El papel de la mujer siempre ha sido clave en las explotaciones agrícolas y ganaderas. Sin embargo, en los consejos rectores de las cooperativas agroalimentarias solo representan el 4%. ¿Qué sucede? ¿Cuáles son las principales barreras? ¿Qué soluciones son necesarias?
El cuidado del hogar, de los niños y de los ancianos, gestionar la economía doméstica, trabajar en la explotación agrícola o ganadera en las diferentes tareas que lo requieren... son actividades que las mujeres llevan realizando desde hace años. Y también participan en las cooperativas desde que se constituyeran en las diferentes zonas del medio rural, principalmente en las áreas de administración, contabilidad y recursos humanos. Son empresas de las que son socias -todavía en un número más reducido que el de hombres-, o bien están contratadas. Sin embargo, su presencia es muy inferior en los puestos de responsabilidad, dirección y en los consejos rectores.
En la actualidad, "tenemos el 26% o el 27% de mujeres asociadas dentro de la cooperativa de las que aproximadamente un 15% participa de forma activa en la asamblea. Pero, cuando queremos cifrarlo en presencia en órganos de decisión de la cooperativa, de gobernanza, que son los órganos rectores, es aproximadamente, un 4% de mujeres", según explica Carmen Martínez Ramiro, responsable del Departamento de Igualdad de Oportunidades de Cooperativas Agro-alimentarias de España, además de formar parte también del equipo técnico de AMCAE (Asociación de Mujeres de Cooperativas Agro-alimentarias de España).
"Hay mucho todavía por hacer". En los últimos años, desde un punto de vista cuantitativo no se ha experimentado un aumento importante -se crece a nivel nacional a un ritmo del 1%-, pero sí se han producido avances cualitativamente porque "desde las federaciones territoriales en las que se ha trabajado en igualdad hemos visto más sensibilidad, se es más receptivo", añade la responsable del Departamento de Igualdad de Oportunidades.
Castilla-La Mancha es una de las autonomías en las que crece la presencia de la mujer en los consejos rectores, así como en la Comunidad Valencia en las que los últimos datos cerrados a 31 de diciembre de 2017 reflejan que hay un total de 249 mujeres en los consejos rectores de las cooperativas, lo que supone un 8% del total de sus integrantes. Además, 27 mujeres ostentan la dirección o gerencia, lo que representa el 17% del total de las cooperativas en las que existe esta figura. Junto a ellas, también destacan otras comunidades como Andalucía o Asturias, mientras otras autonomías como Aragón o Castilla y León trabajan en materia de igualdad, pero todavía hay poca representación.
Pero, ¿qué sucede? ¿Por qué la presencia de la mujer es todavía tan reducida en consejos rectores y puestos de dirección o gerencia? Varias son las causas que explican esta situación. En general, todo responde a aspectos sociológicos. "Las principales barreras son tener que hacerse cargo de más tareas, cuidar niños y ancianos, labores domésticas... Ellas son socias de papel porque los que tienen la presencia son ellos. Hay trabas ligadas a la conciliación y la corresponsabilidad dentro de los hogares, sobre todo, en mujeres de más edad. Las más jóvenes ya tienen otras aspiraciones. Además, están más cualificadas, han cursado formación universitaria y de manera paralela aumentan sus conocimientos y, en un momento dado, vuelven a los pueblos a hacerse cargo de las cooperativas".
El papel de los hombres y su mayor sensibilización es también clave para que las mujeres se abran paso en las cooperativas agroalimentarias. "Ellos son los que tienen que pujar y velar para que socias de cooperativas puedan estar en los consejos rectores", indica la responsable del Departamento de Igualdad de Oportunidades de Cooperativas Agro-alimentarias de España. "Ellos ocupan estos puestos desde hace años y años y, cuando se tiene que producir el relevo, deciden el próximo candidato. No se piensa en una mujer" porque, en general, se vive en patriarcados aunque, a veces, es simplemente por mera comodidad para ellos. "Les cuesta entender dar un paso atrás pero, si los hombres nos acompañan en la tarea, eso sí abre puertas", añade Carmen Martínez Ramiro.
También se deben superar barreras psicológicas porque ellas tienden a pensar que tienen menos capacidades para estar en estos puestos, aunque "sí están capacitadas para tomar decisiones". Una situación que en ellos no se produce.
Pasos hacia la igualdad Para superar estas barreras y favorecer la mayor presencia de la mujer, se han dado algunos pasos. "La legislación empieza a obligar -atendiendo a los diferentes estatutos en las comunidades autónomas-, a incorporar mujeres en los consejos rectores para cumplir" en materia de igualdad aunque, si este paso solo se da por la normativa es difícil de seguir porque "se necesita convivir y que todo fluya de forma armoniosa". Y un claro ejemplo es lo que sucede en Noruega, donde se establece por ley un 40% de presencia femenina. Sin embargo, "una vez cumplido el propósito, nadie trabaja por la igualdad ni en aumentar ese 40% en un 50%. La igualdad tiene que ser vocacional. Es más fácil de lo que se cree", ya que ayuda mucho contar con planes de igualdad o de buenas prácticas.
Desde la administración también se debería hacer un mayor esfuerzo para impulsar la presencia de la mujer y propiciar una mayor sensibilidad. Pero, además, sería conveniente divulgar la Ley de Titularidad Compartida con el fin de que haya más mujeres cotitulares de la explotación y se ponga en valor el papel que realizan. "Hay que darles a conocer esta figura y a motivarlas para que, antes de crear otra sociedad, apuesten por una cotitularidad compartida" porque se generarían derechos como cotizar a la Seguridad Social, prestación por desempleo, beneficios para la pensión o jubilación... Y, por supuesto, habría más mujeres socias. También sería conveniente un cambio en la Ley de Cooperativas en algunos artículos para que "haya una regulación más detallada y no tan cerrada", afirma Carmen Martínez Ramiro.
Para avanzar en igualdad, desde Cooperativas Agro-alimentarias de España se han establecido varias líneas de acción como formación en liderazgo y asesoramiento, entre otras, así como sinergias con el Ministerio de Agricultura en asistencia técnica, formación del consejo rector... y en la creación de la Asociación de Mujeres de Cooperativas Agro-alimentarias de España. "Las asociaciones de mujeres son el mejor motor", añade la responsable de Igualdad. También se trabaja con el Instituto de la Mujer y para la Igualdad de Oportunidades en talleres para la sensibilización, itinerarios formativos en empoderamiento, transferencia de conocimiento y en la puesta en marcha de planes de igualdad en las cooperativas, entre otros ejes de acción.
Referentes en femenino Tener referentes femeninos ayuda a que muchas mujeres visualicen que sí es posible llegar a los consejos rectores y a ocupar puestos de dirección. De hecho, a pesar de esa presencia todavía reducida, hay claros ejemplos. Todas ellas lo han conseguido, aunque también coinciden en señalar que queda mucho por hacer.
Jerónima Bonafé, quien recibió el premio honorífico 'Extraordinario de Innovación de Mujeres Rurales' que otorga el Ministerio de Agricultura, es en la actualidad presidenta de la Asociación de Mujeres de Cooperativas Agro-alimentarias de España (AMCAE) y también presidenta de Cooperativas Agro-alimentarias de Baleares. Reconoce que ella lo tuvo más fácil que otras mujeres. "Mi padre entendió que podía estar en un consejo rector de una cooperativa. Y esto, quieras o no, es mucho camino hecho".
Aunque toda su vida ha estado vinculada a la explotación agrícola y ganadera, afirma que "al principio tuvo mucho miedo porque te tienes que enfrentar a gobernar una cooperativa" -en este caso de frutos secos y ovino en Palma de Mallorca- porque el sector agrario y ganadero es "machista y cambiar la tendencia cuesta. Luego ya se ven las cosas diferentes y más fáciles. Quiero transmitir a las mujeres que lo único que cuesta es dar el paso".
Teresa Morell también se decidió a dar el paso y se convirtió en la primera mujer gerente de la cooperativa -Coopego en Valencia- y la primera en España en ocupar este puesto al que llegó en el año 2000 tras comenzar a trabajar en ella siendo muy joven a tiempo parcial e ir ocupando diferentes posiciones en el área de administración y contable, conforme iba creciendo la cooperativa. elEconomista Agro ha podido hablar con ella en su último día de trabajo porque se acaba de jubilar. Una mujer sucede a Teresa Morell. "Ha sido una sucesión de forma natural. Es mi compañera y lleva ya tiempo trabajando con nosotros".
Afirma que desde que ella comenzó a trabajar ha habido "cambios importantes en los puestos técnicos. Son muchas las mujeres preparadas en el sector, pero luego en los consejos rectores o en la dirección de cooperativas son una minoría". En el caso de esta cooperativa se ha conseguido cambiar la situación. "Sí hemos trabajado en igualdad", añade Teresa Morell. En el año 2016 se firmó un acuerdo entre el Instituto de la Mujer y la cooperativa para aumentar la presencia de las mujeres en los consejos rectores. "Ya hay cuatro. Tenemos más mujeres en puestos de responsabilidad. Hemos invertido la pirámide en relación al resto de cooperativas" a lo que ha contribuido también su presencia al frente de la gerencia y ser vista por muchas mujeres como un referente.
Y es que su camino no fue fácil y hace 30 años tuvo que plantarse. "Ha habido momentos en mi trayectoria profesional que tuve que plantearme si voy a estar siempre en la sombra. Si no puedo promocionar, no es la empresa en la que quiero estar". En la anterior gerencia, se valoraba a los hombres, pero los méritos eran suyos. Al final, se dieron cuenta de que "podían tener una aliada". Y, así, el consejo rector le planteó la gerencia. Un puesto que ha ocupado sin tener formación universitaria. "Entré con bachiller elemental y cursos de contabilidad y mecanografía. Después me fui formando".
Además, en la cooperativa también se han puesto en marcha otras iniciativas en materia de igualdad antes de la firma del convenio. "Ya, en 2010 y 2011, introducimos medidas de conciliación de la vida laboral y familiar, horarios flexibles, mejora de los puestos de trabajo...", añade Teresa Morell.
Carmen López es presidenta de la Cooperativa San Isidro de Huelma, en Jaén, dedicada a la producción de aceite que se comercializa bajo las marcas 'El Santuario de Mágina' y 'Tierra Íbera'. Su trayectoria también ha estado siempre vinculada al sector, trabajando en la directiva unos 16 años. Afirma que "dificultades hay bastantes, pero trabajando se consiguen muchas casas". Unos problemas que se deben más al sector de actividad de la cooperativa -vender el aceite-, que al hecho de ser mujer. Y eso que tuvo que hacer un parón profesional en la cooperativa por el fallecimiento de su padre y tener que cuidar a sus dos hijos pequeños. "Nunca he tenido problemas con los hombres ni yo con ellos. Siempre ha habido respeto", aunque sí conoce casos de compañeras en otras cooperativas a las que se les ponen trabas y el presidente del consejo no les deja presentarse. Poco a poco se ha ido avanzando en la cooperativa y, ahora, hay también más mujeres en las asambleas porque antes era como un "búnker de hombres" y había personas en Huelma que no conocían ni siquiera la cooperativa. En la actualidad, tienen un plan de igualdad, pero "queda mucho por hacer porque las mujeres de Huelma se creen que no se puede pero, si yo he llegado, puede cualquiera".
Referente también es Rosa María González, subdirectora de ASEAGRO (especializada en asesoramiento agrario y que tiene base 100% cooperativa), quien nació hace 50 años en un pequeño pueblo de Asturias que tuvo que abandonar a los 14 años para irse a estudiar Bachiller y, posteriormente, cursar la licenciatura en Ciencias Económicas. "Siempre tuve claro que quería vivir en el campo y ser una mujer independiente".
Su trabajo en lo que antiguamente era el Centro Intercooperativo del Campo de Asturias posibilitó que se empleara en su área de conocimiento y volviera a trabajar a un pueblo cercano al suyo, donde empezó en el área de administración para ir avanzando en su carrera profesional e ir asumiendo más responsabilidades. En el año 2016, se puso en marcha el plan de igualdad y a raíz de ahí se firmó el convenio 'Más mujeres, mejores empresas cooperativas' con el Ministerio de Sanidad, y a través del Instituto de la Mujer y de las Confederación de Cooperativas Agro-Alimentaria de España y de Asturias, participó también en el programa de desarrollo de mujeres directivas en Madrid en 2017. A raíz de la formación y la apuesta común de estas entidades y, por supuesto de Aseagro, llegó a la subdirección.
Rosa María González considera clave el plan de igualdad bien planteado. En el caso de Aseagro también fue vital porque "cuando se implantó se hizo el organigrama. Antes solo había un gerente y de él dependían las 20 personas. Es fundamental el análisis de la organización de la compañía y de sus procesos". Ahora, en ASEAGRO están trabajando para implantar el segundo plan de igualdad 2019-2021. Pero, también es importante la "formación técnica y la formación en humanidades porque lo primero es que somos personas. Y esa es la clave fundamental en una organización y en una empresa de servicios como la nuestra".