Una empresa de Torrecilla de Alcañiz (Teruel) lanza al mercado 4.Oleum, un aceite premium "de primerísma calidad" obtenido con olivicultura de precisión.
Chus García
Frederic Sancho coloca un dendómetro en uno de los olivos de su finca. Frederic Sancho Frederic Sancho coloca un dendómetro en uno de los olivos de su finca. Frederic Sancho
Una explotación familiar agraria de Torrecilla de Alcañiz (Teruel) ha lanzado al mercado su primer aceite de oliva virgen extra (AOVE) con marca propia. Se llama 4.Oleum y debe su nombre no solo al vocablo en latín que designa este oro líquido sino a la apuesta de sus impulsores por la agricultura 4.0. Y es el resultado del proyecto impulsado por el ingeniero agrónomo Frederic Sancho que, junto con su hermano y su padre, decidió dar un salto tecnológico y digital en los olivares propiedad de la familia. Unas tierras en las que primero su abuelo plantó cereal, su padre se decantó por el olivar aprovechando la transformación de dicho secano en regadío, y ahora la tercera generación ha querido dar un nuevo impulso "para hacer un aceite premium teniendo en cuenta todos los factores que afectan a la producción" , explica Sancho.
Para eso, el olivar cuenta con una estación meteorológica, cada árbol tiene adosado al tronco un dendrómetro que detecta cualquier microvariación de su diámetro y permite conocer en tiempo real tanto su estado como su interacción con los agentes atmosféricos externos. Hay además sensores de suelo , colocados de forma estratégica y enterrados a distintas profundidades, para medir la temperatura, la humedad y la conductividad. Y sobre la finca sobrevuelan drones que proporcionan imágenes aéreas con las que se controla el crecimiento vegetativo del árbol y se detectan sus carencias o sus enfermedades.
"El objetivo es aplicar todos los datos que nos ofrecen estas técnologías para tener una materia prima perfecta y elaborar un aceite de primerísima calidad", señala Sancho. Porque esta información, puntualiza, "nos permite darle a la planta todo lo que quiere, cuando quiere y como lo quiere".
El cuidado máximo de la oliva es esencial en esta agricultura de precisión. Por eso se realizan controles de maduración estadísticos para realizar la recogida en el momento más idóneo y con el mayor mimo. "Se hace una recolección temprana, con una vibración muy suave y utilizamos transporte refrigerado para que la oliva (variedad empeltre) no sufra saltos de temperatura y llegue a la almazara en perfectas condiciones, como si acabáramos de recogerla" , explica este oleicultor, que gracias a estas técnicas puede gestionar su explotación en remoto, desde su ordenador o su móvil.
Se utilizan drones cuyas imágenes ofrecen información sobre el estado vegetativo de la explotación. F. S. "No tomamos las decisiones de forma intitutiva", detalla Sancho. Con ello quiere decir que la digitalización permite aportar agua cuando el árbol muestra estrés hídrico, dejar de regar cuando el suelo tiene suficiente humedad o aplicar el fitosanitario cuando así lo exige el umbral de plagas (monitorizadas mediante trampas).
Finca piloto La familia Sancho cuenta con una superficie de 16 hectáreas situadas en el término municipal de Alcañiz. Pero, de momento, no todas cuentan con esta tecnología. "Hemos realizado este proyecto en cuatro hectáreas , a modo de finca piloto, es decir, en función de los resultados y la acogida del nuevo aceite iremos digitalizando las 12 restantes". Mientras, el fruto que no se destina a su nuevo premium continuará comercializándose, como hasta ahora, a través de su cooperativa.
"Hemos decidido lanzarnos a este proyecto porque hemos visto que los aceites de calidad tienen cada día mayor aceptación", puntualiza. Y aunque es consciente de que "no es fácil" porque la competencia es dura y los precios bajos, defiende su apuesta po r "un cultivo cada vez más eficiente y sostenible con consumos de agua, energía o fertilizantes justos para garantizar el correcto desarrollo de la planta".
En esta primera campaña, la producción de su 4.Oleum alcanza los 1.800 litros, que se presentan en el mercado disponibles a través de comercio electrónico en tres formatos: botellas de cristal de 250 y 500 mililitros y en lata de cinco litros . Esta destinado en un principio al mercado nacional tiendas gourmet y canal Horeca más próximo (Aragón y Cataluña). Pero su vocación es llegar mucho más lejos. "No descartamos vender en toda España y, en años posteriores, incluso nos planteamos la exportación", matiza.
Más información La agricultura 4.0 aterriza en Zaragoza