Los expertos vitivinícolas coinciden en que optar por una sola variedad es limitar el potencial de sabores que nos ofrecen los 'calçots' y los platos que les acompañan En porrón o en copa, el vino es un elemento que no puede faltar en una buena calçotada . El sumiller de Valls Jordi Solé, cuya familia ha sobresalido sirviendo grandes y célebres calçotades , propone como mejor armonía con esta fiesta gastronómica, muy típica de las comarcas de Tarragona y el Penedès, cavas Brut jóvenes y frescos o tintos algo rústicos de sumoll servidos todos ellos en porrón, que cree que es "la clave" de la calçotada . Ya recuerda el refranero castellano que "el vino en el porrón sabe mucho mejor", aunque también recoge que "el buen vino servir en cristal fino; el peleón, en jarro o en porrón". Jordi Solé considera que el carbónico de un cava joven ayuda a limpiar el paladar y a refrescar. Cavas Brut jóvenes y frescos o tintos algo rústicos de sumoll servidos todos ellos en porrón, Lejos de dogmatismos y con la voluntad de rehuir maridajes cerrados, el coordinador de la Associació Catalana de Sommeliers (AVC) en Tarragona, Joan Carrión, opina que hasta hace unos años "parecía extraño o atrevido optar por una opción de maridaje monotemática con la calçotada que no fuera un vino tinto joven". Entiende que es "una recomendación, entre otras que se pueden recomendar, que quizás podría ser buena para uno de los platos de la calçotada como es la carne a la brasa, pero que difícilmente yo recomendaría para potenciar las grandes cualidades de una verdura como el calçot ". En este caso concreto Joan Carrión opta por una garnacha blanca tarraconense o un macabeo con crianza de la DO Tarragona, ideal también para acompañar la salsa de romesco. Y también recomienda otras opciones como podría ser un tinto (una garnacha tinta o un tempranillo con un toque de envejecimiento) para acompañar la carne. Previamente propone un blanco con el calçot , pero también se aventura, por ejemplo, con algún espumoso rosado. Llegados a este punto asegura que "es espectacular el calçot con un rosado de trepat de la Conca de Barberà". Y para cerrar este festival de sabores, el coordinador de la AVC en la provincia de Tarragona se inclina por la elección de un dulce local para acompañar los postres. Las opciones de maridaje son múltiples. Sí que parece comúnmente aceptado que los mejores vinos para una calçotada son los propios de las zonas catalanas donde más se celebran estos encuentros gastronómicos grupales en los que se reúnen familiares y amigos. En la bodega Mas Vicenç de Cabra del Camp se han preguntado ¿con qué vino marida mejor la calçotada ? Y han llegado a la conclusión que "no tenemos una respuesta única". Los mejores vinos para una calçotada son los propios de las zonas catalanas donde más se celebran Desde Cellers Unió apuntan que "normalmente la calçotada no consiste sólo en comer calçots , sino que se saborean otras cosas". Ello permite claramente jugar con diferentes opciones de vino. Cellers Unió se pregunta: "¿Qué tipo de vino marida mejor con una calçotada : un tinto joven o uno de crianza? ¿Por qué, indiscutiblemente, debe ser un tinto el vino que maride con una calçotada ... o no? ¿No podría ser un blanco? ¿O un rosado? ¿O un cava?". Apuesta por los vinos locales La presidenta de la DO Tarragona, Maria Rosa Blanch, ve especialmente apropiados los tintos autóctonos de su zona, de variedades como el tempranillo ( ull de llebre ) o el sumoll, para maridar con las carnes y la salsa que acompañan en una calçotada . Pero para el final del ágape también apuesta por un espumoso elaborado siguiendo los métodos tradicional o ancestral, e incluso por un vino de licor de la DO Tarragona. El presidente de la DO Conca de Barberà, Ricard Sebastià Foraster, se decanta por un blanco brisado con tanicidad, por un tinto joven con el acento puesto en la fruta o por un DO Cava rosado Brut elaborado con trepat de la Conca de Barberà. Joan Huguet, el presidente de la DO Penedès, prefiere acompañar la calçotada con un rosado de sumoll, con un xarel·lo criado en madera o bien con un espumoso Clàssic Penedès (en porrón si es joven y en copa si tiene crianza). Cinco vinos para armonizar con una 'calçotada' Joven espumoso natural elaborado por el método ancestral con la variedad trepat por parte de la bodega de Eduard Sanromà, de Vila-rodona. Su autor dice que es fruto del atrevimiento y la rebeldía. De hecho, se comercializa sin el amparo de ninguna denominación de origen. Sus uvas nacen en viñedos plantados en el año 2011 en el término municipal de Montferri, cultivados en ecológico. Y con vendimia manual. De color rojo intenso y con un carbónico brioso. Se expresa con notas de frutos y flores rojas, pomelo y cierta tanicidad. Es seco y mineral. Con solo 10º de alcohol. Es un burbujeante puro zumo de uva fermentado (con levaduras indígenas y sin sulfuroso añadido). 17,50 euros Interesante blanco de la DO Conca de Barberà elaborado por esta bodega de l'Espluga de Francolí con las variedades garnacha blanca (66%) y trepat. Es un blanco con trabajo de lías y una buena acidez. Destaca por su frescor y por las notas que recuerdan a la fruta blanca y de hueso, con un toque de hierbas aromáticas de garriga mediterránea. El trabajo realizado en madera (de roble francés y acacia) está muy bien integrado en el vino. Fermentó y se crió durante ocho meses en barrica. En el restaurante de esta bodega, Forevents, ofrecen calçotades de martes a domingos. 17,30 euros Trepat de la DO Conca de Barberà de capa baja y color rubí. Este vino de Marta Pedra muestra fruta muy madura y es especiado. Exhibe un buen balance, una interesante sensación de acidez y, sobre todo, juventud. La madera es muy sutil, casi inapreciable (utilizan parcialmente barricas usadas de tercer año, durante dos meses). Destaca por su frescor. Es agradable y muy fácil de beber. Un redondo tinto joven de Montblanc con solo 12º de alcohol. En esta bodega de Montblanc no ofrecen calçotades pero sí en La vinyeta, el proyecto vitivinícola que Marta Pedra comparte con su pareja Josep Serra en la DO Empordà. 15,50 euros Singular syrah ecológico de la DO Tarragona. Sus uvas nacen en un viñedo de Montferri y se vendimian manualmente. Janina Saumell Serra, segunda generación de esta bodega familiar, afirma que este vino nacido con la cosecha 2009 que no se elabora todas las añadas (solo en aquellas en las que alcanza una especial calidad) es fruto de la determinación de la enóloga Pepa Menchón, que se enamoró de su viñedo. Es de capa media y de color rubí, con tonalidades violáceas. Este vino de la bodega de Rodonyà ha sido criado durante tres meses en barricas de roble francés de 300 litros, de un a tercer año. La madera es solo una sutil pincelada. Se expresa con notas que recuerdan a la fruta de bosque roja y negra ácida (como las moras o los arándanos), al regaliz y florales (violetas). Interesante es su mineralidad, fruto de sus suelos arcillo-calcáreos. También destaca por su frescor y por dejar una sensación algo mentolada. En el alojamiento rural de Vinya Janine, Rural Jordà, ofrecen a sus huéspedes calçotades maridadas con sus vinos. 7,80 euros Fina y elegante garnacha tinta amparada por la DO Penedès de un viñedo de Sant Martí Sarroca. Desde esta bodega de Pacs del Penedès aseguran que esta microcuvée es fruto de una garnacha "casi extinguida en el Penedès", cosechada a mano y fruto de las agriculturas ecológica y biodinámica certificadas. De color rubí y de capa media-baja. Es un vino algo goloso que muestra profusión de notas recordando a frutas (fresas y sandía madura) y a flores rojas (como unos fragantes pétalos de rosas) con un toque especiado y mineral. A la vez, transita en el paladar con una sensación táctil aterciopelada y un punto tánico. Con buena sensación de acidez. Muy bien la integración de la crianza en barricas de roble francés nuevo y de segundo año durante cinco meses. Desde esta bodega familiar afirman que es "el vino perfecto para beber y disfrutar en aquellas veladas en las que todo debe salir perfecto". 27 euros