Asaja Castilla-La Mancha ha estimado que la cosecha de cereales en la región no alcanzará los 3 millones de toneladas, que supondrá una reducción de más del 30 por ciento en relación al pasado año, que se obtuvieron 4,2 millones, una cifra histórica de producción.
Es la previsión del Comité Ejecutivo de la organización agraria que, en reunión celebrada en Toledo, ha estimado que respecto a la media de los últimos cinco años, la actual campaña tendrá una pérdida a nivel nacional del 37 % y en Castilla-La Mancha entre un 10 %-15 %, "aunque habrá que esperar a ver las condiciones climatológicas de las próximas semanas para ajustar las previsiones", ha informado en un comunicado.
Por provincias, Toledo es la más afectada de la región, con una reducción del 60% de la producción y, en algunas zonas, hasta el 80 %, seguida por Albacete y Ciudad Real, con pérdidas de entre un 25 %-30 %, y algunas comarcas hasta en un 60 %, mientras que los menores descensos serán en Cuenca y Guadalajara, con un 20 %-30 %, según las zonas.
La superficie plantada de cereales este año en la región, que incluye trigo, cebada, avena, centeno, triticale y maíz, se sitúa en torno a los 1,3 millones de hectáreas, de la que la cebada representa el 60 % del total, seguida en términos porcentuales por el trigo, con un 18 %, y la avena, con un 13 %, aproximadamente.
Un descenso que ha atribuido a las malas condiciones meteorológicas durante las fases de desarrollo de la planta, por la falta de lluvias a finales y principios de año, las altas temperaturas en la fase final y la falta de precipitaciones en mayo para las siembras más tardías.
Una situación que ha provocado "cambios fisiológicos en las plantas, que han entrado antes en la fase de espigado y verán reducido su peso específico".
Asaja CLM, que ha lamentado la dificultad de encontrar estabilidad y la escasa rentabilidad de las explotaciones de cereales de la región, fundamentalmente las de secano, en su análisis ha entendido que la reducción de la cosecha "no será un factor determinante en las cotizaciones".
Ha certificado que en esta fase inicial de la campaña los precios han comenzado con una tendencia alcista, que espera se repitan a lo largo de las próximas semanas, y esta motivada por la caída de producción en Centro Europa, Rusia y Ucrania, afectadas por las olas de calor.
También ha sumado a esto la cosecha de trigo y maíz de Estados Unidos, cuya siembra se ha retrasado por las lluvias y puede afectar al rendimiento de las plantas, junto a la política de Estados Unidos en torno a los aranceles o cotizaciones en las bolsas de cereales de Chicago, París, Londres o Ámsterdam, entre otros muchos factores.
En el caso de España, la organización agraria ha evaluado que las cotizaciones se ven influidas por la necesidad de importar gran cantidad de producto para poder satisfacer toda la demanda interior.
Además, ha aludido al aumento del consumo de piensos para hacer frente al incremento de ganado avícola, porcino y vacuno, y también los stocks de la campaña pasada, que a día de hoy se mantienen en pequeña cantidad.
A su juicio, esa volatilidad de los precios se refleja en las diferentes lonjas de cereales, que semanalmente ofrecen precios de referencia, y ha aclarado, en este sentido, que también las cotizaciones varían dependiendo de la forma de venta, en almacén o directamente de la finca del agricultor, si se consume en la misma zona de producción porque hay más ganadería o requiere de transporte, o si los puertos están más o menos cerca de la mesa de precios, entre otros.
Por último, el Comité Ejecutivo ha lamentado que los precios no reflejen el incremento de los costes de producción "y, cada vez más, las explotaciones de cereales dejan de ser rentables" de ahí que insista en "la necesidad de posicionar al agricultor en la cadena de valor y hacer políticas encaminadas al respecto".