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Aumenta la presión medioambiental al agro, no solo en España

03/12/2019
En: hoy.es
Digital
Aumenta la presión medioambiental al agro, no solo en España ANÁLISIS AGRARIO Los agricultores y ganadores soportan el mayor peso de las medidas que desde la Unión Europea se están tomando para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero En España estamos más o menos habituados a vivir, ver o padecer movilizaciones del sector agrario. También nos son familiares las que tienen lugar en Bruselas, por ser el epicentro de la Política Agraria Común (PAC), e incluso en la vecina Francia, donde sus agricultores llevan a gala influir de forma activa en la agenda política del país, siempre dispuesta a reorganizarse para defender los intereses de sus productores y productos. Por otro lado, el mundo actual, en todas sus acepciones (física, científica, política, económica y social), se encuentra sumergido en un intenso debate medioambiental, del que no se escapa el sector primario. Pues bien, ahora en Alemania sus agricultores se manifiestan en contra de una política medioambiental, de alto arraigo en su estructura política y social, que limita la viabilidad de sus explotaciones y, por tanto del sector; pudiéndoles llevar a la ruina; o al menos así lo afirman ellos. Se trata de una protesta masiva de agricultores alemanes contra su gobierno, en particular por la restricción en el uso de fertilizantes. Para ello, más de 5.000 tractores colapsaron Berlín, con colas de hasta 20 kilómetros y recomendaciones de la policía de no utilizar vehículos privados. Dejando al lado el inherente catastrofismo que suele llevar cualquier reclamación, no solo las agrarias, la realidad es que sus argumentos son sólidos. La necesidad de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) es una realidad defendida por buena parte de la comunidad científica. Para ello, las emisiones del sector primario deben continuar en descenso, tanto las directas, como son las emisiones ganaderas y las de la aplicación de fertilizantes, como las de la industria transformadora. Lo que sucede es que dicho control no se puede fundamentar solo en la actuación sobre el emisor, ya que si se presiona por un lado, la emisión vendrá por otro; por ejemplo en este caso, forzando las producciones en otros países con una regulación más permisiva, lo que llevará a un balance atmosférico más o menos similar. Para ser eficiente en el control de emisiones es necesario promover el uso de tecnologías sustitutivas, ya existentes o nuevas, que para una misma producción sean capaces de emitir menos GEI. Algo similar se ha producido con la aplicación de fitosanitarios (insecticidas, herbicidas, fungicidas, etc.), que son prohibidos a mayor velocidad de la que tiene la industria para restituirlos de acuerdo a los nuevos parámetros exigidos. En ambos casos se hace perder competitividad a nuestro sector y se potencia la producción en Estados terceros infra regulados, por lo que al final no se consigue el efecto deseado de reducir el impacto medioambiental. Por cierto, que la Comisión Europea ha publicado los indicadores de riesgo armonizados sobre el uso sostenible de fitosanitarios. Muestran que los riesgos asociados a estos productos han disminuido en la Unión Europea en torno al 20% entre 2011 y 2017. Sin embargo el riesgo estimado por autorizaciones de emergencia, autorizadas para contener una plaga para la que no existe otra medio razonable para combatirla, ha aumentado un 50% En todo caso, no debemos olvidarnos que el sector alimentario es estratégico para cualquier economía, quizás el más relevante. Precisamente la PAC ha sido una potente herramienta puesta en marcha para poder garantizar la suficiencia alimentaria en Europa, en una época donde había hambre y no podíamos producir suficiente alimento dentro nuestras propias fronteras. Estamos muy lejos de esa situación, pero es bueno tener memoria histórica para no poner en juego algo que no ha sido fácil de conseguir y que, por habituados que estemos a ello, es un logro histórico y un lujo.
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