Dos modelos de agricultura
Mariano Sanagustín Sanz
Dos modelos de agricultura
Los agricultores 'a título principal' son el nervio del mundo rural. Las políticas agrarias deben asegurar su supervivencia frente al modelo de grandes.
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Dos modelos de agricultura
Heraldo
Según el último Censo Agrario (2020), Aragón cuenta con 42.000 explotaciones agrarias; de ellas 5.000, cerca del 12%, tienen como titular una entidad jurídica, bien sea con ánimo de lucro (sociedad mercantil, SAT, etc.) bien sin él (administración pública, fundación, etc.).
Ese porcentaje es casi el doble de la media nacional y en su progreso destaca la creciente incursión de empresas agrofinancieras, ligadas generalmente a fondos de inversión, de capital riesgo u otros , que a través de distintas formas de adquisición o tenencia de tierras (compra, arrendamiento, 'sale and lease back', etc.) constituyen explotaciones agrícolas de amplia base territorial, de regadío, para producciones muy intensivas y altamente tecnificadas, habitualmente plantaciones arbóreas.
Ejemplos de dichas empresas con actuaciones en Aragón son: ISFA (participada por la sociedad de inversión Azora), Ocean Almond (del 'holding' balear OD Grup dedicado a la hostelería e inmuebles), Prunus Nuts (ligada a los fondos ingleses Cibus), y recién anunciada su llegada a Cariñena: Sanlucar Fruit (de capital alemán y sede en Valencia); otro tipo de empresas con similares objetivos pero de ámbito más nacional y socios más 'agrarios' son las aragonesas Iberalmond , centrada en el cultivo del almendro, y Frutaria , dedicada a la producción y comercialización de fruta dulce.
Todas ellas configuran, recogiendo algún titular de prensa, los "nuevos terratenientes del campo español" .
Analicemos ahora las otras 37.000 explotaciones aragonesas que tienen al frente a personas físicas. Según datos de la Seguridad Social (septiembre 2024), solo 17.500 de ellas se encuentran afiliadas al RETA (Régimen Especial de Trabajadores Autónomos) , lo que requiere trabajar y vivir, mayormente, de la actividad agraria en la explotación, es decir ser agricultor a título principal.
Los restantes 19.500 titulares no están en ese Régimen porque no cumplen dichos requisitos, sobre todo por dos motivos: 1.- estar jubilados, pues no es incompatible con ser titular de una explotación, y 2.- estar pluriempleados en otra actividad (en una industria, en la cooperativa...).
Centrándonos en los agricultores afiliados al RETA, es de destacar su discreta pero continua disminución: un 15% en los últimos 15 años . La incorporación de jóvenes, aun con importantes ayudas, no llega a compensar las jubilaciones.
Los agricultores 'a título principal' son el nervio del mundo rural. Las políticas agrarias deben asegurar su supervivencia frente al modelo de grandes
En contraste con ello, el número de asalariados afiliados al Sistema Especial Agrario de la Seguridad Social registra, en similar periodo, y con sus grandes altibajos estacionales, una suave pero clara línea de tendencia al alza. ¿Estamos pues ante un proceso de 'asalarización'?
Volviendo ahora a los agricultores a título principal cabe destacar que son profesionales que habitualmente residen en los pueblos y realizan una agricultura moderna y de avanzada tecnología. Y más allá de eso, constituyen el colectivo básico de la socio-economía del medio rural: conforman una amplia red de empresas distribuidas por el territorio, crean importante empleo directo e indirecto, realizan un quehacer diario imbricado en la conservación de la naturaleza y la biodiversidad, son el 'alma mater' de cooperativas, comunidades de regantes y otras entidades rurales ; con sus tractores y aperos, son pioneros en la lucha contra desastres naturales, como incendios e inundaciones; y además de todo ello, se ocupan de una parte importante de las labores en las tierras de jubilados y otros propietarios.
Se presentan pues ante nosotros dos modelos de agricultura, uno de grandes fincas promovido y gerenciado por empresas muy capitalizadas, ligadas en muchos casos a entramados financieros, y otro de explotaciones de mayor o menor tamaño regidas por agricultores .
La productividad y la eficiencia pueden ser buenas o aceptables en ambos casos, aunque evidentemente las economías de escala juegan muy a favor del primer modelo. Pero, por las razones antes expuestas, las políticas agrarias deben velar especialmente por la pervivencia y 'buena salud' del segundo modelo , con el fin de evitar la progresiva reducción del tejido empresarial y social que constituyen los agricultores profesionales; de otro modo se verá perjudicada la calidad de vida de los pueblos, de sus gentes y paisajes ; del mundo rural en su conjunto.
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Mariano Sanagustín Sanz es ingeniero Agrónomo
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