El prestigio del vino blanco no deja de crecer. Su ascenso continuado como la bebida preferente en tiempos calurosos, es decir, casi siempre, se debe a poderosas razones climáticas, económicas y gastronómicas. Factores que, combinados, explican que su consumo siga en alza en todo el mundo. Un estudio de Nielsen llega a esta conclusión después de tomar los datos de 80.000 tiendas y 216.000 empresas en el sector de la hostelería. Este incremento de la demanda del vino blanco había cogido a traspiés a nuestra zona vitivinícola más potente y prestigiosa, La Rioja, y eso que fueron sus grandes blancos los mejores, con diferencia durante muchos años. Razones para el prestigio no faltaban: una variedad dominante, la viura (70%), que adecuadamente acompañada por otras como malvasía riojana, garnacha blanca, o tempranillo y maturana blanca, permite largas crianzas en roble similar a la de los afamados tintos, gran diversidad de terruños y microclimas a lo largo de sus más de 100 kilómetros, y una consolidada tradición vitivinícola. Sin embargo, a partir de los años 70 la mayoría de los bodegueros, con la excepción de Viña Tondonia y CVNE, creadora de Monopole, líder en ventas en su tiempo, felizmente recuperado en 2014 por la bodega, abandonaron el blanco para centrarse prácticamente en la elaboración de tinto. Así, las hectáreas de viñedo de variedades blancas han pasado de 9.094 en 1985, a 3.851 en 2010, para llegar hasta las 5.970 en 2021, conforme a los datos del Ministerio de Agricultura y de Statista. Eso permitió que otras zonas, como Rías Baixas, Rueda o Valdeorras, respondieran a la demanda, convirtiéndose en referentes del nuevo vino blanco de calidad. Una anomalía enológica que se comienza a superar. En Rioja han sabido reaccionar con inteligencia y visión de futuro, y hoy sus vinos blancos ya representan el 10% de la producción frente al 5% que suponían en 2012. Además, las exportaciones crecieron un 11% en 2020, según datos del Proceden del Consejo Regulador de Rioja. Por tanto, recupera posiciones en el parnaso de los blancos con notables, cuando no excelentes propuestas. Estos ocho blancos de altísima calidad lo evidencian.