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La industria alimentaria tiene un problema de productividad: se hunde un 23% desde el año 2017

18/07/2024
En: eleconomista.es
Digital
A pesar de haber ampliado el año pasado sus niveles de valor añadido, la industria de alimentación y bebidas ha visto caer un 23% su facturación anual por empleado en los últimos seis años en España, lastrada por una creciente presión en los costes, hasta situarse en unos 55.240 euros por trabajador. La productividad de la industria alimentaria española se ha hundido en los últimos años. Según el último informe anual de la Federación de Industrias de Alimentación y Bebidas (Fiab), con datos de Contabilidad Nacional, la facturación anual por empleado se situó en el último ejercicio en 55.240 euros, lo que supone un 23% menos respecto a los 71.224 que se llegaron a alcanzar en 2017. Y, si se mide en términos de ingresos por empleado y hora, la situación no es mucho mejor. Ha pasado de 37,5 a 31,3 euros, lo que supone igualmente una caída del 17%. Fiab destaca que "la industria de alimentación y bebidas ha ampliado en 2023 los niveles de su valor añadido, pero asumiendo una presión de costes que incapacita a las empresas para acelerar sus mejoras de productividad, provocando mínimas modificaciones en su nivel que, desde el ejercicio de 2021 permanecen ancladas en valoraciones entorno a los 55.200 euros por puesto de trabajo y en 31 euros por hora trabajada". La patronal insiste así en que "la cautela sigue presidiendo las actuaciones en materia laboral de esta industria, actuando con la misma precaución en escenarios convulsos que cuando los resultados podrían suponer un incentivo para el crecimiento de su empleo". Tal y como ha advertido recientemente la Comisión Europea, "la productividad laboral es una debilidad endémica de la economía española", un factor que la sitúa a la cola entre el resto de los países europeos. En un informe publicado como parte de su paquete de primavera, el Ejecutivo comunitario fue incluso un paso más allá y alertó de que sectores como la agricultura está experimentando un retroceso en esta área. "La baja productividad en sectores como agricultura, silvicultura, pesca y construcción puede contribuir al limitado rendimiento de la productividad agregada", analiza la Comisión Europea en el documento hecho público el pasado mes de junio, en el que analiza la economía española. Bruselas destacó, en cambio, el buen comportamiento de sectores como el comercio mayorista y minorista, así como de los servicios científicos en términos de productividad. Presiones inflacionistas Las presiones inflacionistas a las que se ha visto sometida la actividad de la industria alimentaria en los últimos ejercicios y su efecto en el consumo han intensificado la desaceleración del sector en 2023. Según Fiab, aunque "los alimentos y bebidas se siguen consolidando como un sector fuerte y estratégico para la economía española, acusan el impacto de una situación macroeconómica global inestable. En este sentido, la producción real se redujo el año pasado por primera vez en diez años, si exceptuamos el ejercicio correspondiente a 2020, en el que hubo una caída como consecuencia de la pandemia por el Covid. Caída de la producción En concreto, la producción real del sector alcanzó en 2023 un valor de 162.459 millones de euros, lo que supone un 2,6% menos con respecto a 2022. El retroceso es el resultado de la influencia inflacionaria en los costes de la industria, combinado con una debilidad en las exportaciones y la demanda interna, que se ha agudizado por los episodios de sequía prolongada en España. Esto llevó a que el valor real de la actividad fuera incluso inferior al de 2021, año en el que se iba perfilando un continuo proceso de ralentización del índice de producción industrial y que se ha visto confirmado durante 2023. El director general de Fiab, Mauricio García de Quevedo, recuerda que "veníamos de dos ejercicios previos con un crecimiento muy excepcional y alejado de la tónica de años anteriores marcados por, primero, la recuperación tras la pandemia y, segundo, por el extraordinario avance de los precios industriales". En paralelo, según dice, "la difícil situación global ha dibujado un escenario muy tenso para el desarrollo del sector, confirmando en 2023 los indicios de desaceleración que ya se venían perfilando en años anteriores". La industria de alimentación y bebidas se mantiene pese a todo como un actor industrial sólido por su contribución económica al país y su peso representa el 2,3% del total de la economía española y el 18,5% de la industria manufacturera. Más allá de pérdida de productividad en los últimos años y de la caída de la producción, la dimensión empresarial de la industria se ha visto impactada también por las consecuencias de la inflación, en línea con el conjunto de la economía. El número de empresas activas en 2023 se ha reducido así a 28.335, lo que supone una disminución del 6,5% respecto al año anterior. Es una caída que se ha concentrado sobre todo en los tramos de menos trabajadores o sin empleados. Estos datos demuestran también, según Fiab, la vulnerabilidad de las empresas más pequeñas a la hora de afrontar un marco de altos costes productivos muy desfavorable. Aun así, la industria de alimentación y bebidas se ha visto menos afectada, en cualquier caso, que el conjunto de las manufactureras y ha mantenido una contribución significativa al tejido industrial español. Precisamente, esta menor capacidad de reacción de las pequeñas industrias frente a contextos muy tensionados ha dado lugar un proceso de concentración empresarial que sigue en 2023 su tendencia. De esta manera, las empresas de tamaño mayor y medio tamaño ganan representatividad respecto al total y avanzan un 2,3% absorbiendo parte del impacto de la inflación sobre el tejido empresarial en el conjunto del mercado. Lo que sí que crece es el empleo, ya que los afiliados a la Seguridad Social en el sector suman 463.900 personas, con un crecimiento del 2% respecto al año anterior.
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