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Del campo directo a la mesa

06/07/2020
En: hoy.es
Digital
Del campo directo a la mesa Domingo Barquero junto a su hijo Iván, en el invernadero de Pizarro donde produce tomates. / BRÍGIDO Proximidad. Los agriculturores que venden su cosecha en mercadillos y tiendas recuperan valor por la pandemia aunque su presencia ha caído notablemente en los últimos años A Domingo Barquero Torres le llegó una especie de revelación hace trece años que le hizo variar su vida profesional. Por esas fechas se ganaba la vida de dos maneras. De un lado, como agricultor de Pizarro, poblado de colonización de 450 vecinos dependiente del municipio cacereño de Campo Lugar, en las cercanías de Miajadas. De otra parte, como conductor de camiones y autobuses. Ambas actividades eran complementarias. Como productor agrario vendía sus cosechas, frutas y hortalizas básicamente a los almacenes. No se dedicaba a la venta directa. «Pero el día que me dijeron lo que me iban a pagar, mal pagar, por una sandía bien hermosa, cosecha propia, dije basta. No vuelvo a vender más así. Me pongo a hacer kilómetros con los mercadillos y tengo una ganancia digna aunque trabaje más. Compré una furgoneta y es lo que hice. Y así hasta que pueda», cuenta a HOY en la plaza de España de Santa Cruz de la Sierra, uno de los sitios donde dos veces por semana y durante todo el año, Domingo vende productos. La mitad de ellos, cosecha propia, y el resto lo compra a particulares y almacenes, «porque evidentemente no puedo producir de todo durante todo el año». Más información Un decreto delimitará las producciones máximas a vender en mercadillos Domingo Barquero, a sus 56 años, es uno de esos pocos productores agrarios extremeños que se sale de un circuito habitual. Su cosecha no va a almacenes y cooperativas y de ahí indirectamente al consumidor. Él lo es todo: agricultor, transportista y vendedor. No hay intermediarios. Representa la llamada venta de proximidad de productos primarios y agroalimentarios, que facilita que agricultores y ganaderos puedan comercializar sus productos directamente al consumidor final. Favorecer las compras Una tarea que ahora en verano se dispara. Estamos en plena campaña de recolección de la fruta y con alta demanda de variedades como el melocotón, la ciruela, el melón o la sandía. Un crecimiento del consumo que también se nota en las hortalizas. Por este motivo, este autónomo de Pizarro necesita mano de obra ocasional para cosecharlas pero básicamente lo solventa con su familia, su hijo Iván, su mujer y su hija. «No hace muchos años atrás era más o menos habitual gente que tenía su huerta, su parcela y que vendía sus producciones en mercadillos o tiendas, pero eso se ha ido perdiendo. Sobre todo en la zona de las Vegas del Alagón y en las Vegas Altas y Bajas del Guadiana. Ahora encontrar gente así es muy difícil. Requiere de un esfuerzo muy duro y persistente prácticamente una semana y otra», admite Ignacio Huertas, secretario general de la organización agraria UPA-UCE. «Tengo algo de cosecha propia pero muy poco. Casi todo lo que vendo se compra a los almacenes de la zona, como es habitual en todos los vendedores ambulantes que van a los mercadillos», indica José Luis Gómez, de Valdelacalzada, que acude cada martes al mercado instalado en el recinto ferial de Mérida con su puesto de frutas y hortalizas. La pandemia ha cerrado los mercadillos, principal salida de las cosechas propias Con todo, la pandemia del coronavirus ha puesto en valor más que nunca a los productores locales, que no han dejado de suministrar alimentos durante el confinamiento. Y ha hecho volver a la mirada a un tipo de venta, la de proximidad, que beneficia de forma general a productores y consumidores. Los primeros pueden recibir un mejor precio y trasladan sus productos a sus entornos más cercanos eliminando intermediarios; los segundos, pagan menos que en grandes superficies por frutas y hortalizas de calidad con origen en el mismo territorio. «Toda la sociedad que podido comprobar nuestra dedicación. No hemos parado. Y creo sinceramente que esta crisis ha servido para valorar más al campo y específicamente a los productos de proximidad. Lo lamentable es que eso no signifique que nos paguen un precio realmente justo», tercia Huertas. Recuerda el secretario general de UPA-UCE que generalmente los pequeños productores han padecido aún más durante el estado de alarma porque no han podido poner en circulación sus productos en mercadillos, clausurados hasta el mes pasado. Para favorecer las compras a agricultores y ganaderos extremeños, la Junta desarrolla desde hace dos meses una sencilla iniciativa para incentivar las compras de productos generados en la comunidad autónoma. Debido al estado de alarma por la covid-19, los agricultores y ganaderos extremeños han perdido una importante vía de salida de sus productos y los consumidores tienen más dificultades para acceder a los alimentos de cercanía, se explica desde la Consejería de Agricultura, Desarrollo Rural y Población. El departamento que dirige Begoña García Bernal pone a disposición de productores que tengan sus instalaciones en la región, que realicen entrega de alimentos a domicilio, una nueva sección en su página web para la difusión y acercamiento a la ciudadanía. Cualquier consumidor puede consultarla y encargar que le traigan lo solicitado. Hay cerca de 200 en ese listado de productores, entre ellos 35 de aceite, 30 de carne, 22 de bebidas, 26 de queso, 14 de frutas y hortalizas y 11 de miel. La lista sigue abierta para quien quiera apuntarse y ofertar su mercancía a través de esa vía. «Como lo que se produce aquí no hay nada. Que la gente lo tenga claro. Tenemos la mejor calidad en fruta, en hortalizas, en aceites, en carnes...», añade Domingo. Dura rutina «Me puse a vender directamente lo que producía por una cuestión económica, de ganancia, pero también porque estaba cansado de lo que veía constantemente: que me pagaran un precio de risa por lo que entregaba y luego ese precio era altísimo para el consumidor», replica el agricultor y vendedor ambulante de Pizarro. La vida diaria de lunes a sábado de Domingo Barquero se vincula directamente a la carretera. A los kilómetros que tiene que hacer semanalmente con su furgoneta Iveco Daily, de 1.800 kilos de capacidad máxima, para llegar a pueblos de la comarca de Trujillo, y distribuir allí tomates, melocotones, melones, cerezas o patatas. El calendario incluye vender los lunes en Zorita; los martes en Santa Cruz de la Sierra; los miércoles en Torrecillas de la Tiesa (el punto más lejano desde su casa, 120 kilómetros ida y vuelta); los jueves otra vez en Zorita, los viernes de nuevo en Santa Cruz, y los sábados en Campo Lugar. Y los domingos.... «los domingos no hay descanso, es el día para recoger el producto, llevarlo al almacén y distribuirlo la semana siguiente», especifica. Para llegar al mercadillo de Torrecillas de la Tiesa, Domingo Barquero se levanta a las seis y veinte de la mañana. Lo normal es que cada día llegue a su domicilio a la hora de comer y que emplee las tardes para ir a su parcela y comprobar con su hijo Iván, de 30 años, cómo van las frutas y hortalizas que tiene sembradas. Partes de ellas no van a los mercadillos sino también a tiendas de alimentación familiares e incluso algo a Mercamadrid. En su parcela del paraje conocido como Finca del Moro, este agricultor y vendedor ambulante cada año suele producir un millón de kilos de tomates para industria (de pera) y 25.000 kilos de tomate gordo. Los saca en unas cuatro hectáreas de las cinco que tiene y que aseguran cosecha casi todo el año gracias a un invernadero. Berenjena, pepino, calabacín, judía verde y roja, pimiento, acelga, cebolleta, melón, sandía, melocotón... Su listado hortofrutícula es amplio en la llanura de Pizarro, regada generosamente por acequias y canales del canal de Orellana. En estos momentos tiene 5.000 metros cuadrados para melones y sandías. «Manzanas no tengo, las compro en el almacén. Tampoco cerezas, que se las compro a un agricultor de Piornal todos los años. Ajos tampoco cultivo, los traigo de Aceuchal. Las cosas que no cosecho suponen aproximadamente el 50% de lo que vendo. La otra mitad es producción propia, con todo controlado sanitariamente y dado de alta para la actividad», enfatiza. 200 productores se anuncian a través de una web de la Junta para llevar su mercancía a las casas «Los mercadillos de frutas y hortalizas son muy importantes para los pueblos. También para las ciudades pero para nosotros nos soluciona muchos problemas. Podemos comprar a buen precio cosas de calidad», reflexiona Isabel, vecina de Santa Cruz de la Sierra (340 vecinos, comarca de Trujillo), la primera que suele aparecer cada martes y viernes por su mercadillo. «Cada vez más se está imponiendo la agricultura y ganadería de grandes volúmenes, explotaciones cada vez más grandes que evidentemente impiden que quienes la explotan puedan vender sus productos a pequeña escala a través de mercadillos o tiendas», explica Ignacio a este periódico. «Pero la venta directa al consumidor, evidentemente con todos los controles y garantías higiénico-sanitarias de sus productos, no deja de ser una alternativa que no debe perderse y que, por cierto, esta crisis de la covid-19 ha dado más valor», agrega. «Hasta que tenga salud seguiré así. Con mucho trabajo pero también con mucha satisfacción», finaliza Barquero.
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