Una jornada con el operativo extraordinario de la Guardia Civil en Extremadura
Coto a los robos de aceitunas
La Guardia Civil intensifica la vigilancia frente a los ladrones en la campaña del olivar que arranca ya
Agentes de seguridad ciudadana, equipos ROCA y la caballería controlan fincas y puestos de compra
Dos espuertas de aceitunas en una finca de olivar, esta semana, durante un control de la Guardia Civil en plena recogida. Carlos Gil
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«Queremos ver el registro de todas las entradas de aceitunas que se han producido esta mañana ». La frase llega tras el saludo cortés de los dos agentes del e quipo ROCA de la Guardia Civil , la unidad especializada en la investigación de los robos en el campo. Se dirigen a la trabajadora del puesto de compra Solís Cangas Olivalia, en Arroyo de San Serván. El control es rutinario, pero el dispositivo sí es especial dentro del operativo en marcha para estrechar la vigilancia a los robos de aceitunas en el campo; esta campaña se teme especialmente convulsa, por el precio que alcanzará el fruto con la escasez de aceite. La escena es de esta misma semana, con los primeros coletazos de la recogida en la zona.
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Antes de reclamarle la documentación a ella han hecho lo mismo con el último productor que acaba de depositar allí la cosecha de esa mañana. Quieren cotejar la información.
-- «¿Lleva el anexo ?», le interpelan los agentes cuando el hombre ha dejado el coche en la báscula que registrará el peso de la carga: un remolque con dos cajas que portan unos 1.200 kilos. El peso definitivo lo sabrá cuando vuelva a pasar por allí tras vaciar la cosecha en el almacén del puesto.
Los agentes del equipo ROCA inspeccionan la documentación de un productor que va a dejar aceitunas en el puesto. Carlos Gil
El hombre les muestra un papel impreso del anexo 1 (de ahí el nombre) del decreto 171/2016, de 18 de octubre , sobre trazabilidad de uvas y aceitunas, que se publicó en el DOE del 21 de enero de 2016. Ese documento debe acompañar cada carga identificando a la persona que la lleva, la finca de recogida, el lugar de depósito, la fecha de traslado y la cantidad estimada. El papel se queda junto a las aceitunas en el puesto y le devuelven una copia junto al albarán que acredita el depósito y la cantidad definitiva. Todo en orden ahí, según revisan los agentes.
Vuelta al registro puesto de compra. La trabajadora entrega a pareja del ROCA un fajo de papeles con los documentos de trazabilidad que han ido dejando los productores al depositar el fruto y la copia del albarán que ella les ha devuelto. Son los de esa jornada. Los agentes se toman su tiempo en revisarlos.
«Nadie va a robar aceitunas sin tener antes garantías de que alguien lo va a comprar», dice la Guardia Civil
-- «Está todo perfecto. Muchas gracias», le dicen antes de abandonar el puesto. En la puerta que les ha dado acceso hay dos notas informativas. En una se recogen los precios de la campaña: el kilo de aceituna se está pagando entre 1,20 y 1,30 euros, muy por encima de los 0,80 que rondó el año pasado . En el otro se comunica que no se recogerá la carga que no lleve el documento de trazabilidad. Ahí está la clave de la lucha contra los robos que tratan de abordar dispositivos como este.
«Nadie va a robar aceitunas si previamente no tienen garantizado que van a colocarlo en algún sitio», dice el teniente Carlos, responsable del operativo. La realidad es que el 99% de los establecimientos lleva el control (más o menos exhaustivo) que se exige y también colabora con la Guardia Civil. «Nos avisan si alguien ha intentado vender aceitunas sin el documento de trazabilidad», asegura el mando. Pero el 1% que no cumple es suficiente para que los robos se sigan produciendo. Hace dos años, por ejemplo, ese mismo equipo de los ROCA logró interceptar más de 11 toneladas de aceitunas sin trazabilidad en un puesto de compra de la zona y certificaron hasta 20 toneladas de una treintena de entregas en ese mismo punto sin documentación. Es una de las operaciones más importantes llevadas a cabo, pero todos los años se registran varias; y no siempre logran cerrar los casos, de ahí que insistan a los agricultores en «que denuncien siempre, y que aporten cualquier dato que tengan. Quizás no resolvemos ese caso, pero sí nos pone en la pista de cómo se está moviendo un grupo para llevar a cabo los robos», señala uno de los agentes del equipo ROCA.
Tranquilidad, de momento
La campaña de 2023 está siendo de momento más tranquila de lo habitual. El año pasado por estas fechas ya llevaban cinco o seis robos importantes , de más de 3.000 kilos de aceitunas y este no se ha producido ninguno. Temen que llegarán cuando comience a recogerse la aceituna destinada a aceite, que se prevé que se venda este año a precio de oro. Los agricultores opinan igual.
A José Ramón Blans le asaltaron el año pasado parte de su explotación de aceitunas, la misma zona en la que ha iniciado esta semana la recogida. «Entonces habíamos dejado esta parte para el final y, cuando llegamos, no solo se habían llevado todo sino que habían destrozado los árboles», se queja el productor de Acehuchal, que tiene 10 hectáreas de olivar. «Y si denuncias, luego puedes tener represalias. El campo no tiene puertas. Tú estás aquí por el día, pero por la noche no hay nadie y puede entrar quien quiera», lamenta el productor. «Aquí todo son problemas», agrega.
Dos de los agentes del dispositivo de esta semana hablan con José Ramón Blans, en uno de los olivares que recorrieron esa mañana. Carlos Gil
Esas puertas son las que tratan de colocar y entornar a través de la vigilancia de las distintas unidades de la Guardia Civil. Durante la campaña de la aceituna se organizan dispositivos específicos como el de esta semana en los que colaboran agentes de distintas unidades, incluido el helicóptero y los drones (no se usaron esta vez porque estaban en el dispositivo de la Feria de Zafra). Pero paralelamente a eso, «hay vigilancia ordinaria diaria», precisa el mando. Día y noche, porque es al caer el sol cuando más robos se producen aprovechando la oscuridad y que no haya actividad en las explotaciones.
La planificación de los dispositivos arranca antes del amanecer. Siempre hay una reunión previa en la que participan los jefes de las distintas unidades para acotar la zona en la que van a intervenir. En la de esta semana en Arroyo de San Serván están los de los ROCA, Seguridad Ciudadana, el comandante del puesto, el del escuadrón de Caballería, Seprona y el teniente encargado del dispositivo. Definen cómo se distribuirán los agentes sobre el plano y los cometidos para la vigilancia preventiva. «Pero si hay alguna incidencia se movilizan a la zona los demás integrantes», advierte el teniente.
Lo jefes de las distintas unidades que participan en el dispositivo se reúnen para organizar la jornada. CARLOS GIL
Los jefes organizan sus equipos y distribuyen a su gente sobre el terreno. Comienzan a adentrarse en los caminos . No se ve mucha actividad en el campo a pesar de que son más de las 10.00 horas. La campaña viene retrasada por la falta de lluvias y porque muchos están dejando la aceituna para almazara por el atractivo del precio. Paran en la finca de José Ramón Blans. Verifican los contratos de trabajo de la decena de jornaleros que tiene en el campo y cierran la charla con la advertencia que repiten a todos los productores: «Cualquier cosa que veáis, llamad al 062, no hagáis nada, no intervengáis y recordad cualquier detalle porque puede ser importante», le insiste el agente. Lo repetirá en varias ocasiones esa mañana.
Los primeros en llegar a la zona de olivos de la finca han sido los tres integrantes del escuadrón de caballería que participa en el operativo. Son dos jinetes y una amazona y los caballos han viajado en camión desde Almendralejo, donde están asentados. Desde allí los van desplazando para cada jornada de operativo.
También a caballo
«Son esenciales», asegura el teniente que lo coordina. Porque los caballos pueden acceder por zonas entre cultivos a las que no podrían llegar los coches; porque la posición elevada sobre el caballo da a los agentes un campo de visión más amplio ; y porque son mucho más silenciosos que un coche y por tanto más difíciles de detectar en caso de que se esté llevando a cabo alguna actividad ilícita, como un robo. «Cuando quieren verlos, ya están con los caballos encima», asegura.
-- «¿Puede abrir al maletero del coche?»
Uno de los agentes del dispositivo con el conductor del coche que llevaba en el maletero una espuerta con aceitunas de la explotación en la que está trabajando en la recogida. Carlos Gil
Pocos metros después de esa primera parada el dispositivo de la Guardia Civil se cruza por segunda vez con el mismo coche. Ha pasado en sentido contrario hace unos minutos y ahora se disponía a volver a una de las parcelas de olivos que hay en la zona. Le paran. El hombre que baja del vehículo explica que va de regreso a la finca en la que está trabajando en la recolección de la aceituna, y al abrir el portón trasero se ve una espuerta cargada de olivas. Habrá unos 17 kilos y por tanto el hombre no está obligado a llevar consigo el documento de trazabilidad, que solo se exige a partir de 25 kilos de fruto; pero los agentes deciden acompañarle a la explotación de la que dice proceder para corroborar con el dueño las explicaciones que les da: «Que ha cargado directamente en el coche lo que estaba recogiendo y que ha salido a hacer un recado».
Cándido Solano está arrancando también la recogida de la aceituna de verdeo y le queda un mes de actividad por delante. Se sorprende al ver a los agentes y no da importancia a la espuerta en el maletero de su trabajador, que vuelve a la faena. Sí que le sorprende que apenas se vean remolques en el campo, señal de que la recogida de la aceituna está en marcha. «Deben estar dejándolo para molino, pero es un riesgo porque ahí va a haber más movimiento», dice en alusión a los robos que se temen ahí ante el elevado precio que se espera.
De nuevo la despedida de los agentes viene precedida de la advertencia: «Ya sabe, cualquier cosa que vea...», le insisten. El hombre asiente mientras los agentes vuelven a su coche para seguir con las labores de vigilancia en el terreno. Observan cada vehículo con el que se cruzan por los caminos y también participan en otros controles fijos que se instalan en las carreteras y en los caminos, con el fin de atajar irregularidades. En el de este dispositivo no se registran incidencias. De hecho apenas hay movimiento.
Los operativos especiales se mueven según avanza la campaña. La clave está en los puestos de compra
Un vehículo cargado con fruto robado no suele ser difícil de detectar. «Son coches ordinarios y lo que hacen es retirar los asientos traseros y llenar todo el espacio con aceitunas», señalan los agentes. Acumulan tal peso, que la parte trasera del coche va hundida, pegada al suelo. Si les solicitan la documentación, no llevan ni un papel, de ahí que el decreto de trazabilidad se haya convertido en a herramienta clave en la lucha contra los robos. Según los datos de la Consejería de Agricultura, en la pasada campaña se produjeron 234 denuncias relacionadas con incumplimientos en la trazabilidad de las que 198 conllevaron sanción económica.
«Las inspecciones en los puntos de recogida son la clave», insisten los agentes. La documentación se puede exigir en cualquier momento y de hecho esa mañana lo han hecho en el olivar, durante el traslado y el puesto de compra; pero la vigilancia de los puestos es más intensa porque es más efectiva para detectar los robos que tener agentes en todos los caminos.
La aceituna tiene que acabar en esos puntos o en las cooperativas ; pero el control en estas últimas es más férreo porque conocen a todos los socios y hay un registro de las hectáreas que tiene y, por tanto, de la producción que pueden alcanzar. Por eso es en los puestos, que actúan como meros intermediarios, donde se estrecha el cerco con vigilancia exterior y control interior. Lo robado, irá allí y no a una cooperativa. «Si vemos algún vehículo sospechoso lo identificamos antes de llegar al puesto y luego hacemos una inspección en el puesto para corroborar la información», señalan del procedimiento de vigilancia que practican ya y que se moverá por toda la región a medida que avance la campaña. Queda el grueso aún por delante, al menos hasta marzo.
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