Concepción Fabeiro Cortés es presidenta de la Sociedad Española de Agricultura Ecológica y Agroecología (SEAE). Doctora en Ingeniería Agronómica, es profesora titular del área de Producción Vegetal, adscrita a la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomos y de Montes de la Universidad de Castilla-La Mancha. -¿Qué ventajas tiene la agricultura ecológica sobre las prácticas agrícolas convencionales para el consumidor? ¿Y para el Planeta? -La producción ecológica se define como un sistema general de gestión agrícola y producción de alimentos que combina las mejores prácticas en materia de medio ambiente y clima, un elevado nivel de biodiversidad, la conservación de los recursos naturales y la aplicación de normas exigentes sobre bienestar animal y sobre producción. Los alimentos ecológicos están completamente libres de residuos fitosanitarios, tienen un mayor contenido en materia seca, una mayor concentración de sustancias bioactivas, vitaminas y minerales esenciales, y preservan las características organolépticas naturales propias de la especie y la variedad sin ningún tipo de falseamiento. -¿Qué beneficios aporta la producción ecológica? -Muchos; entre ellos, conservación de la biodiversidad, mantenimiento de la fertilidad de los suelos agrarios, uso más efectivo de los recursos naturales -especialmente el agua-, mejor adaptación y mitigación del cambio climático, menor generación de residuos, mayor creación de empleo, lucha contra la despoblación y en general contribución al desarrollo rural. -Entre las supuestas desventajas de la agricultura ecológica se citan a menudo la de que los productos resultan más caros. ¿Se estrechará algún día la brecha de precios con la agricultura convencional? -Cuando compras productos ecológicos en una asociación de consumo, el precio es tal que se asegura un beneficio razonable en toda la cadena, que en este caso es tan corta como productor-consumidor. El problema no está en que los productos ecológicos sean más caros, sino en que la alimentación convencional es demasiado barata; falsamente barata, ya que las practicas convencionales conllevan un excesivo consumo de agua de riego, la sobrefertilizacion con abonos sintéticos, el uso de biocidas agrícolas que contaminan alimentos, suelos y aguas, la pérdida de biodiversidad cultivada, la salinización y desertificación de los suelos de cultivos y el exceso de emisión de gases de efecto invernadero que provocan el calentamiento global. Estas prácticas convencionales están generando problemas planetarios que nadie va a poder pagar. Cuando un consumidor de productos ecológicos paga un poco más por lo que compra, está contribuyendo a frenar esos desastres ambientales. -Otro inconveniente es que la menor productividad de la agricultura ecológica obliga a disponer de mayores superficies de cultivo. ¿Es ese un handicap insalvable? -La brecha insalvable de rendimiento entre la producción ecológica y la convencional es un mito. Muchos estudios revelan que los rendimientos de la producción ecológica son iguales o superiores incluso a la convencional, especialmente en países en vías de desarrollo. En los países desarrollados, a nivel general, todavía se aprecia un ligero rendimiento menor en la producción ecológica, motivada en parte por la inflación de rendimiento de la producción convencional. Esta consigue más kilos por hectárea, pero estos kilos son en realidad más agua. En un futuro cercano, cuando la sociedad acepte que la sostenibilidad pasa por dejar de explotar los recursos y contaminarlos, cuando se restrinja de verdad el despilfarro de abonos y el uso de tóxicos, como prevé la estrategia europea de la granja a la mesa, los productores convencionales tendrán que acercarse a las practicas ecológicas para seguir produciendo. -Algunos expertos aseguran que la agricultura ecológica no podrá aportar nunca una producción suficiente para alimentar a toda la población y que por eso tendrá que seguir conviviendo con la agricultura industrial. ¿Está de acuerdo? -Esta demostrado, y la FAO insiste en ello cada año en sus informes, que la suficiencia alimentaria no depende de la productividad. Actualmente existen recursos, conocimientos y tecnología suficientes para producir alimentos para la población creciente. El hambre en el mundo no es problema de falta de alimentos, sino que es consecuencia de la pobreza, la injusticia social y la falta de equidad en la distribución de bienes. A ello se une la gran cantidad de producción alimentaria que se desperdicia (30%-40%). Y termina de agravar el problema la especulación en el precio de algunos de los alimentos más básicos en diferentes dietas, como el trigo, el arroz y el maíz. Existen trabajos de investigación que demuestran que es posible alimentar a la población mundial con 100% de producción ecológica, unido a otras medidas, como reducir a la mitad el desperdicio alimentario y un ligero cambio en la dieta hacia una mayor ingesta de proteína de origen vegetal. -¿Que opina de la denominada "producción integrada", que certifica el uso de buenas prácticas agrícolas en explotaciones convencionales? -El empleo de buenas prácticas agrícolas debería de ser una obligación en todos los sistemas agrarios. La legislación horizontal tiende a ello, exigiendo planes individualizados en el uso de los insumos potencialmente contaminantes, fitosanitarios y fertilizantes. La producción integrada se basa en el manejo integrado de plagas (MIP), que combina técnicas químicas y biológicas para el control de las plagas, pero lamentablemente en muchas ocasiones se queda en un simple "manejo inteligente de pesticidas". -Algunos estudios señalan que los vegetales ecológicos tienen mayores concentraciones de antioxidantes, carotenos y flavonoides, cuyos riesgos y beneficios están en discusión. ¿Debe preocuparse el consumidor? -Dos aclaraciones. Sólo algunos pocos tipos de flavonoides y carotenoides (pero no los carotenos) tienen algún riesgo, y resulta que en las plantas domesticadas empleadas en la alimentación se han eliminado, a través de las mejoras genéticas. En el caso de que quede algún componente de esta naturaleza en los alimentos vegetales, las concentraciones son bajísimas y para tener algún tipo de riesgo se deberían ingerir cantidades muy elevadas del alimento. El resto de los antioxidantes, es decir la gran mayoría, no presentan ningún riesgo; al contrario, tienen un claro efecto benéfico sobre la salud, pues evitan el estrés oxidativo, causante de múltiples patologías. Las frutas y verduras son las fuentes más importantes de antioxidantes, y su ingesta en una dieta variada y equilibrada es más efectiva que el aporte de antioxidantes no naturales. -Existe mucha controversia sobre algunas sustancias permitidas en la agricultura ecológica; por ejemplo, el sulfato de cobre. ¿Qué mensaje trasladaría a los consumidores? -Los únicos productos a base de cobre autorizados son: hidróxido de cobre, oxicloruro de cobre, óxido de cobre, caldo bordelés y sulfato tribásico de cobre, al igual que en la agricultura convencional, solo que en la producción ecológica solo pueden autorizarse los usos que den lugar a una aplicación total de un máximo de 28 kilos de cobre por hectárea a lo largo de un período de 7 años. Está autorizado, sí, pero muy restringido. El cobre tiene efecto antifúngico, elimina los hongos patógenos de los cultivos, pero también puede alterar la actividad microbiana del suelo, que es la base de la fertilidad y la obtención de buenas cosechas. Los productores ecológicos son los primeros interesados en no utilizar estos productos, y en todo caso, restringirlo a situaciones muy puntuales que justifiquen su uso. -¿Qué es el cultivo biointensivo? -Es un término que en la literatura científica aún no se ha descrito, por lo que puede estar sujeto a diversas interpretaciones. Para mí es aquel en el que se aplican con intensidad las técnicas biológicas, es decir, se promueve la biodiversidad cultivada y natural y se favorece la actividad biológica del suelo. Generalmente se aplica a pequeña escala, con fines de autoconsumo o pequeña comercialización local. Suele evitar el uso de insumos externos, para la obtención de gran variedad de productos, con un bajo consumo de agua. -¿Qué peso cree que tendrán en el futuro el autoconsumo y la minicomercialización? -Los productores ecológicos, sobre todo los que tienen una gran diversidad de productos, producen también para ellos mismos. No ocurre así con los productores convencionales. En tanto en cuanto crezca la superficie en producción ecológica ira aparejado un aumento del autoabastecimiento. El autoconsumo evita envases y embalajes, transportes kilométricos de los alimentos, y desperdicio innecesario, se basa en el reciclaje y suele ir asociado al aprovechamiento de los recursos propios y la reducción de insumos externos, por tanto, es la forma mas sostenible y amigable con el medio ambiente y el clima de producción de alimentos. En la medida en que cada uno de nosotros podamos deberíamos fomentar este tipo de producción.