Es una de las bodegas con más historia de España y la más antigua de las islas Canarias. Su origen está fechado en 1775. El Grifo, ubicada en Lanzarote, consta de 40 hectáreas de terreno -de las cuales, 32 están plantadas de viñas y el resto son de lava volcánica sobre la cual se edificó la bodega y en la que se localizan los chabocos (los agujeros que esconden los antiguos viñedos de moscatel)-. Propiedad de los hermanos Juan José y Fermín Otamendi Rodríguez-Bethencourt, de origen Navarro, está inmersa en un ambicioso proceso de cambio: transformar todo el viñedo en cultivo ecológico. El objetivo está puesto en 2025, fecha que coincidirá con el 250 aniversario de la construcción de la bodega, que elabora 350.000 botellas anuales, cuya producción no se puede aumentar por las características de terreno. Reconvertir el viñedo en ecológico significa que todas las prácticas como el abonado, con productos fitosanitarios contra las plagas de la viña y la erradicación de malas hierbas , se ajustan a la legislación ecológica. Este plan obedece, según la enóloga de la bodega, Elisa Ludeña, a la responsabilidad que existe por parte de la propiedad en "cuanto al cuidado del suelo y de la biodiversidad y a la restricción del uso de productos químicos de síntesis". En este sentido, también apunta al uso de azufre como elemento natural para combatir plagas y enfermedades, así como el desarrollo de modelos predictivos, basados en la medición de la temperatura y la humedad para atajar enfermedades de la viña como el oidio y el mildiu, dos de las tres mayores afecciones fúngicas de la vid, a la que se le añade la botrytis. "Si aparecen te juegas la cosecha, te puede llevar a perdida la producción, por eso la predicción es clave para medir elementos como la humedad o la velocidad del viento", afirma la experta, que incide en la importancia de cuidar la fauna para el desarrollo de la viña. "Las mariquitas o los insectos ayudan a la vendimia". El cambio climático supone una amenaza real. Y El Grifo, al igual que resto de la isla, no es ajeno a la incertidumbre que se vislumbra ante un futuro incierto debido a la sequía y a las alteraciones meteorológicas . Es por ello que la bodega, prosigue Ludeña, se está adentrando a su vez en la llamada viticultura regenerativa, con el objetivo de impulsar un cambio de modelo en cuanto a la gestión de los viñedos, basado en el ciclo de carbono para regenerar el suelo y favorecer la biodiversidad. "Nuestro viñedo pasa sed, vive con 150 mm de agua al año. Es una viña heroica, por eso es importante que ayudemos a cuidar el suelo para que genere materia orgánica y pueda captar nutrientes", explica la enóloga. Otra de las medidas en prueba son las cubiertas vegetales, con líneas de cultivo de centeno, haba de monte o altramuz, y combinarlo con herbáceas como la alfalfa, con el fin de generar materia orgánica. De momento, hay en conversión 13,39 hectáreas, cuyo proceso finalizará en 2024, y desde diciembre de 2022 se han transformado 16,31 hectáreas. También se prestará ayuda a los viticultores colaboradores -Ludeña contabiliza 165, propietarios de pequeñas parcelas- para que se sumen a la citada transformación, con asesoramiento en trámites burocráticos, además de concertar con ellos un precio superior por su uva ecológica. De este modo, en los próximos dos años, El Grifo tendrá un cultivo completamente ecológico de 75 hectáreas , entre las propias y las de los agricultores con los que colaboran. "Hemos creado un equipo de trabajo para colaborar con nuestros viticultores, a los que mandamos alertas sobre las previsiones de una plaga o enfermedad. Les decimos, según la época, qué es aquello que puede proliferar, y les ayudamos". Se trata, puntualiza, de "traer al viticultor a este mundo de la ecología, a la vez que acompañarles en el cambio de rutinas, y eviten usar productos químicos gracias a nuestras previsiones y maduraciones". Con dos de los viticultores con los que trabajan en ecológico han lanzado tres referencias de vinos en esta categoría. Finca Ramón Malvasía Volcánica Ecológico 2022 es un vino ecológico blanco, sin sulfitos, parcelario de La Geria, cuya uva es cultivada en hoyos, y cuyo nombre rinde homenaje al propietario de la viña, Ramón Perera. Sale al mercado en edición limitada de 2.058 botellas. Del viñedo de este viticultor procede la uva listán negro, con la que se ha elaborado también Finca Ramón tinto, un vino ecológico del que apenas salen a la venta 641 botellas. Y la tercera referencia, Ancestral Ecológico Malvasía, procede de una única parcela de una hectárea plantada al norte de la isla con malvasía volcánica del viticultor José Domingo, con la que se elabora algo más de mil botellas. En El Grifo acometen otras acciones, por ejemplo, auditorías externas para conseguir certificaciones de buenas prácticas medioambientales, como la Producción Integrada y la ISO 14001. La primera es un sistema de control de la producción agrícola y del uso de materiales y procesos de producción, elaboración y transformación, sometiéndolos a criterios medioambientales, técnicos y económicos, con especial atención a posibles contaminantes y a la seguridad alimentaria. Asegura la trazabilidad del vino en todas sus fases. En lo que se refiere a la ISO 14001, es la norma internacional de sistemas de gestión ambiental (SGA), que ayuda a identificar, priorizar y gestionar los riesgos ambientales, como parte de sus prácticas de negocio habituales. Trata de minimizar los posibles impactos ambientales de la bodega, y de verificar el cumplimiento de la normativa vigente. Como la norma ISO 14001 requiere un compromiso con la mejora continua del SGA, el establecimiento de objetivos contribuye a un uso más eficiente de las materias primas y los residuos, ayudando así a reducir los costes. Además, se ha instalado una planta fotovoltaica para producir la energía eléctrica que se precisa a lo largo del año, excepto en tiempos de vendimia. También es nuevo el sistema de aerotermia que aprovecha la temperatura ambiental para convertirla en potencia térmica. Así, se puede calentar el agua hasta los 80º C que se precisan para la desinfección de las instalaciones de embotellado. Desde hace varios años, una estación depuradora de las aguas utilizadas en la bodega permite devolverlas a la naturaleza y facilitar la actividad biológica de ciertas bacterias y microorganismos que eliminan todos los elementos biodegradables del agua utilizada. El objetivo: proteger la viña ante todo tipo de amenazas.