Alubias, garbanzos y lentejas contra el cambio climático

El uso de abonos nitrogenados ha aumentado un 800% desde 1960, la mitad de las calorías que consumimos proceden de cultivos fertilizados con estos fertilizantes, pero sólo la mitad del N aplicado se aprovecha por los cultivos, el resto termina contaminando las aguas o se convierte en óxido nitroso, que tiene un potencial de calentamiento 300 veces superior al del CO2. La UE se ha fijadfo el objetivo de reducir la pérdida de clientes en un 50% y el uso de abonos sintéticos en un 20% para 2030, manteniendo una agricultura que deberá alimentar a una población creciente, en un contexto de cambio climático. Las leguminosas obtienen el nitrógeno de la atmósfera, evitando el uso de fertilizantes nitrogenados y reduciendo las emisiones de CO2, enriqueciendo y fertilizando el suelo de manera natural. Sin embargo su cultivo está limitado por la falta de aceptación de los consumidores, por la especialización de la agricultura europea en la producción de cereales y oleaginosas, por ser un cultivo de precios bajos poco atractivo para el agricultor, y por lo mucho que los estreses ambientales afectan a su producción