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La plaga de conejos causa un gran daño en los cultivos de vid

16/08/2019
En: elperiodicodearagon.com
Digital
La plaga de conejos que afecta a las comarcas centrales de Aragón se ha convertido en un grave problema para la agricultura. Los roedores causan daños en todo tipo de cultivos, pero los que más se están resintiendo son los de la vid, el almendro, el olivo y el cereal, según denuncia el sindicato Unión de Agricultores y Ganaderos de Aragón (UAGA), que pide a las autoridades que actúen con contundencia para combatir la superpoblación de esta especie. En el caso de la vid, los conejos se comen la parte verde y, una vez terminada, roen la madera del tronco «hasta el punto de que interrumpen el paso de savia, con lo que matan la planta», denuncia Nicolás Aldea, miembro de UAGA en el Campo de Cariñena. Este viticultor apunta que el daño ocasionado es, en muchos casos, «irrecuperable», dado que los propietarios de parcelas de viñedo se ven obligados a arrancar cepas «de gran calidad». Aldea señala que se está viendo perjudicada incluso la ganadería extensiva, pues los conejos se alimentan de la vegetación que cubre los pastos. Un problema añadido, indica este miembro de UAGA, es que, con frecuencia, los roedores hacen sus madrigueras en lugares de difícil acceso, en barrancos y lugares poco o nada transitados por el hombre. Ante esta preocupante situación, el Gobierno de Aragón ha dado facilidades a los cazadores allí donde la proliferación de conejos es más notable. Pero incluso así, sostiene Aldea, «la caza ya no es suficiente para controlar una plaga contra la que se debería haber actuado antes de que se desmadrara por completo». TIEMPO SECO / Nacho García, presidente de la Sociedad de Cazadores Ciudad de Zaragoza, reconoce que los ayuntamientos donde es más agudo el problema «dan muchas facilidades para abatir conejos». Así, por ejemplo, en La Muela se regalan pases para cazar con hurón, mientras que en otros sitios los consistorios dan cartuchos a los aficionados a los deportes cinegéticos. «Se autoriza la caza de conejo todo el año y se limita la del zorro, que es uno de sus depredadores», asegura. Con todo, los roedores campan a sus anchas en una parte importante del territorio aragonés, en particular en las zonas más secas, favorecidos además por la prolongada ausencia de lluvias. Muchas veces la plaga encuentra refugio en los corredores de comunicación, ya que los conejos hacen sus madrigueras en los taludes de las autovías y del AVE, así como en las cercanías de los canales y acequias de riego. De hecho, los sistemas de irrigación también son objeto de las preferencias de los roedores, que mordisquean las mangueras en busca de agua. Los inconvenientes creados por la proliferación de la especie son múltiples. No se libra ni el aeropuerto de Zaragoza, ya que los conejos son muy numerosos y el olor de los que mueren aplastados atrae a buitres y otras aves, con las consiguientes dificultades para las maniobras de los aviones. Nicolás Urbani, veterinario de la Federación Española de Caza (así como de la aragonesa), cazador y agricultor, considera que «la clave para hacer frente a la plaga con garantías de éxito es la coordinación entre las distintas administraciones, las cooperativas, los sindicatos de riego y los cazadores». Como ejemplo pone la política seguida en Magallón, en el Campo de Borja, donde se organizan batidas en el coto municipal en las que «se abaten entre 10.000 y 11.000 ejemplares cada año». Además, Magallón, con los permisos preceptivos, han instalado jaulas de captura en los taludes de la AP-68 a su paso por el municipio. «La DGA da todas las facilidades del mundo para cazarlos, pero de todas formas resulta muy complicado erradicarlos de las zonas con una cubierta vegetal muy tupida», dice. Los espacios naturales protegidos constituyen verdaderos santuarios donde la especie se multiplica exponencialmente. Urbani hace hincapié en la importancia de mantener limpio el monte, tanto por parte de los ayuntamientos como de los agricultores. Sin embargo, es consciente de la magnitud del reto. «Los conejos, que son de las dos subespecies ibéricas o quizá un híbrido de ambas, se están adaptando a los cambios», reconoce. «Atacan las vides aunque se cultiven en alto, tipo espaldera, e incluso utilizan como alimento los frutales que se cultivan desde hace poco en las zonas de regadío», subraya el veterinario de la Federación Española de Caza.
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