La amenaza de una batalla comercial entre Europa y China ha puesto en máxima alerta a la industria alimentaria española. La propuesta de Bruselas aplicar aranceles a las baterías de vehículos eléctricos del país asiático ha provocado que el Gobierno de Pekín respondiera abriendo una investigación sobre el sector lácteo, el porcino y el del brandy ante la posibilidad de responder con la misma moneda. El director general de la patronal cárnica Anice, Giuseppe Aloisio, explica que están manteniendo todo tipo de contactos con el Gobierno para tratar de frenar la imposición de aranceles a China - "estamos satisfechos porque al menos España pasó de estar a favor a la abstención", asegura-, pero que de forma paralela el sector está colaborando con las autoridades de Pekín para tratar de suavizar la imposición de la tasa. Inicialmente, se inscribieron así un total de 64 empresas cárnicas en el ministerio de Comercio chino (Mofcom) para pasar un análisis voluntario. Sin embargo, debido al elevado número de exportadores de la Unión Europea y de productores nacionales chinos implicados, una investigación completa resultaría demasiado compleja y retrasaría la finalización del proceso, por lo que según explicó el ministerio en un comunicado, Pekín abrió en una segunda fase una investigación más en profundidad a tres compañías: la danesa Danish Crown, la neerlandesa Vion y la española Litera Meat. Se espera ahora que la investigación concluya antes del 17 de junio de 2025, aunque podría extenderse por seis meses en circunstancias especiales. Para llevar a cabo la defensa del sector, Interporc, la Organización Interprofesional Agroalimentaria del Porcino de Capa Blanca, contrató en una primera fase al despacho de abogados Gide para presentar el escrito de disconformidad con la investigación y, posteriormente, ha recurrido al bufete Hylands para la asistencia jurídica de Litera Meats. El precedente de EEUU Y en la misma línea también que el sector cárnico, Nuria María Arribas, directora general de la Interprofesional láctea (Inlac) explica, que las empresas de su sector también se han inscrito en el registro del ministerio de Comercio para la investigación abierta, reclamando hacer todo lo posible para "evitar una batalla comercial". Arribas recuerda que la situación es similar a lo que ocurrió en su día con Estados Unidos como consecuencia de los aranceles a Boeing y pide que "no se adopten medidas que puedan perjudicar a sectores que no tienen nada que ver". España exporta a China, fundamentalmente, queso y nata, y puede ver ahora como el mercado se cierra si se imponen unos aranceles altos en respuesta a una posible tasa al coche eléctrico asiático. En el caso de los espirituosos la problemática es más reciente. Desde la semana pasada los productores de brandy de la UE que exporten estos productos a China deben proporcionar depósitos de garantía a las autoridades aduaneras del gigante asiático, revirtiendo así la decisión de finales del pasado mes de agosto, cuando se descartó fijar aranceles sobre las importaciones de brandy procedentes de la UE. "La decisión de ahora significa que, en muy poco tiempo, los productores de la UE se verán afectados por una importante carga fiscal adicional al exportar brandy a China. Esto es particularmente perjudicial para el sector en este momento ya que los envíos para el Año Nuevo chino ya están en tránsito", explica Bosco Torremocha, director de Espirituosos España. Un impacto negativo "Esta decisión ejerce un impacto extremadamente negativo en los exportadores de brandy españoles a China, un importante destino en auge de las exportaciones de este producto fuera de nuestras fronteras", insiste Torremocha. Desde el inicio de la investigación en enero de 2024, el sector de bebidas espirituosas ha cooperado plenamente con las autoridades chinas y ha demostrado una total transparencia en sus prácticas. Las pruebas aportadas demuestran claramente la ausencia de dumping. La batalla sigue de momento abierta a la espera este mes de la decisión final de la Comisión Europea. Los Estados miembros de la UE votaron el pasado día 4 de octubre a favor de implantar una tasa adicional de un máximo del 35,3% durante los próximos cinco años a este tipo de importaciones china, una cifra que se sumaría al 10% que ya se aplicaba. La votación se resolvió con una mayoría de abstenciones, hasta una docena de países, entre ellos España, contando con el voto a favor de diez de los estados miembro y cinco en contra, entre ellos Alemania, que representan el 22,6% de la población. El proceso requería de una mayoría de bloqueo de 15 Estados miembro y el 65% de la población.