Posdata
Mandarinas en Morvedre a precios nunca vistos
L a menor producción y los daños provocados por el reciente viento han sido decisivos en el encarecimiento de la clemenules, a juicio del presidente de AVA en Sagunt
Francisco Campillo, en un campo de naranjas. Tortajada
Mónica Arribas
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Los precios de las mandarinas mayoritarias en el Camp de Morvedre se han disparado a cifras "nunca vistas" en los últimos años . Las clemenules de calidad y buen calibre están alcanzado cotizaciones de hasta más de 6 euros por arroba ; unas cantidades que ni siquiera se esperaban cuando arrancó la campaña.
El presidente de AVA-Ascosa Francisco Campillo, así lo reconocía a preguntas de Levante-EMV . "La campaña empezó de forma muy aceptable en precios, al haberse reducido la producción entre un 8 y un 15% respecto al año anterior, que ya fue malo en cuanto a cantidad de fruta. Pero, con la clemenules la subida ha sido más importante".
Según explica, las cotizaciones que se han pagando por variedades tempranas como la clemenrubí o la oronules "son algo más altas que el año pasado , pero similares a las de hace 25 años".
Esto ha hecho que la oronules se haya pasado a pagar a 0,70 céntimos el kilo frente a los 0,40 ó 0,50 de 2022. "Esto permite, al menos, sacar algo de beneficio además de cubrir gastos" , afirma el presidente de los agricultores.
Ese buen comienzo de la campaña aún se ha visto superado con la clemenules , sobre todo, desde que el fuerte viento de principios de este mes de noviembre dejara daños en muchos campos, sobre todo de naranjas.
De esta variedad de mandarinas, se ha llegado a pagar el kilo a más de 0,50 céntimos, cuando lo normal el año pasado era entre 0,36 y 0,40. Para Campillo, la menor producción y los daños provocados por el reciente viento han sido decisivos en este aumento, por mucho que estos últimos se hayan cebado en Morvedre con campos de naranjas y no tanto en mandarinas. "Es verdad que ese aire huracanado ha dejado en el suelo, fundamentalmente, 'lane-late' y 'valencias' que han acabado rayadas o que se echarán a perder, al haberse quedado desprotegidas en árboles sin muchas hojas, que han ido cayendo tras quemarse por el poniente. Pero todo esto siempre redunda en el precio al alza incluso de otras variedades", afirma.
Costes disparados
Pese a estas buenas noticias, Campillo asegura que "no es para tirar campanas al aire" , teniendo en cuenta la merma de producción y los daños ocasionados tanto por los fuertes vientos de hace unas semanas como por el granizo caído en algunas parcelas a principios del otoño. Además, recalca que "los costes de producción se dispararon ya hace un tiempo y no bajan".
En esto último han influido tanto la inflación como el aumento del precio de la luz y otros factores . "Antes hacías un tratamiento de pulverizar en primavera y otro en verano, pero ahora tienes que hacer tres en primavera y dos en verano a unos precios disparados", afirma.
La bajada de un 15 % en la producción citrícola ha favorecido la subida de precios
Esto, según explica, se debe en parte a que la Unión Europea ha obligado a cambiar algunos fitosanitarios "con el afán de hacernos sostenibles", de modo que ahora los productos "no son tan efectivos y deben administrarse tres veces más pues al final multiplicas por cuatro el gasto" . "Está claro que debemos ser sostenibles, pero los precios de los productos han sufrido una subida impresionante. En 5 ó 6 años muchos se han triplicado. Uno que nos costaba 12 euros ahora cuesta 60. También los herbicidas casi se han duplicado, al pasar de cinco a nueve euros", añade.
A esto él le suma el encarecimiento de los fertilizantes, la electridad y los jornales.
Más control de las importaciones
También algunas políticas de la Unión Europea preocupan de forma considerable a los agricultores. "Antes de prohibir insecticidas como el clorpirifos y el metil-clorpirifos, como se hizo ya hace años, primero nos debería haber dado alternativas que sean efectivas y cuesten igual, no que sean un 60% de eficaces y tengas que echarlos entre 2 y tres veces más", apunta Campillo.
Por último, reiteraba la ya vieja demanda de mayores controles en las importaciones de frutas para evitar la entrada de plagas . "El Cotonet vino de Sudáfrica, un país donde sí se permite gastar el metil y más cantidades de fitosanitarios que aquí hace más de 30 años que no se utilizan", decía lamentando que la situación contraste tanto con la actitud mostrada hace unos años por EE UU cuando cerró el paso a cítricos de la Comunitat Valenciana para evitar la expansión de la Mosca del Mediterráneo.
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