Un proyecto innovador, apoyado por la Conselleria de Innovación, pretende transformar los huevos que se rompen accidentalmente en los centros de embalaje en suelos para zapatos o baldosas cerámicas Con la intención de no tirar nada y de buscar formas de producción, la Conselleria de Innovación e Industria apoya un proyecto novedoso para transformar los huevos de gallina que se rompen en los centros de embalaje en materias primas de valor para los sectores agroalimentarios, cerámico y del calzado. Tal y como explican desde el departamento que dirige Nuria Montes, esta iniciativa que impulsa la economía circular y la simbiosis industrial entre empresas de diferentes sectores de actividad, propone una solución integral a un problema -el de la rotura accidental de huevos- que solo en la Comunidad Valenciana genera alrededor de 2.300 toneladas de desechos al año. La intención es que estos residuos no se pierdan y puedan tener una segunda vida. Los datos La rotura accidental de huevos genera en la Comunidad Valenciana alrededor de 2.300 toneladas de desechos al año En la actualidad, explican las mismas fuentes, son las empresas ovoproductoras las que costean el adecuado tratamiento de estos residuos biológicos mediante su entrega a un gestor autorizado, tal y como establece la legislación vigente. Sin embargo, dicho proceso conlleva un impacto económico para esta industria, que ha de sufragar entre 60 y 150 euros por cada tonelada de residuo, dependiendo de la localización de la granja y del volumen generado. Para evitar estos costes se impulsa este proyecto estratégico, denominado OVOVAL, que está coordinado por el Centro Tecnológico del Calzado, Inescop, y se ejecuta en colaboración con el Instituto de Tecnología Cerámica (ITC-AICE); la Asociación Avícola Valenciana (ASAV) y La Unió Llauradora i Ramadera. La propuesta también cuenta con el respaldo económico de IVACE+i y financiación de la Unión Europea a través del programa Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER) Comunitat Valenciana 2021-2027. Coste Los residuos obligan a las industrias ovoproductoras a gastar entre 60 y 150 euros por cada tonelada de residuo La iniciativa pretende aprovechar este residuo animal para el desarrollo de productos y materiales renovables y de alto valor añadido con aplicaciones potenciales en diferentes industrias estratégicas de la Comunitat Valenciana, como la cerámica, el calzado o, incluso, el sector agroalimentario. Con la parte inorgánica del huevo, es decir, con la cáscara, el consorcio prevé obtener bio-carbonato cálcico, un material que podría emplearse como una materia prima en la formulación de fritas para baldosas cerámicas o para la fabricación de suelas de calzado, señalan desde ITC e Inescop. Opciones Las cáscaras se quieren usar para baldosas cerámic o suelas de calzado Por otro lado, la clara, la yema y la membrana se usarán en la producción de nuevos bioproductos de contenido proteico destinados al desarrollo de biopolímeros para la industria del cuero, mientras que, en el ámbito agrícola, se atisban otras aplicaciones alternativas centradas en el desarrollo de la agricultura ecológica y la producción de bioestimulantes basados en aminoácidos libres, que reducen el impacto ambiental respecto de los fertilizantes sintéticos. Además de impulsar la economía circular, OVOVAL contribuirá a mejorar la competitividad de las empresas avícolas productoras de huevo a través de una iniciativa de simbiosis industrial, que minimizará el impacto económico que suponía hasta ahora la gestión de estos residuos. Del mismo modo, las materias primas renovables que se obtendrán a partir de estos restos animales contribuirán a desarrollar nuevos productos sostenibles en los sectores del calzado y la cerámica, que a su vez ayudarán a ambas industrias a avanzar hacia los objetivos de descarbonización que exige la Unión Europea para el año 2050.