En un momento en el que la cesta de la compra y los costes de la energía empujan la inflación a niveles máximos, Jon Ander Egaña (Bermeo, Bizkaia, 1966) desgrana las claves del sector vasco de alimentación, que aporta el 10,7% del producto interior bruto de Euskadi. ¿Cuántas compañías integran el clúster de alimentación? Agrupa a 127 de toda la cadena de valor del sector. Desde la producción hasta la transformación, para llegar a los canales de la gran distribución y horeca (hoteles, restaurantes y catering). También incluye a compañías de productos y servicios anexos a la alimentación, como la máquina-herramienta, las instalaciones de frío y las consultoras. Y se completa con los centros tecnológicos y las universidades. En total aportan el 10,7% del PIB de Euskadi. ¿Qué perfil tienen los productores? Es un sector pequeño y muy atomizado. Con 1.500 explotaciones, de las cuales el 90% tienen menos de 10 empleados En 2021 cerraron el 5% de las ganaderías y se redujo en una cuarta parte el número de reses ¿Cuál es la estrategia del clúster? La mejora de la competitividad, aportando más valor añadido en productos que tienen que estar orientados al mercado. Para competir por calidad, no por precio y volumen. Además, desde el clúster buscamos espacios de cooperación, entre empresas y con las Administraciones. ¿Por qué la cesta de la compra está en precios máximos? La cadena alimentaria es muy compleja. Los productores ya sufrían una inflación de costes antes de la guerra de Ucrania y la invasión de Rusia ha terminado por ponerlo todo patas arriba. El precio de los piensos ha subido un 80% en un año y la oferta de los fertilizantes también se ha encarecido, al reducirse porque varios productores de Inglaterra han cerrado. El siguiente eslabón de la cadena, el de la transformación, también padece el alza de los costes energéticos. Por seguridad alimentaria hay que enfriar y calentar los productos. Y no se detiene la inflación de las materias primas, como la de los envases de cartón, vidrio y hojalata, además del aceite. Todo se complica además con las reclamaciones de subidas salariales en relación con un índice de precios al consumo que está por las nubes. Pero el sector de alimentación está más relacionado con la evolución demográfica que con la del IPC. Aunque tengas mucho dinero no comes más. Los márgenes de los grupos de distribución se han estrechado. Tienen que ser más eficientes en sus operaciones ¿Y cómo incide en los precios la gran distribución? Es un ámbito con mucha competencia. Cualquier incremento de precios retrae el consumo. Y sus márgenes se estrechan, tienen que ser más eficientes en las operaciones para defender sus beneficios. Aunque sufren más los productores del sector primario, que tienen menos recursos para aguantar. Por cierto, la ley sobre la cadena de alimentación, que entró en vigor el 16 de diciembre del año pasado, especifica que el comprador debe cubrir los costes de su proveedor, y así sucesivamente, para evitar la venta a pérdida y la destrucción del valor. ¿Qué situación viven las explotaciones agrarias? Es muy difícil ganar dinero con la producción de leche. El año pasado cerraron el 5% de las explotaciones ganaderas y se redujo a una cuarta parte el número de reses. Muchas vacas fueron destinadas al consumo de carne. Con esta reconversión escasea la leche y sube su precio. Además, la sequía en Europa ha reducido el 40% la producción de forrajes. El pienso para Euskadi venía de Aquitania, pero los que lo compraban en Ucrania se han quedado sin proveedores y encarecen este mercado también. El sector no atrae a los jóvenes. Falta talento para activar palancas como las de la digitalización y la sostenibilidad ¿Falta relevo generacional? Sí. El sector, con estos problemas, no atrae a los jóvenes. Y escasea el talento para recurrir a palancas como la digitalización, la sostenibilidad y la internacionalización. El clúster está definiendo los perfiles que hacen falta y atiende las demandas de los jóvenes, como la de la flexibilidad laboral. ¿Colaboran entre sí las empresas? Costó entender que la cadena de alimentación tiene que unirse para conocer mejor al consumidor, saber lo que quiere y lo que está dispuesto a pagar. Se habían centrado en la innovación de productos y procesos y ahora se orientan al cliente. Las compañías desarrollan ya proyectos en colaboración, cada una salvaguardando su propia innovación. ¿Y con las instituciones? Hay proyectos con las diputaciones, con las fundaciones y con los centros de formación, para mejorar la competitividad y la eficiencia energética. Y para reducir el consumo de recursos como el agua y lograr ser más sostenible. Hay que poner el foco en el marketing y en el relato. ¿En qué situación está la producción de kilómetro cero? Tiene más costes, pero logra mayores niveles de interacción con el cliente y de generación de riqueza en el entorno local. Pero en las encuestas, la mayoría de los consumidores dicen que no están dispuestos a pagar subidas de precios de más de un 5%. La venta directa y por internet representan menos del 2% del total. Por cierto, el sector respondió muy bien en los peores momentos de la pandemia.