La cosecha del olivar se reducirá un 40%, lo que anticipa que los precios del aceite seguirán altos
En la actual campaña la producción ha ascendido a 1,49 millones de toneladas
Jornaleros, durante la cosecha de aceituna. josé manuel pedrosa
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A dos meses del inicio de recolección de la próxima campaña olivarera, las estimaciones no son muy positivas a consecuencia de la sequía. Las previsiones apuntan a un descenso del 40% sobre la producción de 1,49 millones de toneladas registrada en la temporada 2021-22. La Unión de Uniones de Agricultores y Ganaderos calcula que se situará por debajo del millón de toneladas, un volumen igual al estimado desde Bruselas para España por la organización agraria Copa-Cogeca, aunque ligeramente inferior al augurado por la industria. En cualquier caso, estas valoraciones aventuran que las tensiones inflacionistas en los mercados continuarán.
Esta cosecha, muy alejada del récord de 1,8 millones de toneladas de 2018, es una de las más bajas de la última década, solo por encima de las 618.000 toneladas de 2012-13 y de las 842.000 toneladas de la campaña 2014-15, pero menos distante de la media de 1,3 millones de toneladas de la última década, destacan desde UPA. Para la organización, la nota más destacable del sector, además de sus posibilidades para producir el 40% de la oferta mundial, es su capacidad de comercialización en todo el mundo, lo que ha supuesto que las importaciones para abastecer la demanda hayan pasado de unas 70.000 a más de 200.000 toneladas al año en la última década, con una media de 175.000. Ello probaría además que no se trata de un sector excedentario, señalan.
El sector olivarero, con una superficie de cultivo de 2,7 millones de hectáreas, cuenta en la actualidad con casi 0,8 millones de hectáreas de riego por diferentes sistemas, entre los que ha ido ganando peso el de goteo o riego localizado. En esta campaña, a causa de la sequía, los riegos en la zona sur sufrieron importantes restricciones que han afectado de manera muy importante al olivar. La posibilidad de lluvias en los próximos dos meses tendrían un efecto positivo para el olivar de cara a la próxima cosecha, dado que ya hay zonas donde los árboles tienen secas las ramas; pero sus efectos serían muy escasos para este año, dado que la actual estructura del fruto ya está formada.
La actual campaña se inició el pasado 1 de octubre con unas existencias de 450.000 toneladas, a las que se sumaría la cosecha por debajo del millón de toneladas y unas importaciones medias de otras 200.000 toneladas. Frente a estas disponibilidades, la demanda interior aumenta muy discretamente hasta unas 570.000 toneladas, si bien las ventas en el exterior siguen en niveles muy altos, en torno a 1,1 millones de toneladas, aunque unas 400.000 corresponden a graneles para los envasadores italianos.
Precios elevados
Según los expertos, el fuerte ajuste entre las disponibilidades y la demanda supondrá el mantenimiento de los actuales niveles de los precios en origen, donde el aceite virgen extra ya ha superado los cuatro euros, mientras el virgen se sitúa en los 3,8 euros. Los datos oficiales señalan que los precios del aceite virgen se habían incrementado un 14,9% en agosto sobre la campaña 2020-21, un 17,1% en el caso del virgen extra y del 23,25% para un lampante o de peor calidad. Respecto a la media de las últimas cuatro campañas, los incrementos serían del 43,91%, el 51,7% y del 57,53%, respectivamente. Los industriales aseguran no haber repercutido toda esa subida al consumidor.
Esta situación provocada por la sequía se ha repetido en otros países productores comunitarios como Italia, donde, aunque es muy difícil conocer sus cifras reales, se habría registrado un descenso del 25% en la cosecha, hasta unas 340.000 toneladas; en Portugal la caída sería del 40% sobre su cifra récord de 200.000 toneladas y solo crecería un 29% en Grecia, con entre 250.000 y 300.00 toneladas. Los efectos negativos de la climatología también se habrían registrado en los países productores del norte de África.