España es el mayor proveedor hortofrutícola del continente, con cifras récord de producción de hortalizas en 2021. El sector ve en la agricultura de precisión la llave para afianzar su liderazgo. Año tras año, los datos evidencian por qué España está considerada la huerta de Europa. En 2021, repitió como el mayor productor de frutas y hortalizas de la Unión Europea, con 27 millones de tolenadas (seguida de Italia, con 24 millones), según revelan las estadísticas oficiales. A eso se le suma que también es el mayor proveedor del continente, con más de 13 millones de toneladas exportadas y una recaudación de 15.680 millones de euros. Es decir, un 7,7% más que el ejercicio anterior , tal como arrojan las cifras del Departamento de Aduanas e Impuestos Especiales. Esta fotografía no solo tiene una clara lectura de cara al exterior, al situar a nuestro país en el mapa internacional como uno de los actores más destacados del mercado de la alimentación saludable (es el octavo productor del mundo, según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación). En el plano interno, las frutas y las hortalizas constituyen el primer segmento de un sector primordial para España como es la agricultura, al suponer el 59% de la producción vegetal y el 34% de la agraria. Aun así, el director de la Federación Española de Asociaciones de Productores Exportadores de Frutas, Verduras, Flores y Plantas Vivas (Fepex), José María Pozancos, advierte que durante los últimos años se ha dado "un crecimiento moderado" respecto a épocas anteriores. Sin ir más lejos, en el acumulado de enero a julio de 2022, el aumento en el valor de las exportaciones ha sido de un 2,4%, mientras que el volumen ha caído un 7,7%. A la pregunta sobre a qué puede deberse este fenómeno, Pozancos opina que responde, en gran medida, "a una situación coyuntural provocada por factores meteorológicos muy adversos en los últimos tiempos, como fuertes heladas o calores extremos que han afectado a la producción". De hecho, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación ha expuesto recientemente que la nueva cosecha de la fruta más consumida en España, la naranja, será la más baja de las últimas diez temporadas debido a las duras condiciones climáticas registradas. Aparte de ello, desde Fepex también subrayan como inconvenientes añadidos "el incremento de los costes de producción y la fuerte competencia de países terceros en el mercado comunitario, donde se ha implantado la globalización, lo que ha hecho que desaparezca la preferencia comunitaria ". Eso sí, estos factores tampoco impidieron que el pasado año se alcanzaran cifras récord en producción de hortalizas, con 16,39 millones de toneladas (1,21 millones más que en 2020). En concreto, el tomate, la hortaliza reina del campo español alcanzó una producción de 4,74 millones de toneladas (4,31 millones en 2020). Sin embargo, el mercado exterior experimentó un retroceso del 6% en ventas: el pimiento fue la hortaliza más vendida fuera (1.270 millones de euros), seguida de la lechuga (827 millones de euros). Tal como argumenta Pozancos, a pesar de los problemas relacionados con el clima y la economía, existen fortalezas de peso por las que el sector hortofrutícola español mantiene su preeminencia en Europa, con la mayor cuota del mercado intracomunitario (un 28%). La diferencia cualitativa es que " en España hablamos de producciones propias , mientras que otros como Países Bajos [el segundo mayor proveedor de la UE, con una cuota de mercado del 24%] son producciones importadas y reexportadas". Pero no es solo eso. Según añade, la producción hortofrutícola española se caracteriza por "una gran diversidad de productos con fuertes volúmenes ", así como una «importante extensión de las campañas, que está presente con productos perecederos y con una gran fortaleza durante todos los meses del año". Además, indica, todo ello se realiza con un alto componente de sostenibilidad, ya que el sector representa el 54% de la producción agríola y solo el 5% de la superficie de cultivo. Y sin embargo, acapara la mitad del empleo agrícola en un momento de abandono de las áreas rurales. Estas son, precisamente, las claves por las que Andalucía lidera el comercio del sector. No en vano, los primeros siete meses de 2022 ha vuelto a lograr un récord exportador histórico, con 4.648 millones de euros en ventas y un crecimiento del 9,4% respecto al mismo periodo del año anterior, según datos oficiales. La competencia global en la UE, acentuada por "la falta de regulación", es para Pozancos el principal escollo para el crecimiento del sector. Según asegura, Marruecos superó el año pasado a España en ventas de productos considerados estrella, como el tomate, en algunas zonas de Europa. A ello se ha sumado durante los últimos meses una escalada inflacionista que supone un nuevo desafío para el sector. A su juicio, es complicado paliar el problema con la reducción de los costes unitarios en elementos como fertilizantes, semillas o energía. "L o más realista es potenciar la competitividad con un programa ambicioso de mejora de tecnología de la agricultura de precisión , ya sea en cultivo leñoso, al aire libre o bajo invernadero". Desde su punto de vista, la tecnología 4.0 está ya "generalmente implantada". Sin embargo, matiza que en este sector hay que hablar de subsectores, y no en todos se avanza de forma similar. "No tiene nada que ver cómo se trabaja con las berries de Huelva a cómo se hace con la patata en Castilla y León", argumenta. Por otro lado, el director de Fepex también alude al "proteccionismo fitosanitario" como uno de los grandes obstáculos por los que no se ha conseguido intensificar el comercio hortofrutícola en los mercados emergentes. Por ejemplo, España exporta menos a Estados Unidos que a Canadá. Por eso, insiste en la idea de retomar "la sostenibilidad competitiva de la que siempre se ha hablado en Europa con un marco regulatorio acorde con ese objetivo".