la consiguiente obligación de acometer planes de erradicación que han sido la ruina de muchísimas explotaciones ganaderas... Un largo etcétera de problemas que son el día a día para unos ganaderos que siguen levantándose día a día y peleando por sus explotaciones, con las que mantienen activas unas comarcas de interior donde una granja es la diferencia entre el todo y la nada.
CifrasLas cifras económicas de la ganadería no son baladíes. El sector ganadero aporta a la producción final agraria de la Comunidad Valenciana más del 21% de su valor total, con oscilaciones que dependen de las cantidades producidas y sus cotizaciones, detallan desde la Conselleria de Agricultura, Medio Ambiente, Cambio Climático y Desarrollo Rural. El valor anual de la producción se sitúa en unos 567 millones de euros, cifra que crece anualmente en valor absoluto. Y aunque las cifras que aporta la Conselleria no están pormenorizadas por provincias, Castellón es la primera provincia de la Comunidad Valenciana en cuanto a ganado porcino, con el 56% de los animales, y en ovino, con el 39% de las cabezas. Tampoco está a la cola en bovino, de hecho es la segunda provincia valenciana con el 37% de los animales, y también es la segunda provincia en caprino, con el 27% del total de animales, según se detalla en el último informe sobre ganadería, correspondiente al ejercicio 2016.
Pero los ganaderos de la provincia, amparados por La Unió, insisten en sus reivindicaciones. «Las crisis siempre nos afectan, porque la gente intenta ahorrar lo máximo en comida y comprar la mayor cantidad de producto al precio más bajo. Por eso sectores de extensivo como el ovino y el bovino están perdiendo explotaciones y animales por la baja rentabilidad».
Según apuntan desde La Unió de Llauradors, «el sector porcino en la actualidad es junto al aviar de los más importantes económicamente hablando de la provincia de Castellón». «Se han cerrado explotaciones pequeñas, se han reconvertido explotaciones de reproducción en explotaciones de cebo y de momento es un sector que se mantiene estable aunque ahora mismo el precio de venta roza el precio de coste de las granjas de referencia, traducido para pequeños granjeros son perdidas. Esperemos que con la entrada del nuevo año esta tendencia se modifique y estemos en precios más razonables», señalaron las fuentes.
ProblemasEn estos sectores tanto para aviar como porcino «el principal problema con que nos encontramos es la implantación de nuevas explotaciones o ampliación de las existentes puesto que desde la Conselleria se están exigiendo requisitos de aplicación de purines que no están consensuados con el sector, que no atienden a la realidad del proceso y la percepción por parte del sector es para esta Conselleria no es de su agrado la implantación de nuevas explotaciones tanto porcinas como avícolas».
Con todo, «uno de los sectores más afectados ha sido el sector citrícola que ha reducido en más del 40% de explotaciones, pagar por debajo de coste de producción la canal del conejo ha incidido en gran medida en esta drástica reducción de animales», aseveran fuentes de la citada organización agraria. «Es un sector en crisis, que puede verse agravada en gran medida si desde la Unión Europea propiciada por movimientos animalistas prohíben la cría de animales en jaulas. Esto puede ser la puntilla para este sector productor».
Por lo que respecta al sector bovino, «también ha perdido muchas explotaciones y ha reducido el número de animales por explotación», según explican los ganaderos agrupados en La Unió. «La carne de vacuno es una carne de mucha calidad y de un precio un poco mayor que otras carnes en el mercado, la crisis económica que estamos padeciendo en España desde hace más de diez años ha hecho que el consumo disminuya y por lo tanto sea necesaria su exportación a países terceros».
Así las cosas, las ventas a países extranjeros se perfilan como una posible solución para este sector. «En estos momentos el sector está aguantando gracias a la exportación a países árabes, grandes consumidores de estos tipos de carne. Sin esa exportación posiblemente la reducción seria muchísimo más severa», subrayan.
Pero para La Unió, este sector «también tiene otro handicap importante y es el tema sanitario». Y es que «desde que la Conselleria decidiera hacerse cargo con equipos propios (VAERSA) del saneamiento ganadero, en la provincia ha sido un autentico desastre lo que ha animado a algunas explotaciones al cierre definitivo». «El programa nacional de erradicación de tuberculosis tan criticado por nuestra organización se está viendo que su forma de ejecución no es el camino correcto y que los datos que arroja no son ni fiables ni correctos llevando a la ruina a algunos ganaderos. Por eso hemos pedido la retirada de este plan y la ejecución de un nuevo plan consensuado con el sector.», lamentan desde La Unió de Llauradors i Ramaders.
RelevoPor último, en relación al sector ovino-caprino, desde La Unió alertan de que «la reducción de animales es debido a la jubilación de parte del sector ganadero y no se ha traducido en un número de explotaciones porque muchos ganaderos se han dejado 15-30 animales para su disfrute pero no con objetivos económicos».
Es un sector «muy duro, de mucho trabajo fuera de la explotación pastando, con unos precios mayores en supermercado que otras carnes como la porcina o avícola y en tiempos de crisis económica la gente compra lo más barato, se consume pero cada vez en menor medida». De nuevo, el sector en general vive mirando a la exportación y si esta no se produce, esto repercute de forma inmediata en los precios que cobra el ganadero.
Para más inri, los ganaderos de la provincia recuerdan que «en esta anualidad la terrible sequía que acecha a la provincia está repercutiendo en el sector con un aumento notable del coste de producción por la pérdida de pastos y una menor producción de corderos y cabritos».
Además, lamentablemente, según citan los expertos «el relevo generacional se produce en algún sector de intensivo y mucho menos en sectores de extensivo debido a la rentabilidad de las explotaciones ganaderas». De esta manera, el empleo ganadero también parece estar cubierto por una sombra que amenaza por destruirlo por completo.
La ganadería ecológica se erige como una tabla de salvación para la ganadería teniendo en cuenta el cambio de hábitos sociales en el consumo de carne, pero dicha tendencia no termina de cuajar en Castellón. «En la provincia la evolución de la ganadería ecológica en los últimos años ha sido de tener 27 explotaciones en el 2002 a únicamente 19 en el 2016 y mayoritariamente son de bovino (13 explotaciones en 2016 y 14 en 2002). «En el resto de sectores la pérdida de ganadería ecológica ha ido pareja a la de la convencional: en el caso del ovino-caprino de carne hemos pasado de 11 explotaciones en ecológico en 2002 a únicamente 2 en 2016». Los motivos «son los mismos que tiene la ganadería convencional a lo que hay que unir la falta de mataderos que tienen la línea en ecológico». «Actualmente sólo está certificado el matadero de Benassal con la particularidad de que la certificación la paga el único ganadero que mata allí en ecológico. Por tanto, la infraestructura para facilitar la conversión está ausente», alertan desde La Unió. La única ganadería ecológica que experimenta un ligero crecimiento es la «de las gallinas ponedoras y es fácil encontrar una explicación a esta situación: la comercialización de los huevos es más sencilla y no requiere pasar por un matadero». A día de hoy quedan en la provincia de Castellón 18 mataderos y en los últimos 10 años han cerrado 12, según La Unió.