La situación en el mar negro no para de recrudecerse día a día entre amenazas y bombardeos. El trigo vuelve a ser rehén del conflicto entre Rusia y Ucrania y la materia prima lleva ya un rally de seis días consecutivos al alza superior al 13,6% subiendo un 1,4% este jueves y tras dispararse un 8,5% el miércoles. El precio a nivel mundial del trigo ya toca los 732 dólares. Aunque aún aún esta a un 44% de sus máximos de 2022, en el ecuador del conflicto, crece el temor de que las subidas se instauren. Rusia anunció el lunes la suspensión completa del acuerdo para exportar grano a través del mar negro desde puertos ucranianos. Este acuerdo, firmado en Turquía y bajo el amparo de las Naciones Unidas hace un año, tenía la intención de dar estabilidad a los precios mundiales del crudo y, en especial, permitir que países evitar problemas para abastecer a su población. Antes del acuerdo gigantes como la India habían prohibido la exportación de trigo para garantizar la seguridad alimentaria. Gracias al acuerdo y según datos de la ONU, se han permitido la exportación de 33 millones de toneladas. Cuando la primera fase del acuerdo expiraba Rusia decidió no renovarlo, en plena contraofensiva ucraniana para hacerse con posiciones rusas al sur del país. El anuncio de que no iba a continuar el acuerdo se produjo después de que haya sido atacado el puente de Kerch en Crimea, una infraestructura clave que une la península con territorio ruso. Según Vladimir Putin, el principal argumento para no renovar el pacto es que no se han cumplido sus compromisos, en particular, el de suministrar grano a los países más necesitados. El alto representante de la Unión Europea, Josep Borrell, ha dicho este jueves que la decisión de Rusia de retirarse del pacto pondría en peligro la seguridad alimentaria mundial. "Lo que ya sabemos es que esto va a crear una gran crisis alimentaria en el mundo". En ese sentido Borrell ha añadido que "sólo hay una solución: aumentar el apoyo militar a Ucrania". Al poco de conocerse la noticia se han confirmado una amplia sucesión de atacan vía misiles y bombardeos hacia la infraestructura portuaria y agrícula de Ucrania por parte de las fuerzas rusas. Según el ministerio de Agricultura de Ucrania el miércoles se destruyeron 60.000 toneladas de cereales y trigo, además de infraestructura crucial que dañará su producción. El objetivo de Rusia es asfixiar económicamente a su rival acabando con una de sus principales bolsas de oxígeno. En ese sentido Moscú amenazó diciendo que todos los barcos que vayan a puertos ucranianos "están involucrados en el conflicto". Las exportaciones de trigo, cereales y maíz son una de las principales fuentes de ingresos de Ucrania. Solo la materia prima otorga al país 6.000 millones de dólares anuales frente a los 5.800 millones que le otorgó la segunda. En el primer año de la guerra, últimas cifras registradas, Ucrania vio reducidas sus ventas al exterior de trigo de 18,1 millones de toneladas hasta las 11,3 millones, perdiendo por el camino 2.700 millones de dólares. Desesperada por encontrar mercados en los que colocar sus materias primas, Ucrania se dedicó a vender a sus vecinos a través de envíos terrestres lo que no podía a través del mar negro, su principal ruta de exportaciones. Esto provocó una crisis con los países del este de Europa (Polonia, Hungría, Bulgaria y Rumanía), que prohibieron la entrada de trigo y maíz ucraniano para impedir que la entrada masiva del mismo alterarse de forma sensible sus precios, dañando a sus agricultores. Ahora el mundo mira con temor las perspectivas del precio de este alimento básico. Rusia y Ucrania eran las responsables conjuntamente del 30% de la exportación mundial con el primer y quinto puesto respectivamente. Un nuevo alza podría volver a golpear la inflación de occidente y, a esta situación, se suman las complicadas previsiones de producción mundial, alteradas por 'El Niño', un fenómeno climático que podría lastrar las cosechas de toda África y América Latina.