Un equipo científico del Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Salamanca (Irnasa-CSIC), la Universidad de La Rioja y la Universidad de Salamanca ha comprobado que la aplicación repetida de enmiendas a base de residuos de champiñón y su combinación con polvo de ofita, una roca de origen volcánico, puede mejorar la calidad de los suelos. SALAMANCA, 13 (EUROPA PRESS) Un equipo científico del Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Salamanca (Irnasa-CSIC), la Universidad de La Rioja y la Universidad de Salamanca ha comprobado que la aplicación repetida de enmiendas a base de residuos de champiñón y su combinación con polvo de ofita, una roca de origen volcánico, puede mejorar la calidad de los suelos. El trabajo, que los investigadores han publicado en la revista especializada 'Environmental Research', forma parte del proyecto 'Vitireg', del Grupo Operativo Viticultura Regenerativa, en el que los expertos ensayan diversas técnicas de agricultura regenerativa para restaurar la salud de los suelos del viñedo riojano y de la uva obtenida. Entre ellas está la aplicación de enmiendas orgánicas a base de sustrato postcultivo de champiñón (SPCH), un residuo que se genera "en grandes cantidades" en La Rioja, donde se producen alrededor de 61.000 toneladas de champiñón al año, aproximadamente el 60 por ciento de la producción nacional. De esta forma, tal y como ha detallado la investigadora del Irnasa-CSIC Sonia Rodríguez Cruz, a través de la información recogida por Europa Press, "es posible valorizar este residuo dándole una nueva vida útil, un enfoque muy interesante dentro del nuevo modelo de Economía Circular". Por otro lado, el equipo ha estudiado "por primera vez" la aplicación de esta enmienda recompostada con un 15 por ciento de polvo de ofita, un tipo de roca que también se produce en La Rioja, que se utiliza por ejemplo en la construcción de vías férreas o carreteras, para ayudar "a remineralizar el suelo, ya que puede aportar componentes clave como manganeso, hierro, zinc y cobre". Además, ha añadido la investigadora, el proyecto ha combinado la aplicación de estas enmiendas "con cubiertas vegetales de gramíneas en los pasillos entre las hileras de los viñedos", un tipo de manejo que cada vez es más habitual por sus contrastados beneficios, al "proteger al suelo de la erosión y favorecer la retención de agua", ha subrayado. SUELOS MÁS FÉRTILES En el trabajo, el equipo investigador ha evaluado los cambios en los parámetros fisicoquímicos y bioquímicos en dos tipos de suelos de viñedos, franco limoso y franco arenoso, tras aplicar dos dosis de sustrato postcultivo de champiñón (SPCH) y SPCH recompostado con ofita, durante dos años consecutivos. En ambos tipos de suelos, el equipo ha observado un aumento en el contenido de carbono orgánico y nutrientes que ha persistido en el tiempo, "favorecido en los suelos enmendados con la dosis más alta". Los hallazgos les ha permitido avanzar en el establecimiento de nuevos protocolos basados ??en la aplicación de este nuevo compost orgánico-mineral como técnica de manejo sostenible, una de las prácticas innovadoras que plantea el Grupo Operativo 'Vitireg'. Con su utilización, en combinación con otras como las cubiertas vegetales o el aporte de preparados microbiológicos, los expertos pretenden incrementar la fertilidad del suelo, disminuir la erosión, mejorar el balance de huella de carbono, reducir el uso de abonos y pesticidas químicos, mejorar el equilibrio nutricional del viñedo y lograr una mayor resistencia a las enfermedades. El trabajo está cofinanciado por la Unión Europea a través del Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural (Feader), el Ministerio de Agricultura y el Gobierno de La Rioja. El IRNASA-CSIC cuenta además con el apoyo del Proyecto 'CLU-2019-05 - Unidad de Excelencia', cofinanciado por la Junta de Castilla y León y la Unión Europea con fondos FEDER 'Europa impulsa nuestro crecimiento'.