Agricultura La vendimia mecanizada se impone en Extremadura
Una cosechadora durante la recolección al amanecer en Aroyo de San Serván, en las cercanías de Merida / ÁNGEL BLANCO
La vendimia mecanizada se impone en Extremadura
Las dificultades para encontrar jornaleros y los menores costes empujan a que cada vez haya más viñedos en espaldera en Extremadura
CELESTINO J. VINAGRE
Viernes, 3 septiembre 2021, 08:18
Las noches de agosto dibujan ahora un panorama hasta hace pocos años inédito en la región. A partir de las 23 horas es muy frecuente toparse por las calles de los municipios y por las carreteras colindantes tractores que van camino de las parcelas para recibir los kilos de uva recién cosechada. Entre esa hora y las siete de mañana es el momento de la vendimia nocturna, generalizada en Extremadura como fórmula para lograr una mayor calidad de la uva y también un mejor desempeño del trabajo. Pero junto a ese vendimiar bajo las estrellas hay otro fenómeno imparable, constante y evidente: hay menos manos en el campo para coger la uva porque se hace con cosechadora. Lo habitual es alquilarla por horas, no tenerlas en propiedad.
La mecanización de una de las campañas agrícolas que más mano de obra requería tradicionalmente se ha instalado en Extremadura. Y va a más. A falta de datos exactos, se impone la estimación. «Calculo que un 70% de la uva se coge ya a máquina y un 30% a mano», sostiene en medio de la oscuridad de la noche Diego Romano, viticultor de Almendralejo. Está en su parcela de Arroyo de San Serván, al lado de Mérida, en una finca de viñedo en espaldera de 22 hectáreas (tiene otra próxima al canal de riego de 14 hectáreas).
A unos 25 kilómetros de ahí en dirección a Badajoz, entre la pedanía pacense de Alvarado y Talavera la Real y a la ribera del arroyo Limonetes, la familia Coloma afronta la recolección de sus 50 hectáreas de viñedo con un 85% de la uva captada a través de cosechadora y solo el 15% con cuadrillas.
«La mecanización es inevitable por dos causas. Por un lado, por los problemas cada vez mayores de encontrar mano de obra. Cada año es más complicado. Y de otra parte, por el ahorro de costes. Con cosechadora ese ahorro pueden rondar el 20%», sentencia Helena Colomo, gerente de Bodegas Colomo. Su padre fue el introductor en la década de 1970 de la variedad tinta merlot en Extremadura.
La cosecha precisamente de esta variedad es la única que Coloma realiza a mano.
«Optamos por recogerla manualmente porque son plantas viejas o porque preferimos sobre ellas reforzar nuestro proceso de selección de la calidad. Y eso se consigue no vendimiando todo el producto sino seleccionándolo, dejando parte de los racimos en el viñedo», aclara la gerente de esta empresa familiar.
Características
Esta vendimia ha comenzado más pronto de lo habitual, con una previsión de kilos escasa (rondará un 40% menos que la media histórica) y con un cambio brusco del tiempo en agosto, con el calor que no apareció en julio y tormentas. Por si fuera poco, las perspectivas son de bajos precios a pesar de un descenso apreciable de la producción.
a. blanco
Son, en cualquier caso, condicionantes que acarrean un nerviosismo en el sector que productores e industriales han calmado en parte al tener resuelta la recolección a través de máquinas cosechadoras.
«Te puedes imaginar lo que hubiera supuesto una situación de campaña como la que tenemos este año una década atrás, cuando había que buscar y rebuscar para tener cuadrillas que hicieran la vendimia. Por ese lado hay alivio», relata Nieto, gerente a su vez de Bodegas Romale, y por tanto experto conocedor del sector vitivinícola extremeño al aunar las facetas de productor e industrial.
El coste del arriendo de una cosechadora por hora puede rondar los 240 euros. Y en ese tiempo puede recolectar entre 15.000 y 20.000 kilos. «El coste de ese trabajo a través de jornaleros es bastante superior y además necesitan más tiempo para cosecharlas», incide el viticultor almendralejense.
El viñedo pierde ahora, por tanto, una parte muy importante de mano de obra en los meses de verano pero en cambio la necesidad de trabajadores en invierno es más relevante por los trabajos de poda en espalderas. «Sí o sí necesitamos en esta tarea mano de obra. No podemos hacerlo de otra forma. Y te digo que también estamos teniendo problemas en contar con trabajadores para la poda», explica Helena Coloma.
«La mecanización en la vendimia responde a una estricta cuestión de costes y reducción de la gestión del personal», confirma Pedro Mercado, enólogo y dueño de la bodega Pago de los Balancines, con 60 hectáreas de vid en Oliva de Mérida.
Es uno de los pocos y apreciables casos en la región, por el número de hectáreas en producción, en los que todavía se vendimia a mano, con viñas en vaso y de secano. Su producción es completamente ecológica.
Tractores con remolques cargados de uva esperan de madrugada a descargar la uva en Arroyo de San Servan. / A. BLANCO
«Mantenemos la vendimia a mano porque es el modo de obtener la mayor calidad en la uva para convertirla en unos vinos de alto nivel. Y por mantener el vínculo entre la bodega y la población de nuestro entorno, ayudando a fijar población y contribuyendo al sostenimiento rural», añade Mercado en su respuesta a HOY.
«Se ha avanzado mucho en que la mecanización no merme la calidad final del producto. Se ha mejorado técnicamente. En lo que no hay duda alguna es que la calidad de la uva es incuestionablemente mejor cuando esta se coge de noche.Esa es otra realidad asentada», matiza Coloma.
Estadística y formación
En la región, informa la Consejería de Agricultura de la Junta de Extremadura, el total de superficie de viñedo es de 79.139 hectáreas. La inmensa mayoría, 76.187, se encuentran en la provincia de Badajoz.
Es la segunda comunidad española con más producción tras la habitual dominadora en este apartado, Castilla-La Mancha, que posee la mayor superficie de viñedo, con 465.140 hectáreas en 2020, el 49% del total nacional.
En nuestra comunidad autónoma, las variedades blancas ocupan una superficie de 55.863 hectáreas, y destaca la variedad pardina, seguida de la cayetana. En cuanto a la superficie de variedades tintas, son 20.323 hectáreas.Aquí sobresale en superficie la variedad tempranillo.
Con estos datos apenas se aprecian cambios apreciables respecto a los últimos años. Sin embargo sí hay que prestar especial atención a la superficie encuadrada en los proyectos de reestructuración. Es en este apartado donde se explica con toda rotundidad el avance de la mecanización en la vendimia.
Así se ve desde dentro de la cosechadora la recolección de la uva / ángel blanco
Espaldera
«Todas las hectáreas de reestructuración, todas, van en espaldera. Y todas son recolectadas a través de cosechadoras», enfatiza Diego Nieto.
Según la información aportada por la Junta a este periódico, solo en los últimos cinco años el total de superficie reestructurada de viñedo alcanza las 14.266 hectáreas. De ellas, 5.238 en un año, 2018.
«Solo en las pequeñas parcelas o en aquellas en las que puede tener dificultad de entrar una máquina por estar cerca de arroyos, por ejemplo, se mantiene la vendimia con jornaleros», explica Catalina García, responsable del sector vitivinícola de UPA-UCE y al frente de una explotación de viñedo de 20 hectáreas en el término municipal de Ribera del Fresno.
García intercambia la vendimia mecanizada y a mano en su parcela. «Es posible porque he podido encontrar a varias personas para al menos vendimiar una parte, pero lo cierto es que cada vía es más complicado encontrar jornaleros. Y no solo para vendimiar sino para realizar tareas fundamentales como la poda o los tratamientos necesarios para la planta. Aquí necesitamos mayor formación», resalta.
En ese aspecto hay unanimidad en el sector. «La poda es fundamental, básico para tener una buena producción. Si no se hace bien ese trabajo se puede perder una buena parte de la cosecha. En este aspecto es tan importante que encontremos a gente para hacerla como que la hagan bien», sentencia Diego Nieto.