Menos kilos y una campaña más cara para lograr la rentabilidad. El precio medio sube un 23% en origen y amortigua la subida de costes agrícolas Se cierra la campaña de primavera en los invernaderos almerienses y se confirma la tendencia que rige la actividad del sector durante los últimos meses: se producen menos toneladas de frutas y hortalizas por hectárea, pero se dispara su valor y eso permite a los agricultores cuadrar sus números. «El balance es de aprobado, pero con cautela», ha señala la presidenta de Asaja en Almería, Adoración Blanque, tras dar a conocer el informe de la patronal que estima que «en las dos últimas campañas los costes de producción han subido un 35%, por lo que este aumento de los precios solo permite que los agricultores puedan afrontar ese encarecimiento». Los insumos suben de media un 11% cada campaña, obligando a «una mayor inversión en mano de obra, fertilizantes, fitosanitarios, energía o agua», precisa Blanque, si bien se han «disparado desde el estallido de la invasión a Ucrania, con gran incidencia en los bolsillos de los agricultores». De esta forma, Asaja precisa que la producción hortofrutícola almeriense bajo plástico ha mantenido una superficie de 48.212 hectáreas en producción en el cómputo global, teniendo en cuenta los diferentes ciclos de cultivo y dedicándose más terreno a productos como tomate, pepino y pimiento; mientras se han reducido los cultivos de judía, sandía, melón o calabacín. Como resultado se habría elevado la producción un 8,5%, hasta los 3,55 millones de toneladas, si bien llama la atención «como se dispara el valor comercializado, por encima del 52%» en relación con la pasada campaña. La presidenta de la patronal confirma que se habrían alcanzado los 3.639 millones de euros en el agro almeriense desde septiembre de 2022, con incrementos de hasta un 108% en el valor del pimiento, un 67% de subida en el precio pagado por el pepino, un 58% más en tomate y hasta un 56% más en berenjena. En cuanto a caídas, perdieron cotización en las pizarras agrícolas almerienses productos como el calabacín, el melón y la sandía; por lo que «no todos los productores alcanzaron buenos rendimientos», matiza Blanque. «Ha sido una campaña buena, en teoría, porque lo más reciente son los desplomes en sandía y melón», valora José Martínez Portero, presidente de Unica Group, tras «contradicciones entre la producción que teníamos y la demanda de los mercados». Una divergencia que actúa en contra de las cotizaciones, como ha pasado con las cucurbitáceas, que vieron un desplome en su valor ante «la falta de consumo en Alemania, por bajas temperaturas, mientras que aquí el calor hacía que avanzara mucho la producción y tuviéramos un exceso de kilos». Desajustes que han funcionado también a favor del encarecimiento de los precios en origen, dejando escasez de diversos productos en algunas fases «han disparado las pizarras, algo muy bueno para los agricultores, pero menos para las empresas, porque esos precios no llegan nunca al mercado y es un gasto que tienen que asumir», puntualiza Portero. No obstante, «para una cooperativa un año regular, si los socios han cobrado bien por su producto, es un buen año», explicó el presidente de Unica. Desde esta sociedad cooperativa andaluza de segundo grado se insiste en la necesidad de «mejorar la concentración de la oferta», porque «si nos reguláramos y organizáramos, no tendríamos tantas oscilaciones de rendimientos al cabo del año». También la meteorología y la presencia de virosis en los cultivos han tenido impactos en una «campaña agrícola totalmente atípica», como detalla el CEO de La Unión, Jesús Barranco; ya que «todo el contexto exterior y macroeconómico tiene impactos concentrados en muy corto espacio de tiempo, lo que ha supuesto un reto muy importante para las empresas y las familias». Y es que hay estudios estadísticos que cifran una caída del consumo de frutas y hortalizas en los hogares de más del 2,5%, con «un mercado general en situación de escasez, donde se compra más austero, menos cantidades» y con mayor refugio en productos no perecederos frente a los frescos. «Ahora mismo, crecemos contra el mercado», puntualiza Barranco, «el consumo está descendiendo y nosotros estamos en crecimiento del 6% en volumen». Llama la atención que La Unión ha pagado «22 millones de euros más a los agricultores, solo en pepino» este año, mientras se esfuerza por «trasladar todos los costes a un mercado» con muchos altibajos. Si bien continúan en producción algunos invernaderos , con los últimos coletazos de las cosechas de melón y sandía, al cierre de la campaña de invierno-primavera, son más los agricultores contentos que los que cuentan pérdidas. «He recogido 40.000 kilos menos y he facturado 40.000 euros más», cuenta Paco Fernández, agricultor ejidense de pimiento temprano, ejemplificando lo sucedido en muchas fincas almerienses.