A través de la tecnología 'blockchain' y de dispositivos en la nube, los emprendedores controlan el origen y el camino que siguen los alimentos, garantizando su origen y su estado.
Una partida contaminada de carne mechada ha provocado una de las crisis sanitarias más importantes que se recuerdan en España. Desde que se detectara el primer afectado en Andalucía durante el pasado agosto, la licteria -la bacteria causante de la enfermedad- ha infectado a más de 210 personas, se ha cobrado tres muertes y ha provocado seis abortos. "Ha habido una cadena de errores y responsabilidades acumuladas que se podían haber evitado", señalan expertos de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) en un informe en el que ponen el foco en los controles que siguen los alimentos. "La trazabilidad de todo lo que consumimos es el método más fiable para controlar desde la procedencia de lo que llega a nuestra mesa hasta el estado en el que se encuentra", explica Anna Bach, profesora de ciencias de la salud de la UOC.
En esta tarea, las start up españolas tienen las herramientas para evitar este tipo de alertas, una preocupación que comparten con organismos como la ONU, que ha marcado la salud alimentaria como uno de sus desafíos para 2019. Así, por ejemplo, el pasado mes de enero, un grupo de emprendedores nacionales estuvieron en las instalaciones del CERN, en Ginebra (Suiza), desarrollando diversas soluciones que utilizan la tecnología en la que se descubrió el bosón de Higghs, la conocida como partícula de dios, para hacer frente a este reto. De esas jornadas nació FRUIoT. "Si tuviéramos que definirlo en una sola frase sería la de la start up que pone fecha de caducidad a las frutas y verduras", señala Xavier Llop, líder de una proyecto que utiliza un sistema de etiquetas inteligentes que se instala en el interior de los contenedores en los que viajan los alimentos, donde controlan cuatro parámetros fundamentales en la conservación de los vegetales: la temperatura, la humedad, la presión y el gas etileno. "Dependiendo de lo madura que se encuentre la fruta, los mayoristas y distribuidores pueden optar por enviarla a destinos más o menos alejados. Una caja de plátanos no llega igual a Bruselas que a Moscú", afirma Llop
Además de FRUIoT, en el mercado ya operan start up como Nutrasign, que utilizan el blockchain para crear registros digitales que garantizan la seguridad y la transparencia en toda la cadena de suministro. "Además, esto minimiza los efectos en casos de contaminación ya que, con la tecnología, se puede localizar el foco en cualquier momento", señala Abraham Gómez, su fundador. En el mismo sentido, Quadralia, una compañía gallega, trata de luchar contra el fraude que se da en el origen del marisco. "Ponemos etiquetas cloud, conectadas a la nube, en cada uno de los crustáceos. Así podemos saber desde su origen hasta el método de pescado", explica su fundador, Jesús Amieiro.
Tres tipos de trazabilidad Tanto en la industria agrícola como en la sanitaria se habla de tres tipos de trazabilidad: Por un lado la ascendente, que pone el foco en la materia prima o los proveedores.
En un segundo escalón se encuentra la interna, que atiende a los procesos dentro de la compañía que trata los alimentos nada más sacarlos de su entorno de cultivo o cría. En último lugar, se encuentra la trazabilidad descendente, que hace un seguimiento de los productos ya circulantes hasta que llegan al cliente.
Las exigencias actuales tienden a integrar las tres, especialmente en aquellas compañías interesadas en exportar bajo este concepto. De esta manera, las 'start up' españolas trabajan de la mano con los agricultores y ganaderos y con las empresas, ofreciendo sus soluciones en un momento de auge de la alimentación ecológica. En este sentido, la UE ya obliga a las compañías que quieran exportar sus productos alimenticios con un sello ecológico a adoptar este tipo de métodos, que son verificados para poder ser vendidos en la UE con su certificado correspondiente.
La historia de los alimentos, paso a paso "Cada vez que sale a la luz un escándalo relacionado con el fraude o la contaminación alimentaria, es cuando comenzamos a cuestionar y a preguntarnos si los controles y certificaciones actuales son suficientes", señala Abraham Gómez, fundador de Nutrasign, una 'start up' cuya solución de 'blockchain' utilizan las marcas para "contar la historia de sus productos", explica Gómez. "Dependiendo del eslabón en la cadena alimentaria, la captura de información puede ser automatizada a través de dispositivos de inteligencia artificial", afirma el creador de un negocio que abrió sus puertas el pasado año y que, a día de hoy, ya cuenta con diez empleados y espera cerrar el año con una facturación superior al medio millón de euros.
¿Cómo se pesca el marisco que consume? De la fusión de dos pequeñas 'start up' nace hace cuatro años Quadralia. "Fue a partir del auge del consumo de pescado. Así desarrollamos Trazalia, un sistema integral para la valorización de peces y mariscos provenientes de la pesca artesanal, marcando y trazando de forma individual cada unidad que se comercializa", explica Jesús Amieiro, fundador de la compañía. Según sus cálculos, uno de cada cinco pescados que se consumen están mal etiquetados. Por eso, su solución controla, en cada ejemplar a través de un sistema de etiquetado en la nube que se combina con un código QR y con tecnología 'blockchain' tanto la especie de pescado, la técnica con la que fue capturado y su procedencia.