La buena previsión de cosecha de maíz en Ucrania puede romper la tendencia alcista de los últimos meses, aunque hay factores que todavía pueden empujar las cotizaciones al alza.
El optimismo reina entre los agricultores, que por una vez han visto cómo coincidía una gran cosecha nacional con unos buenos precios para el cereal. La producción española de cereales otoño-invierno alcanzará las 19,28 millones de toneladas, un 57,1 por ciento más respecto a 2017, marcado por la fuerte sequía, y por encima de los 19,08 millones de toneladas de 2016. El esfuerzo de todo un año está en el granero y es momento de echar cuentas.
Los precios medios nacionales, según la Asociación de Comercio de Cereales y Oleaginosas de España (ACCOE), han bajado ligeramente esta semana, situándose en 183,15 euros/tonelada para la cebada; 195,53 euros para el trigo blando; 201,17 euros para el trigo duro, y 191,30 euros para el maíz. Todo el sector se pregunta si hemos tocado techo en los precios del cereal tras las subidas de los últimos meses o se iniciará un descenso generalizado.
Las organizaciones y cooperativas agrarias europeas (Copa-Cogeca) revisaban esta semana nuevamente a la baja su previsión de producción comunitaria de cereales debido a la sequía que ha afectado al Norte y Este de Europa. Éste ha sido uno de los grandes factores que ha hecho subir este año las cotizaciones de los cereales, junto a que, "por primera vez en muchos años, la demanda mundial ha superado a la oferta", explica Donaciano Dujo, presidente de Asaja Castilla y León. La producción comunitaria de cereales se situará en la presente campaña en 274 millones de toneladas, un dato que se aleja cada vez más de los 311 millones de toneladas obtenidos en la anterior.
Pendientes de Rusia y Ucrania Con esta situación, una vez más será la ley de la oferta y la demanda la que marque las tendencias. Uno de los factores que puede inclinar la balanza hacia un lado u otro son las diferentes situaciones que puedan darse en los países exportadores. Uno de estos puede venir desde Rusia. "Un país que está exportando al mismo ritmo que el año pasado cuando ha tenido una merma muy importante de cosecha, en cualquier momento puede plantearse reducir e incluso suprimir las salidas de cereal. Si esto ocurriese, los mercados reaccionarían de forma inmediata con importantes subidas", explica el director de Cereales del Grupo AN, Juan Luis Celigueta.
Otro dato a tener en cuenta serán las cosechas de Australia y también "pueden influir las imprevisibles medidas que desde EEUU se tomen en los próximos meses en cuanto a sus relaciones comerciales con el resto del planeta", señala Celigueta. "EEUU y China siguen negociando y todavía no han llegado a ningún acuerdo, lo que sigue generando incertidumbre y volatilidad", afirma, Alfonso Palomo, director comercial de O. Palomo.
Desde esta compañía creen que es posible que hayamos tocado techo en los precios del cereal. "No se espera una reducción de la cosecha en Europa tan grande como la anunciada y parece que la cosecha de maíz en el hemisferio Sur será buena. Esto, unido a los stocks de años anteriores, nos hacen pensar que los precios han alcanzado sus máximos y que habrá una ligera tendencia a la baja con "pequeños dientes de sierra" de subidas y bajadas que se mantendrán", comenta Alfonso Palomo.
En este mismo sentido se expresa Juan Luis Celigueta. En el centro y norte de Europa, llegan las lluvias, muy buenas para el maíz. "En Ucrania se prevé una cosecha de maíz tan buena que pudiera dar problemas de almacenamiento. Si esto se confirma, habría una salida rápida de cereal, porque tendrían que vender para sacar, y si hay prisa por vender, solo hay una manera de hacerlo, bajando precios".
Desde ASAJA Castilla y León confían en que todavía los cereales no hayan alcanzado su techo en base a los datos que marcan los mercados a futuros con precios cercanos a los 200 euros tonelada para los meses de diciembre y enero. Desde esta organización siguen insistiendo, independientemente de las necesidades de cada uno, en aguantar para vender de dos veces tanto a la entrada del invierno en noviembre, como a la salida en los meses de febrero y marzo que suelen ser tradicionalmente los mejores. "Los que tenían que vender, los agricultores a tiempo parcial, ya lo han hecho, mientras que los profesionales ya lo tienen en sus instalaciones, su cooperativa o guardado en el almacén, a la espera de decidir en qué momento liquidarlo para sacar el máximo beneficio a su trabajo sin estirar la cuerda demasiado", apunta Dujo.
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