Plantaciones de trigo en Suipacha, Argentina. Ricardo Ceppi El Gobierno de Jair Bolsonaro aumentó la cantidad de trigo que importa sin aranceles por fuera del Mercosur para atender a la demanda interna de Brasil, que consume entre cinco y seis millones de toneladas al año. La decisión ha generado protestas de los exportadores argentinos, los principales proveedores del cereal a Brasil. El Centro de Exportadores de Cereales de Argentina (CEC) ha rechazado la medida y ha declarado que deteriora las condiciones de acceso al mercado brasileño.
El Gobierno brasileño ha autorizado que, a partir de este mes, suba de 750.000 toneladas a 1,2 millones de toneladas el trigo importado sin el Arancel Externo Común (AEC) de 10% que deben pagar los países que no pertenecen al bloque. La cuota extra de 450.000 toneladas regirá hasta noviembre de este año y solo se activará cuando la actual se complete en un 85%.
La medida la ha tomado la Secretaría Ejecutiva de la Cámara de Comercio Exterior (Camex), vinculada al Ministerio de Economía, siguiendo la recomendación de la Asociación Brasileña de la Industria del Trigo (Abitrigo), que planteó dudas sobre la capacidad del país vecino de suministrar trigo hasta finales de año. "Los importadores y expertos, que monitorean el mercado, dudan que Argentina podrá suministrarnos lo que necesitamos hasta finales de año. Los argentinos han expandido mucho el mercado, han diversificado a otros países. También hubo un aumento de precios y el real se ha devaluado", afirma el embajador Rubens Barbosa, presidente de Abitrigo.
Barbosa también señala que el hecho de que Brasil dependa tanto de la importación del cereal aproximadamente el 60% del trigo que se consume proviene del extranjero aumenta la preocupación de la entidad. "El trigo es un elemento esencial en Brasil, y esta dependencia es una vulnerabilidad importante que tenemos. Como lo importamos casi todo de Argentina, cualquier falla allí puede provocar escasez aquí, puede faltar pan", dice.
En los últimos años, el país vecino ha suministrado, de media, un 90% del volumen de trigo importado por Brasil, que varía entre 5 y 6 millones de toneladas anuales. El año pasado, el porcentaje fue del 85%, correspondiente a 5,3 millones de toneladas de cereal.
El presidente de Abitrigo defiende que la medida se ha tomado por una cuestión de mercado y suministro. "No ha habido ninguna cuestión política o ideológica, porque el Gobierno de aquí sea diferente del de allá", añade. Según la Camex, el nuevo cupo debería tener un impacto positivo en la oferta del producto en Brasil y contribuir a reducir o contener posibles aumentos del precio del trigo.
Sin embargo, los exportadores argentinos garantizan que no hay riesgo de que falte trigo para Brasil. "Argentina está en condiciones de seguir abasteciendo la demanda de Brasil, como lo ha hecho durante años, especialmente ahora que se espera un aumento de la producción de trigo argentino, con la calidad panificadora que buscan", afirmó Andrés Alcaraz, gerente de Asuntos Públicos de la CEC. Según la organización, la producción argentina proveniente de la cosecha de 2019 fue de 19,5 millones de toneladas. Del total, se exportarán 12,5 millones, de los cuales unos 5,5 millones de toneladas serían para Brasil.
Luiz Fernando Pacheco, de T&F Consultoría Agroecômica, dice que el sector del trigo en Brasil no se toma en serio el discurso argentino de que todo está bajo control, porque difiere de los datos actuales del Ministerio de Agricultura argentino. "Argentina ha aumentado considerablemente la venta de trigo a otros países y su disponibilidad para nuevos negocios es pequeña, porque también necesitan abastecer el mercado interno. Y Brasil aún necesita 1,5 millones de toneladas [para completar su demanda interna]", dice.
Según datos del Ministerio de Agricultura de Argentina, de los 18,3 millones de toneladas disponibles, 14,9 millones ya han sido comprados por exportadores. "Lo que demuestra que no tienen suficiente trigo para abastecer el mercado interno, ya que los molinos argentinos necesitan unos 6 millones de toneladas. Tendrán que renegociar los contratos que vendieron al mercado exterior, el llamado washout , para mantener el país abastecido", dice.
Según Rubens Barbosa, de Abitrigo, si Argentina insiste en que tiene suficiente trigo, no debería preocuparse por la nueva medida. "Si los argentinos tienen trigo, deberíamos comprárselo, es la alternativa internacional más barata del mercado. Si no tienen, los molinos brasileños podrán recurrir a ese cupo adicional", concluye.