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Inmaculada Sarasa, la ganadera ejemplar que abre camino en el mundo rural

29/10/2021
En: lavanguardia.com
Digital
Son muchas las mujeres que viven y trabajan en un mundo rural que, sobre el papel, no les pertenece. Según los datos del Instituto Nacional de Estadística, las mujeres representaban casi la mitad de la población rural en 2019 en España. En el segundo trimestre de 2020, el 23,5% -alrededor de 180.000 mujeres- de la mano de obra agrícola del país, incluida la ganadería, la silvicultura y la pesca, eran mujeres. Sin embargo, según el último censo agrario del INE, sólo uno de cada cinco jefes de explotaciones agrícolas es mujer. Inmaculada Sarasa es una de ellas. Una presencia invisibilizada Unas 180.000 mujeres forman parte de la mano de obra agrícola del país, incluida la ganadería, la silvicultura y la pesca, según datos de 2020 "Hay muchas mujeres que trabajan en la ganadería y siempre lo ha habido. Lo que no han tenido es, como en mi caso, una explotación a su nombre. Pero mujeres han habido siempre. Eran las que cuidaban a los animales para la supervivencia de la familia. Eran un motor económico muy importante para el hogar", explica la ganadora de la 2ª edición del Premio Ganadería en Femenino de Zoetis a Magazine Lifestyle. Su madre también fue una excepción en este sentido. "Mi familia comenzó en los años 80' con ganado ovino y por distintas dificultades tuvieron que cambiar a vacuno de cebo. Son dos explotaciones, una a nombre de mi madre y otra de mi padre", indica. "Mi madre -agrega- ha sido muy luchadora, ha sido ganadera y mi abuela también, cada una a su forma, pero siempre han tenido relación con el ganado". Aunque la ganadería le viene de familia, ella no siempre se dedicó a eso. Sarasa, en el centro, recoge su premio Zoetis a la mejor ganadera del año Cortesía de Zoetis "Lo mío siempre fue el cuidado, pero cambié del cuidado sanitario al cuidado de cerdos", explica. Hasta 2006 vivía junto a su marido y su hijo en la ciudad de Huesca. "Empezamos a estudiar un poco nuestro futuro y veíamos que este era un mercado que podría a la larga podría llevarnos a vivir una vida mejor y más tranquila, sin horarios fijos y con un poco más de libertad. Iniciamos el proyecto en 2008 con una granja con 1.990 cerdas", recuerda Sarasa. Ese cambio no fue fácil. "Fueron años de sacrificio, porque las inversiones son fuertes y no podíamos dejar nuestros trabajos. Pero ahora la cosa ya va un poco mejor", relata y agrega que "A los diez años de empezar con la granja hicimos una ampliación a 4.134 plazas. Entonces tuve que tomar la determinación de dejar mi trabajo anterior y dedicarme exclusivamente a esto". Su marido, que tenía un taller mecánico, lo cerró para ayudar al hijo de ambos en su proyecto de criadero de terneros. La explotación porcina que dirige Sarasa cuenta con cerca de 4.000 cerdas en Alcalá de Gurrea, Huesca Cortesía de Inmaculada Sarasa "La larga trayectoria de Inmaculada Sarasa como ganadera y empresaria y su compromiso con la mejora de las instalaciones y la salud y bienestar de sus animales, han sido decisivos a la hora de tomar la decisión", aseguraba Félix Hernáez, director general y vicepresidente senior de Zoetis Europa del Sur al momento de otorgarle el Premio Ganadería en Femenino, a la vez que apuntaba que la ganadera era un fiel reflejo de emprendeduría, profesionalidad y compromiso. A Inmaculada Sarasa su trabajo le genera orgullo. "Lo más importante es cuidar de mis animales, que ellos estén bien en la granja, porque entonces hay mayor producción", dice. La ganadera se dedica a criar cerdas para su futura reproducción. "Es un ganado muy delicado y específico, necesita cuidados más amplios que el cebo normal. Tenemos que tener una bioseguridad bestial para que no entre ningún virus", asegura. Me considero igual que un hombre, aunque se me hacía un poco raro cuando iba a los cursos de bienestar animal y me veía yo sola" En su granja, cada día es diferente. "Son 365 días al año que tienes que estar y realizar funciones muy diversas. Pero mi marido me cubre cuando cojo fiesta", dice. Le gusta su trabajo. "Es muy ameno y satisfactorio, porque lo que quieres es que estén bien cuidadas, que tengan un bienestar, y sacar la mayor productividad posible. Es un trabajo muy llevadero. Es que me gusta mucho el trato con los animales", apunta. Inmaculada Sarasa es consciente de que la ganadería todavía es un mundo donde las mujeres parecen minoría. "Yo me considero igual que un hombre, aunque es un mundo de hombres. Se me hacía un poco raro cuando iba a las formaciones y cursos de bienestar animal y me veía yo sola", apunta aunque aclara: "La verdad es que me he visto arropada. No sé si era por mi carácter o porque nos conocemos todos en la zona". Inmaculada Sarasa, en pleno trabajo en la explotación. su madre y su abuela también fueron ganaderas Cortesía de Inmaculada Sarasa Para ella, el reconocimiento de Zoetis es un paso clave para valorar la labor de las mujeres en el sector. "Estoy muy feliz e ilusionada porque se reconozca el trabajo que hago. Le da una visibilidad a la mujer del medio rural. Es bastante importante, en un momento en que la sociedad rural ve como algo natural que la mujer se dedique a la ganadería pero no se le da ese reconocimiento", dice. "Somos referentes, pero también somos el legado de la lucha que han dejado nuestras antepasadas y lo único que podemos hacer nosotras es ser un espejo para las futuras ganaderas". Lee también Actrices contra el maltrato animal: arte y denuncia para acabar con casos como el de Vivotecnia Joana Bonet Lélia Wanick, el alter ego del fotógrafo Salgado: "Estoy al lado, no detrás, de Sebastião" Eva Millet
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