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Los temporeros llenan Lleida

10/06/2024
En: lavanguardia.com
Digital
La capital del Segrià y localidades cercanas siguen recibiendo a trabajadores sin contrato para la recogida de la fruta, la mayoría senegaleses que confían encontrar empleo "Dormimos bien, comemos bien, lo que nos falta es trabajo, no tenemos papeles". Son las palabras de uno de las decenas de inmigrantes, la mayoría senegaleses, que estas semanas pasan el día en el centro histórico de Lleida y cenan, duermen y desayunan en el albergue que el Ayuntamiento de la capital del Segrià ha instalado en el pabellón 3 de los Camps Elisis. El jueves pernoctaron allí 95 personas. Casi todos son inmigrantes. El albergue tiene una capacidad para 99 personas y según ha declarado en varias ocasiones el alcalde, Fèlix Larrossa (PSC), está pensado para quienes no trabajan por no tener documentación o para los que aún no han hallado trabajo. Los hombres que llegan -para las mujeres hay un piso social- pueden quedarse una semana. Muchos vecinos del centro histórico están molestos porque los inmigrantes sin albergue van a la calle El viernes, otro joven senegalés contaba, en la puerta del pabellón 3, que no podía entrar porque estaba lleno: "Me han dicho que vuelva el lunes". En la entrada del albergue, un hombre argelino explicaba el viernes que el pabellón estaba a rebosar y que a él le tocará salir en dos días, ayer domingo. El viernes fue su primer día de faena. "Sin mi amigo -afirma- no podría trabajar, en las oficinas te apuntas, pero no te llaman". Llegó de Alicante y está recogiendo melocotones en Soses. "A los que salimos muy pronto por las mañanas nos dan una bolsa con un bocadillo y un zumo. La cena del jueves fue lentejas con salchicha, pescado y un plátano, no podemos quejarnos". En la apertura del pabellón, el pasado lunes, el teniente de alcalde Carlos Enjuanes explicó que "la instalación está preparada para dar cabida a 100 personas, además de ofrecer los servicios de duchas, desayuno y cena, consigna y autolavandería". Estará abierta hasta finales de agosto. El dispositivo de acogida a personas transeúntes en campaña agraria se complementa con 99 plazas en pisos para temporeros con contrato, uno para mujeres. Con el albergue lleno, siguen llegando a Lleida inmigrantes con el sueño de encontrar trabajo en la recogida de la fruta, unos con papeles y otros sin documentación. El viernes, en la plaza del Dipòsit, donde pasan la mayor parte de quienes buscan una ocupación, se veían maletas de los recién llegados. Quienes no encuentran sitio en el albergue y no tienen amigos en la ciudad duermen donde pueden. En la falda del castillo, donde a mediados de mayo había unos 50 hombres, el viernes eran diez. Ibrahim es uno de ellos, el único -dice- que trabaja, aunque no tiene la documentación en regla. Es senegalés. "Cojo melocotón en un pueblo. No sé qué pueblo es. Encontré el trabajo en el barrio casco antiguo, a veces buscan gente", cuenta. En el centro histórico son muchos los vecinos molestos. "El Ayuntamiento los echa del albergue y vienen aquí. No tienen ninguna ayuda. Se mean en nuestras paredes, no hay ningún educador social que les hable de nuestras costumbres, no reciben ayuda de traducción", afirma un vecino de la plataforma Som Veïns. Mientras, en los pueblos cercanos a Lleida a los que también llegan temporeros hay menos tensión. Aitona, de 2.600 habitantes, llega a 4.000 en verano. Su alcaldesa, Rosa Pujol (Ara Pacte Local), asegura que empresas, cooperativas y payeses se encargan de ofrecer alojamiento a los temporeros. Las mayores necesidades para ella son tener al menos un médico más para poder atender a este colectivo y más presencia policial. Soses cuenta con un albergue municipal de 48 plazas que este año está utilizando la cooperativa del pueblo. Ante la llegada de los temporeros de la fruta, el Ayuntamiento contrata servicios de seguridad privada. "No lo hacemos porque haya robos, sino para dar tranquilidad a los vecinos del pueblo", dice la alcaldesa, Sandra Marco (ERC). A Alcarràs, con una población de 10.000 habitantes, llegan entre 3.000 y 4.000 temporeros. Es la única localidad de la zona con policía local las 24 horas. Su alcalde, Gerard Companys (Junts), asegura que el Ayuntamiento no llena la máxima capacidad del albergue para que los temporeros estén más espaciosos. Tiene 96 plazas. "Cada vez tenemos menos demanda, los agricultores y las empresas tienen espacios propios", afirma el alcalde.
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