Christian Gortázar: «La ley de bienestar animal es pura política y solo debería afectar a mascotas»
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Sociedad
Christian Gortázar: «La ley de bienestar animal es pura política y solo debería afectar a mascotas»
El catedrático de Sanidad Animal en el Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos critica, en conversación con ABC, que la norma no cuenta con base científica al no haber sido redactada por expertos en la materia
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A Christian Gortázar le respaldan más de 25 años de experiencia en investigación con fauna salvaje y ganadería. Es catedrático de Sanidad Animal en el Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC) y en el pasado presidió el comité de ética en experimentación animal de la Universidad de Castilla-La Mancha. Hace unos días, un vídeo suyo comenzó a circular con fuerza por las redes sociales, pues la futura ley de bienestar animal impulsada por el Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030 que se tramita actualmente en el Congreso despertó su enfado. «Legislan ustedes sin contar con los sectores afectados ni con los expertos», lanzó durante su intervención en la Cámara Baja, donde acudió para dar sus apuntes sobre la futura norma.
Gortázar lamentó durante su intervención la forma en la que se ha gestionado la tramitación de la norma, pues considera que no se ha escuchado a los profesionales que más conocimiento podrían haber aportado para elaborarla. Además, afeó que no se diera respuesta a las alegaciones que los expertos presentaron cuando surgió el anteproyecto. Ahora, en una entrevista con ABC, analiza las consecuencias de que el actual proyecto se convierta finalmente en ley.
-Durante su intervención dijo que la ley debería surgir del Ministerio de Agricultura, donde están los expertos. ¿Tiene aval científico?
-No tiene ninguna base científica, pero ninguna. Hay que empezar por una cuestión de concepto, pues en nuestra relación con los animales hay dos ejes o concepciones bastante opuestos: uno es el eje científico del bienestar animal como ciencia y donde además Europa es un líder y España sigue esa corriente; y el otro extremo de ese eje es la visión más animalista, influida por una cuestión sentimental. Y este borrador surge solamente de ese lado, del lado animalista, que es el opuesto al lado científico.
-Los críticos con la norma afean que abarca más ámbitos de los que debería... ¿Está pensada para el campo?
-Probablemente, si la ley la hubieran elaborado los técnicos del Ministerio de Agricultura, donde hay veterinarios y gente con muchísima experiencia en bienestar animal, hubieran sacado otra versión bien distinta. Y si se limitase realmente a lo que parece que está más pensada, que son las mascotas, podría ser admisible. Pero lo que hace es crear una serie de definiciones muy poco claras y distintas a lo que se puede entender en la literatura tanto científica como del mundo del derecho, cuando lo suyo sería hablar de animales de compañía, animales de abasto, animales silvestres... etc. Como no las tenemos, va a generar un montón de problemas.
-¿Es necesaria una ley de este tipo?
-Yo creo que es puramente una cuestión política, de imagen, de venta a un determinado sector de la sociedad que pueda apoyar la idea fundamentalmente por desconocimiento, porque precisamente en todo el mundo el liderazgo en temas de bienestar animal lo lleva Europa sin ninguna duda, y España dentro de Europa como el que más. Por tanto, el bienestar de todos los animales ya está regulado. Pero además hay muchas otras regulaciones que afectan a distintos grupos de animales y que aseguran que en ningún caso pueda haber situaciones de maltrato o similares.
Es más, si este borrador llegase a ley, tal como está redactado entraría en contradicción con otras regulaciones tanto europeas como nacionales y autonómicas que establecen, por ejemplo, la necesidad de protección de determinadas especies que a veces es a costa del control de otras. Estás despreciando unas regulaciones para establecer otras que salen de tu agenda política, pero que no tienen ninguna base.
-¿Por ejemplo?
-Uno clarísimo. La ley establece como prácticamente única herramienta para el control de gatos sin dueño el uso de la captura, esterilización y suelta; es decir, las mal llamadas colonias felinas. Esas colonias felinas pueden puntualmente servir de herramienta para mantener una situación que de otra forma es complicada en algún centro urbano o en algún sitio donde no haya muchos otros remedios. Plantear que eso deba hacerse en núcleos rurales, pequeños, o que deba hacerse también en zonas periféricas de las ciudades donde a veces estás próximo o incluso dentro de un espacio natural protegido, donde lo que quieres es proteger la biodiversidad, que son las lagartijas, ratones, pájaros o insectos... Pues con una colonia de gatos justamente estás alimentando a su enemigo. Hay una contradicción clarísima entre las leyes muy fuertes y muy necesarias que protegen la biodiversidad y esta ley que protege a otro animal. Este otro animal, como es bonito, achuchable y cercano, lo identificamos más próximo a nosotros, y en cambio la lagartija o el roedor es menos simpático. Y en esa balanza no científica, sino sentimental, tomamos una decisión que desde el punto de vista de conservación es catastrófica.
-¿Y como sociedad qué consecuencias puede conllevar?
-La biodiversidad es un valor en sí por muchas razones: por nuestra responsabilidad en el planeta, pero también porque es una fuente de riqueza y de turismo. Potencialmente, quién sabe si de medicamentos o de descubrimientos. ¿Por qué tenemos que perder esa riqueza como sociedad porque una parte de la sociedad haya decidido que es más importante el valor del individuo que el del ecosistema?
-Precisamente también el sector de la conservación manifestó sus temores sobre la ley.
-Es llamativo cómo una carta firmada por más de 800 o 900 científicos que se dedican a la conservación haya tenido muy poco eco, más allá de que nos hayamos referido a ella en determinados foros. No ha recibido respuesta. Claramente, porque de nuevo se trata de una cuestión de competencia entre ministerios y partidos políticos.
-¿Y a qué se puede deber ese silencio?
-Yo creo que a la falta de argumentos, a la falta de una contestación contundente que sea vendible, creíble. Es que no la hay, porque la ciencia demuestra que para la protección de la biodiversidad hace falta tomar una serie de acciones, como controlar las especies invasivas; y muchas de esas acciones se verían dificultadas.
-También ha habido polémica por los perros de caza. ¿Deberían quedar fuera de la ley?
-Yo creo que la ley de verdad se debe limitar a las mascotas, a las que vivan en las casas de las personas y tengan una función fundamentalmente afectivo-recreativa. Todos los animales de trabajo, sean perros de caza, de ganado, o policía, tienen que estar fuera porque es absolutamente inmanejable de otro modo.
-¿Se pondrá en peligro la caza?
-La caza estará en peligro y eso puede derivar en muchas cosas. Primero, en mucha inseguridad, por el riesgo de que todo pueda considerarse maltrato. Imagínate un perro atacado por un jabalí. El cazador va a estar pensando si se considerará maltrato y las complicaciones que le va a traer. Al final, se suman factores que llevan a que cada vez tengamos menos cazadores; y eso supone un problema serio de equilibrio en el ecosistema y de control de determinadas enfermedades en un momento.
-¿Y a otros sectores?
-En general, cómo se tiene a los animales en ciudades no tiene nada que ver con cómo se tienen en el medio rural. No hiperregulemos, porque cuanto más regulamos al final más complicamos la vida a las personas. Y eso al final hace que aún se reste más atractivo a actividades que son necesarias.
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-¿La ley tiene algo bueno?
-Yo creo que lo único bueno es que el proyecto de ley ha levantado ampollas en sectores distintos. Es la primera vez que veo tantas coincidencias de opiniones entre el sector de la conservación, el de la caza y el de la ganadería.
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