EL SECTOR VITIVINÍCOLA DE LA COMUNIDAD
El vino aragonés busca salida a los millones de litros sin vender
El ministro Planas abre la puerta a la destilación de crisis pero por cuenta y riesgo de cada autonomía | UAGA cifra entre «tres y cuatro» los millones de hectolitros que sobran para equilibrar el mercado
Barricas en una bodega argonesa. JAVIER BALDUZ
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La preocupación se extiende como un parásito por los viñedos y las bodegas españolas , y Aragón, donde se produce el 15% de la uva destinada al sector vitivinícola, no escapa de esa tensión. La cuestión radica en que sobra vino . Existe un excedente desde que el covid-19 confinó las relaciones sociales donde los caldos jugaban en campo propio, lo que ha hecho caer los precios del producto. Luego llegó la inflación y el cerrojazo de algunos mercados exteriores a la importación , lo que no ha ayudado a solventar el problema. Así se llega hasta hoy, cuando el desajuste entre la oferta y la demanda ha provocado una caída de los precios del vino, sobre todo de los tintos, que en el caso de los comercializados a granel llega a caer entre un 30 y un 40%.
Desde la Unión de Agricultores y Ganaderos de Aragón ( UAGA ) señalan que la situación en el sector «no es halagüeña», una percepción que comparten las grandes denominaciones de origen de la comunidad, consultadas por este diario. La alta comercialización en el exterior de los vinos aragoneses les ha permitido sortear la pandemia, pues es en el mercado nacional donde más ha caído el consumo, pero la merma en la capacidad de ahorro «hacen que el mercado del vino no fluya como debiera» , como explica Francisco Berroy, presidente de la DO Somontano. « En España, el excedente de 2023 ronda entre los 3 y los 4 millones de hectolitros a los que el mercado no puede dar salida », explica el responsable del sector vinícola de UAGA, Nicolás Aldea. Para obtener un dato regionalizado de Aragón, puede darse una visión a vuelapluma si se contempla que el 15% de la producción total de uva de todo el país se cultiva en Aragón.
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La única certeza es que el consumo es cada vez menor y que el exceso de oferta provoca que el precio deja de ser competitivo para garantizar la viabilidad del sector tal y como ahora está estructurado. Así que las organizaciones agrícolas de todo el país, como Cooperativas Agroalimentarias de España o COAG han reclamado esta semana al Ministerio que subvencione la destilación de crisis, tal y como se hizo en el primer año de la pandemia, después de que Francia haya destinado 80 millones de euros a esta práctica.
La destilación de crisis es un proceso consistente en la extracción de alcohol etílico del vino, que se puede utilizar con fines industriales o energéticos. Permite a los productores retirar del mercado ciertos volúmenes de producto para equilibrar la oferta y la demanda , pero requiere las autorizaciones al más alto nivel: la Comisión Europea debe dar su visto bueno por la facilidad con la que esta medida puede reventar el mercado.
"Quiero subrayar que si alguna comunidad autónoma estima oportuno llevar a cabo medidas de destilación puede hacerlo, pero con cargo a sus fondos"
El ministro de Agricultura, Agricultura y Pesca, Luis Planas , preguntado por los medios de comunicación, abrió la puerta ayer en Zaragoza a que las comunidades autónomas que lo crean necesario adopten esta medida, pero siempre por su cuenta y riesgo. « El ministerio ya ha adoptado una decisión para fomentar la cosecha en verde , una medida para regular el mercado de oferta y demanda», explicó Planas, jefe del departamento que financiará con 15 millones de euros esta práctica, que consiste en eliminar ciertos volúmenes de uva de un viñedo cuando el fruto aún no ha madurado. El objetivo es reducir la productividad y minimizar la generación de excedentes.
Planas detalló que el consejo de la Unión Europea (UE) se halla examinando la posibilidad de la destilación de crisis, pero que todavía «no queda claro si habrá una decisión comunitaria». « Quiero subrayar que si alguna comunidad autónoma estima oportuno llevar a cabo medidas de destilación puede hacerlo , pero con cargo a sus fondos. El ministerio no tiene previsto adoptar medidas de este tipo», concluyó el ministro.
Sin embargo, las bodegas y denominaciones consultadaspor este diario califican de «ridículos»los precios que se pagan por el kilo de uva cosechada antes de tiempo. Cifran entre 60 y 70 céntimos lo que debería pagarse para no ir a pérdidas , algo que consideran «inviable» puesto que la cuantía oscila entre los 20 y los 50 céntimos .
La alegría va por barrios
Pero como en todo en esta vida, la alegría va por barrios. Desde la Denominación de Origen Calatayud explican que tras haber resistido al impacto de la pandemia sin perder fuelle en el mercado de ventas, en 2022 su balance sí cayó un 13%, algo que no les afecta en demasía. «En nuestro caso, dependemos mucho del mercado internacional y de momento no nos dejan de un lado. Nunca hemos tenido unos excedentes grandísimos porque nosotros recogemos unos 10 o 12 millones de kilos de uva . Si nos mantenemos en esa caída del 13%, que son unos dos millones de botellas de excedente, no tenemos de qué preocuparnos», explican desde el consejo regulador, señalando que «no somos pesimistas aunque el horizonte no es muy positivo.
Por su parte, la DO Campo de Cariñena también comienza a acumular excedentes. «Estamos preocupados porque hay un atasco total de las ventas. Hay sobre todo inquietud por lo que viene porque la forma de comprarnos ha cambiado mucho, con volúmenes mucho menores. Ahora prácticamente nos compran contenedor por contenedor y preocupa sobre todo el sobrante de vino tinto en Europa», explica Antonio Ubide, el presidente del consejo regulador de Cariñena.
Alfonso Tremul
Parecido es el asunto en la DO Somontano . «En estos momentos tiene bastante equilibrada la oferta y la demanda incluso, de no haber sido por la pandemia, en algún momento seguramente hubiéramos andado escasos de uva», explica Francisco Berroy , presidente de la entidad. Añade que la cosa ha cambiado desde la irrupción de la guerra de Ucrania y su tensión sobre la cadena de la inflación, que ha generado los excedentes. «Desde el sector estamos claramente a favor de que se haga una excepción con la destilación de crisis, ya que es fruto de otra excepcionalidad que fue la pandemia. Pero el problema es de dónde sacamos el dinero para financiarlo», reflexiona Berroy.
Muy distinto es el asunto en el Campo de Borja , donde no registran un excedente «significativo» y comercializan «prácticamente todo lo que se produce». «Las bodegas principales no nos han transmitido nada de momento y el momento es bueno para nostros», explica Eduardo Ibáñez, presidente del consejo regulador.
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